La colaboración Piñata/Festival de Jazz de Barcelona sigue con sus buenos propósitos. Dywane Thomas Jr., alias MonoNeon, no era unos de los platos más digeribles del actual evento, pero, aun así, la organización se atrevió a programarlo.
El jazz-funk está teniendo cierto protagonismo en este anual y especial evento. Después del show de Ghost Note y antes de la llegada de Butcher Brown, el bajista y cantante (todo en orden de preponderancia), nacido en Memphis, regresó, casi dos años después, a Barcelona para ofrecernos sus últimas invenciones y alguno de los experimentos anteriores.
No fue un día agradable (la lluvia siempre es un inconveniente) en la capital catalana. Pero, incluso, con esa contrariedad, el singular artista (hablamos de apariencia, no de habilidades) congregó a un buen número de fans que celebraron sus innegables destrezas. Sin llenar La Paloma (no es cosa sencilla), el señor del calcetín en el mástil de su bajo (vean fotos) tiene el suficiente gancho y calidad para reunir a los amantes del funk; mejor denominarlo P-Funk.
MonoNeon arrancó de la mejor manera posible. Sus primeras descargas con la reciente Jerry Roll y Put On Earth For You (plato fuerte de 2022) nos hacían presagiar una gran noche; de hecho tampoco debemos quejarnos demasiado.
El virtuoso bajista es un compulsivo creador y quizá ese es su mayor vicio. En su muestrario abundan las creaciones de postín (la mayoría), pero también cuela algún traspié. No podemos comparar las dos piezas, anteriormente citadas, con Wish Our Party Would’ve Last (excesos psicodélicos del teclista Dominique Taplin), Basquiat & Skittles (Xavier Lynn se convirtió en un guitar killer) o la pesada Just Gettin’ High, Just Gettin’ By, curiosamente extraída del LP Supermane (2021), dónde también habita uno de sus grandes hits, Invisible, de la que sí hicieron una gran lectura.
Alejado del funk poderoso, estuvo muy certero en los medios tiempos Hot Cheetos y en Stereo, gran perla de su más reciente álbum.
El mayor mérito que le podemos atribuir es el respeto que muestra a sus máximos referentes (George Clinton, Morris Day o Prince) y ese descaro mostrado a la hora de querer modernizar un sonido terminante que nos ha subyugado, a unos cuantos, durante varias décadas. En ese sentido, cabe destacar la buena conjunción que mantuvo con el baterista Jackie Withmill, los dos llevaron la base rítmica con una energía explosiva.
En un final, sin bises, Tell Me That This Love Ain’t Real, Women, Water And Weed y Life Is A Glittery Factory subrayaron un espectáculo clarividente y muy bailable que, a pesar de los altibajos mentados, nos dejó satisfechos.
MonoNeon es un intérprete de una gran magnitud, pero le falta algo de empatía con el público (los gritados Thank You no son suficientes) y le sobra rigidez en escena. Un disfraz no lo consigue todo.
Autores de este artículo
Barracuda
Víctor Parreño
Me levanto, bebo café, trabajo haciendo fotos (en eventos corporativos, de producto... depende del día), me echo una siesta, trabajo haciendo fotos (en conciertos, en festivales... depende de la noche), duermo. Repeat. Me gustan los loops.