Este año un gran número de géneros están representados: desde el house y el garage (sí, has leído bien, garage) hasta el soul, pasando por la electrónica experimental, la música urbana, el trap o el techno emotivo.
Para guiar al público a través de esta amalgama de sonidos, los organizadores del festival han creado una playlist con lo mejor de cada casa, ofreciendo uno de los muchos viajes posibles a través de la oferta del Sónar de Día –y, todo sea dicho, ponernos los dientes largos–.
En la lista, artistas menos conocidos conviven con otros muy consagrados, como la personal mezcla y emotividad de Theo Parrish de afrobeat, house, techno, funk, jazz, electro y garage, uno de los favoritos del festival, para quien “el amor por la música debe ser la fuerza motriz de cualquier productor, intérprete o dj. Todo lo que hagas tiene que partir de este núcleo. Con ese amor, el sampling puede convertirse en un homenaje, y de la misma manera, si sigues esa filosofía de una manera abierta y respetuosa, puedes transformar el hecho de pinchar en un acto espiritual”, como él mismo explicó.
Los autóctonos Bad Gyal, reina del dancehall nacional que acaba de firmar con Interscope y Universal Music; y Cecilio G, ¿enfant terrible? de la escena trap de nuestro país, de quien las salidas de tono, idas de olla y trap eternamente semiprofesional son marca de la casa (puedes leer sobre su actuación en el Cara·B).
El reguetón de La Diabla y la jovencísima ex-trapera centrada en nuevo pop urbano Aleesha también forman parte del (interesantísimo) elenco nacional, así como Lil Moss –también conocido como Le Petit Brioche– uno de los personajes más queridos y admirados de la escena trapera, tanto por el público como por sus compañeros artistas, cuyo carácter afable, abierto y reposado resulta una anomalía en una movida llena de egos y luchas para demostrar quien es el (o la) más cool del momento. Otros artistas con origen en el hip hop y lamúsicaurbana son Muqata’a, conocido como el padrino del hip hop en la escena de Ramallah; o el rapero irlandés Rejjie Snow.
En el Sónar de Día también habrá synth pop en sus diferentes vertientes: el de Sevdaliza; el de Perel en clave synth-pop-punk; o en clave dream pop y synth wave de los barceloneses Desert + Desilence. La dosis de dubstep la aporta Nocturnal Sunshine.
A la música le gusta fusionar. Una de las más locas es la de Glassforms, proyecto que une una de las figuras más revitalizadoras de la música clásica de los últimos tiempos, el pianista de Iowa Bruce Brubaker, al productor de techno Max Cooper. El proyecto multidisciplinar de Holly Herndon de IA para la generación de sonido, procesamiento vocal y manipulación visual también promete mucho; así como el reincidente en el Sónar Arca, cuyo inclasificable amalgama de sonidos ambiguos macerada durante años en el underground neoyorquino genera unos shows apabullantes con unas puestas en escena de tintes casi religiosos, metiendo al espectador en orgías paganas en las que la reivindicación de la sexualidad lo es todo.
En las propuestas de Ross from Friends, Daphni, LAO o 700 bliss se mezclan géneros tan variopintos como el funk, pop, beats, baile, garage, samples, soul, techno, música folklórica, cumbia, noise, rap, dub, grime, techno industrial, afrofuturismo, ambient y house psicodélico. Podemos esperar de todo de estos artistas.
Sin por supuesto olvidarnos de el popular Erol Alkan, otro de los nombres grandes del Sónar de Día, DJ y productor de ascendencia turca más famoso del planeta clubber, y que sabe maridar como nadie, tanto en el estudio como en la pista, el sonido indie de guitarras con la electrónica de largo alcance.
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