¡Luces, cámara… acción! Y comenzó el espectáculo. Porque eso es lo que ha sido, al completo y con mayúsculas. Walking Papers ha desbordado la sala 3 de Razzmatazz este 21 de septiembre en Barcelona, pese al ridículo e inmerecido número de asistentes al concierto, que además apenas conocían, en general, más de dos o tres canciones de su repertorio. Yo ninguna.
La curiosidad ha sido la razón principal que ha motivado a algunos a venir. Las ganas de saber cómo suena Walking Papers, banda fundada en 2012 en Seattle (Estados Unidos) por caras conocidas en el panorama musical: el guitarrista y cantautor Jefferson Angell, de Missionary Position y Post Stardom Depression, y el batería Barrett Martin, de Screaming Trees, a los que se unieron el teclista y segunda voz del grupo Benjamin Anderson, también de Missionary Position, y el mítico bajista Duff McKagan de Guns N’ Roses. Aunque agendas saturadas y compromisos profesionales han impedido a Martin y McKagan participar en la gira del segundo LP de la banda, WP2 (Loud & Proud, 2018), la idea continuaba siendo atractiva.
El combo formado por Jeff Angell, Anderson, Nate Daley (guitarra), Will Andrews (batería), Gregor Lothian (saxo) y Dan Spalding (bajo y cello) ha sido más que suficiente para dejar a algunos boquiabiertos y a los demás con sonrisas moviéndose de un lado al otro al ritmo de la música. La banda ha comenzado con This is how it ends y How it feels, mostrando su lado más blues con giros, claro está, de rock. Ha bastado con estas piezas de su repertorio más nuevo para poder apreciar la calidad vocal de Jeff. Y también para que el sombrero negro y redondo que llevan el cantante -que lo combina con unos pitillo negros Levi’s y un chaleco del mismo color- Lothian saxo en mano y Spalding con el cello nos recuerden a una banda de jazz de Chicago o Nueva Orleans cuando se lanzan con sus estilos más creativos.
“¿Todo bien?” Pregunta Jeff a un público que aplaude antes de dar paso a lo más rockero y cañero con Death on the lips, Hard to look away o Someboy else, todas del álbum WP2. “Es un honor poder tocar música para vosotros”, añade Jeff en algún momento de ese estado de frenesí. “Es un honor poder escucharos”, espero que pensara el público. Que valorara lo que parece fácil pero que es fruto de años en el mundo de la música, de una experiencia que los sitúa ahora en la categoría de artistas de primer nivel.
En el concierto de Walking Papers, cada componente ha tenido su momento, su solo. Como Anderson en la pausada I’ll stick around y en la bella The Butcher (Walking papers, 2013). La pasión emana de cada uno de ellos. Cierran los ojos, mueven sus manos, las deslizan suavemente en el instrumento, no importa a la velocidad que sea, para producir un sonido brillante; sacuden sus cabezas al ritmo de cada canción. Y después está Jeff, que mueve cada una de sus terminaciones. No puede dejar de hacerlo. Se acerca, se aleja, mueve los brazos con gracia. Da vueltas sobre sí mismo, interactúa con el público, que si ha sufrido en el concierto ha sido por el micrófono, convertido en otra parte del cantante, que lo maneja de mil maneras distintas mientras suenan piezas como King hooker o Into the truth (WP2).
La introspectiva Already dead, Your secret’s safe with me, ambas del primer álbum, y Leave me in the dark, del último trabajo, concluyen esta puesta de escena en Barcelona de rock del bueno, y qué rock, que consiguió a un público entregado con afán de superar los elogios y clamos de cualquier sala de conciertos con el doble o el triple de gente. Walking Papers han sido sublimes en su actuación, agradables y agradecidos con un público reducido en un ambiente familiar.






Autores de este artículo

Anna Martín

Miguel López Mallach
De la Generación X, también fui a EGB. Me ha tocado vivir la llegada del Walkman, CD, PC de sobremesa, entre otras cosas.
Perfeccionista, pero sobre todo, observador. Intentando buscar la creatividad y las emociones en cada encuadre.