Costó, pero por fin se hizo realidad. Después de cancelar el que iba a ser uno de sus primeros conciertos a principios de 2021 y reprogamarlo un año más tarde para irremediablemente cancelarlo de nuevo (por razones obvias que no merecen la pena comentar), Porridge Radio, una de las bandas de la nueva hornada indie británica que más expectativas habían causado, se resistía a tocar en Barcelona.
Uno en ese momento y si contaba con abono para el Primavera Sound de este año pudo pensar que el chasco realmente no era para tanto, pues habían sido también confirmados para esa edición del festival, pero la mala suerte acabó chafando también esta nueva oportunidad. El concierto se realizó, pero solo con Dana Margolin, principal compositora del grupo, defendiendo su repertorio sin el apoyo de su banda, sola con su voz y guitarra. Tocó Porridge Radio (la esencia), pero tendríamos que esperar algo más para poder ver a Porridge Radio (el grupo).
El pasado martes en La [2] de la barcelonesa Apolo finalmente, ocurrió lo que parecía ya un milagro y el cuarteto formado además de Margolin, por Sam Yardley (batería), Georgie Stott (teclados) y Maddie Ryall (bajo) se subió al escenario. Con tanto tiempo pasado entre medias a Porridge Radio les ha dado hasta para renovar el disco que venían a presentar, Waterslide, Diving Board, Ladder to the Sky (Secretly Canadian, 2022).
Mientras sonaba por los altavoces Gasolina de Daddy Yankee (elección sorprendente pero definitivamente efectiva para ganarse al público) y a la cuenta de “uno, dos, tres, cuatro” el tema Give/Take dio comienzo al concierto. Una primera canción sacada de su anterior disco Every Bad (Secretly Canadian, 2020) y que sirve como representación perfecta de lo que Porridge Radio puede ofrecer: un indie rock sin excesos, de estructuras minimalistas, con la repetición como sello característico.
Mientras las letras melancólicas de Margolin son cantadas en bucle como un mantra, la emoción con las que se transmiten aumenta hasta llegar a una catarsis. Del “I don’t want to go back” de End of the Last Year al “I dont’t wanna be loved” de Birthday Party o el “Thank you for making me happy” de Born Confused, que sorprendentemente no sonó anoche. De hecho, casi todo el protagonismo de una setlist bastante breve se lo llevó casi por completo su último disco, quedándose Every Bad, con una representación bastante menguada, tan solo tres canciones (cuatro si contamos 7 Seconds, single lanzado en 2020 pero no incluido en el álbum).
En otro momento de clímax del concierto, durante el tema U Can Be Happy If U Want To Margolin bajó con el público para gritar en conjunto otro de sus mantras, un insistente “back, and back, and back again”, el culmen de una canción sobre la imposibilidad de eliminar de tu mente a alguien, de conseguir separarse.
El bis dio comienzo con una minimalista cover de Man of Oil, de Animal Collective, interpretada por Margolin y Stott, despojada de los elementos más psicodélicos de la original para llevarla a su terreno. Y como cierre definitivo Sweet, una última concesión a los fans de Every Bad.
Margolin y su banda abandonaron el escenario mientras sonaba de fondo Ponyboy de SOPHIE (otra elección musical impagable) habiendo cumplido por fin la misión de tocar en Barcelona y de dar a sus fans un concierto impagabl







Autores de este artículo

Miguel Lomana

Marina Tomàs
Tiene mucho de aventura la fotografía. Supongo que por eso me gusta. Y, aunque parezca un poco contradictorio, me proporciona un lugar en el mundo, un techo, un refugio. Y eso, para alguien de naturaleza más bien soñadora como yo, no está nada mal.