Todas las miradas están puestas en Rosalía desde que con El mal querer entendió que sky is the limit. Pero más aún con este nuevo disco. MOTOMAMI sería la consagración de una estrella o un salto en caída libre. ¿En que género lo clasificamos? No se puede. De bulerías a hyperpop, pasando por pasodobles, techno y siguiendo por baladas flamencas, de las que nos gustan. Un mix de sensaciones que como en CUUUUuuuuuute, empieza con una base de techno duro que de golpe fusiona con una balada a piano. Curioso que, en la era de los singles, todo el mundo haya estado tan pendiente de un disco. En Qualsevol Nit no iba a ser diferente: analizamos el nuevo disco de la ROSALÍA desde 4 perspectivas diferentes.

Andie Contreras
La cantidad de referencias que se esconden detrás de MOTOMAMI no són perceptibles en la primera ni incluso en la segunda escucha.
Si me preguntáis cómo me he sentido escuchando este disco, creo que lo tendría que escuchar varias veces más para poder responderos. La cantidad de referencias que se esconden detrás, no són perceptibles en la primera ni incluso en la segunda escucha. En esos detalles se esconde lo más bonito. ¿Sabíais que en Bulerías ella menciona quien son para ella sus referencias musicales? Manolo Caracol, Niña Pastori, José Mercè, Lil’ Kim, Tego y M.I.A. Quien la inspira, sea del género que sea, tiene un huequito en su corazón y en este álbum. ¿O que tiene un sobrino que se llama Genís al cual le dedica la canción G3 N15? Escrita en cuarentena y añorando a la família en momentos en los que la artista lo pasa mal, termina con un mensaje de su abuela en catalán: “penso que complicat que és el món en què s’ha ficat la Rosalía, però si ets feliç, jo també soc feliç”. Si metemos a las abuelas de por medio, se nos salta la lagrimita. Deberían ser eternas.
Puedes estar feliz, cansado, triste o enfadado, que este disco tiene canciones para cualquier estado de ánimo. Aunque en mi opinión hay demasiada experimentación y cambios de registro, creo que es toda una experiencia escucharlo. Sabes como lo empiezas pero no como lo vas a acabar.

Paula González
ROSALÍA ha vuelto para subir otro escalón inesperado y demostrar que se pasa por el forro las normas no escritas de la música. ¿Eso está mal? Para mí, en absoluto.
“Cuando el caballo entra a Troya, tú te confías y ardió”. En ese momento no sabíamos que Saoko nos estaba advirtiendo de lo que se venía. Todos hemos esperado impacientes y finalmente, hemos dejado que el disco entre en nuestras vidas –aunque no demasiado confiados– y en efecto, nos ha hecho arder, porque todos los que creíamos conocerla estábamos muy equivocados. ROSALÍA ha vuelto para subir otro escalón inesperado y demostrar que se pasa por el forro las normas no escritas de la música. ¿Eso está mal? Para mí, en absoluto. Dembow con referencias coreanas (BIZCOCHITO), reguetón fusionado con sonidos jazz (SAOKO) y letras sexuales impropias de las baladas a piano (HENTAI). Quizá el disco ha calado en mí por sus altibajos emocionales, ya que la catalana pasa de cantarle a la tristeza provocada por la añoranza a narrarnos una noche de fiesta con Tokischa. Aunque quizá me ha conquistado porque ha sabido mezclar todo lo que me gusta, no lo sé. MOTOMAMI es un cóctel de referencias disruptivas que puede ser digerido con mucho gusto, pero también puede sentar mal a más de uno. Es evidente que este álbum va a dividir al público, pero con SAKURA, la canción que cierra el disco, nos deja bien claro que se dedica a esto para romper con todo, y si haciéndolo se rompe ella, no pasa nada.

Júlia Palacín
Es justo esa idealización colectiva del pasado la que hace complicado valorar su nuevo disco sin herir sensibilidades.
Lo que más he valorado siempre de ROSALÍA es su voz limpia e impecable, cante el género que cante. La conocí a raíz de su colaboración con J Balvin con el tema Brillo y poco después llegó su boom con El mal querer. Ese álbum la convirtió en patrimonio nacional. Y con razón. Ahora, no obstante, es justo esa idealización colectiva del pasado la que hace complicado valorar su nuevo disco sin herir sensibilidades. Me explico: nadie quiere hacer una crítica destructiva a una artista que ha aportado tanta frescura en el panorama musical y, al mismo tiempo, nadie quiere ser injusto y dar los dieces a un trabajo por el mero hecho de ser de una artista ya consolidada. ¿Qué decir de MOTOMAMI? De momento, no me apasiona pero, en todo caso, valoro su atrevimiento a la hora de experimentar hacia sonidos distintos de los que esperábamos.

Paula Pérez
Para mi siempre seguirá siendo esa chica transgresora que honraba la tradición sin necesidad de ir con faralaes.
He escuchado muchas opiniones, demasiadas, sobre la música de ROSALÍA. Me quedo con que hace cinco años hizo que me interesara más por el flamenco gracias a sus interpretaciones con Refree. Y no sé si soy muy romántica o qué pero para mi siempre seguirá siendo esa chica transgresora que honraba la tradición sin necesidad de ir con faralaes. Por eso quizá cuando me encontré con MOTOMAMI de frente, la primera canción que escuché fue BULERÍAS. Ahí repite esa idea: “Soy igual de cantaora con un chándal de Versace que vestidita de bailaora”. Ya me relajé y dije, de acuerdo, será una estrella, se le habrá ido más o menos la olla con este nuevo disco, pero sigue siendo ella.

Mikel Agirre
Es más bien un abanico de canciones metidas dentro del mismo saco. Ahora bien, la parte buena es que todo el mundo tiene donde elegir.
Creo que MOTOMAMI va a ser un trabajo que va a gustar y triunfar, aun siendo imposible concebirlo como un todo, por los tumbos sin sentido entre reguetón-otro género-reguetón-otro género que da y que la mitad de sus letras no hay por dónde cogerlas. Es más bien un abanico de canciones metidas dentro del mismo saco. Ahora bien, la parte buena es que todo el mundo tiene donde elegir: quienes busquen algo de la época de Los Ángeles ahí tienen unos temas; las que quieran experimentación con raíces, también la encontrarán; y los que quieran su dosis fácil, pegadiza e instantánea de la semana… pues el disco está hecho para vosotros. Un muestrario bastante completo del universo ROSALÍA, que aunque esté enfocado a lo que está (me extraña la cantidad de gente sorprendida últimamente con este aspecto de su carrera, ¿estamos hablando de la misma artista?), es innegable que tiene su sello y talento impregnados. A pesar de la sobreproducción y lo poco que aporta el querer hacer de todo en 42 minutos, me atrevo a decir (siendo yo el primer sorprendido) que tanto a quien lo escuche una única vez como a quien lo tenga meses en bucle, este trabajo le va a hacer pasar un buen rato.
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