En las últimas semanas se han abierto varios debates relacionados con el plagio musical. Debates que han tenido en el centro de la diana a Quevedo y su Punto G, así como a Bizarrap y Shakira con la Bzrp Music Sessions, vol. 53 por sus grandes parecidos respecto a otras canciones. Pero estos no son más que dos nuevos añadidos que se suman a la larga lista de supuestos plagios que sigue dando pie a uno de los debates más antiguos que existen dentro de industria musical y que siempre genera la misma duda: ¿plagio o inspiración?
Si nos ceñimos al ámbito legal, se empieza a analizar una canción como presunto plagio musical cuando en esta hay siete compases musicales que se repiten respecto a otra obra. Pero, para ser considerado un plagio, una canción debe tener algunos elementos esenciales de la obra original, sin referenciarla en ningún momento, así como un cierto grado de similitud entre sus textos y partituras, pero con la premisa de que la pieza original debe de estar publicada, no puede ser inédita. Así pues, vamos a exponer las últimas canciones acusadas de plagio, Punto G y Bzrp Music Sessions, vol. 53.
Por un lado, Quevedo añadió al final de su canción el mismo estribillo que escribió Brytiago en 2016, sin referenciarlo en sus créditos. El artista puertorriqueño le acusó de plagiador después de, según él, intentar colaborar con el canario hasta en tres ocasiones. Y, por otro lado, la artista venezolana Briella publicó un vídeo con la gran similitud que existe entre la musicalidad del estribillo de su tema Solo tú y el de la colabo entre Shak y BZRP. Pero fue ella misma quien descartó el plagio, aunque sí que creía que podían haberse inspirado en su tema, ya que hacía unos meses que se había viralizado en TikTok.
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¿Cuál ha sido el resultado de ambas polémicas?
Quevedo ha tenido que cambiar totalmente esa parte de la canción mientras que la combinación latinoamericana no ha modificado ni una sola nota del tema.
Pero ¿podemos decir que Quevedo ha realizado exactamente un plagio? Pues sí y no. Sí porque, evidentemente, utiliza su mismo estribillo y no referenció a su creador. Y no porque, tal y como ha reconocido, él solamente quería realizar un homenaje a Brytiago por la influencia que había tenido en su música, por tanto, se trataba de inspiración. Aunque eso no exime el error que cometieron él y su equipo al no añadir a Brytiago en los créditos y no darle la parte que le correspondía.
Pero como el caso del canario hay muchos más. Sin irnos más lejos, en España encontramos dos temas que suman más de 200 millones de reproducciones en los que se parafrasea de forma explícita a Alejandro Sanz: Corazón sin vida de Aitana y Nunca estoy de C. Tangana (en el que también samplea a Rosario). La diferencia es que en ambos temas están referenciados dichos artistas, algo que en el caso de Punto G no ocurrió. Vemos que no es raro que ocurran este tipo de homenajes, y si vamos más atrás en el tiempo, encontraremos todavía más referencias dentro de las letras, pero ¿y en cuanto a la música?
Este es un tema todavía más complicado, por la complejidad que tiene el hecho de creer que se está creando algo totalmente nuevo dentro de una partitura. Ya que, en múltiples ocasiones, se ha creído estar haciendo algo totalmente original cuando lo único que se hacía era recrear con variaciones una melodía que se tenía en la memoria, pero que no se recordaba.
De ahí que Briella no considere que la sesión 53 es un plagio o que las demandas que acusaban a Ed Sheeran y Katy Perry de haber copiado los ritmos de sus temas Shape Of You y Dark Horse no llegasen a buen puerto, ya que se consideraban coincidencias dentro de las estructuras musicales de pop. Por lo tanto, catalogar una parecida estructura musical como plagio es mucho más arduo, ya que se puede haber llegado a esa melodía por pura casualidad.
Lo cierto es que hoy en día hacer un plagio parece una idea desorbitada, ya que en minutos cualquiera puede encontrar la pieza original y descubrirlo en redes sociales. Ese es el gran motivo que me hace dudar de que el plagio, actualmente, siga vigente. Pienso que los grandes artistas –y más cuando tienen a un equipo multinacional detrás– saben que es aquello que tienen que hacer si se han inspirado en otra canción para componer la suya propia; si no, solo tienen que mirar la amplia lista de créditos de Motomami, en el que ROSALÍA samplea a muchas de sus referencias.
Aunque creo que el foco de este debate debería modificarse, ya que se ha quedado atrás. Ya no es cosa de plagio o inspiración, porque estamos hablando de que cada día se publican más de sesenta mil canciones nuevas tan solo en Spotify. Por lo tanto, con una biblioteca musical que crece de forma exponencial es normal que, o bien los artistas se inspiren y homenajeen a otros para componer –como pasa en todas las artes–, o bien, de la casualidad de que dos (o más) estructuras musicales tengan una gran similitud. Por lo cual, pienso que el verdadero debate debería ser: ¿hay algo que no se haya inventado ya?
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