Se apagó el rugido de la leona. Tina Turner nos ha dejado. La reina, la única, la mejor. Con ella rompieron el molde. A los 83 años ha muerto una de las grandes figuras, no solo del rock, sino de la música en general. Anna Mae Bullock, que así se llamaba, ha grabado su nombre en oro a lo largo de su carrera en innumerables ocasiones. No hay otra como ella. Probablemente nunca la habrá. Tina tiene un lugar especial en mi corazón, ella fue la protagonista de la portada de mi primer libro, porque ella es el rock.
Tina Turner era un terremoto sobre el escenario. Sus actuaciones eran explosivas. Pocas cantantes eran capaces de expresarse como ella. Sobre el escenario era una leona. Una mujer dueña de su cuerpo y que no tenía ningún miedo a expresarse. Una showwoman, una artista nacida para subirse a un escenario y brillar con luz propia.
Nacida en Nutbush, Tennessee, aquella a la que le dedicó su famosa Nutbush City Limits, Anna Mae empezó a cantar siendo adolescente en el coro de su iglesia. Su infancia no fue fácil, sus padres se separaron, su madre las abandonó y tuvieron que buscarse la vida ella y su hermana Alline. Fue precisamente su hermana, que frecuentaba los locales de R&B de la ciudad donde vivían, la que llevó a Anna Mae a ver a uno de sus grupos favoritos The Rhythm Kings, liderados por Ike Turner. Aquello cambió su vida para siempre, para lo bueno y para lo malo.
Aunque Ike pasó de ella al principio, Anna Mae superó su timidez (¿¿Tina tímida?? Pues sí, hasta las leonas pueden serlo) y le demostró que valía su peso en oro. Tras pedirle que le hiciera una audición en repetidas ocasiones y este negarse, Anna Mae se subió a cantar en uno de los intermedios de la banda en un concierto. Sin preguntar. No le hacía falta. A la mierda la timidez, ella tenía un sueño y lo iba a conseguir. El escenario la llamaba. El shock fue tal que Ike la contrató de inmediato. Así nació Tina Turner.
Junto a Ike Turner alcanzaría la fama, pero también uno de los momentos más oscuros de su vida. Ike Turner era un maltratador despiadado que le hizo la vida imposible. Solo cuando grabó en solitario con Phil Spector la preciosa River Deep, Mountain High sintió Tina que era libre. Le harían falta unos cuantos años para librarse de aquel yugo. Años de maltrato, pero también de éxitos. De girar con los Stones. De la fama. Una fama que le dio la espalda cuando decidió dejar a su marido. Sola y sin un centavo de los muchos que le había hecho ganar a Ike y a la industria musical, tuvo que actuar durante casi una década en antros de mala muerte para ganarse la vida. ¡Ah, pero que dulce venganza volver y convertirse en la reina! ¿Verdad?
La leona resurgió de sus cenizas en los ochenta. Porque Tina era mucha Tina y el destino no podía dejar de lado ese talento inmenso que tenía. Y volvió para convertirse en una de las mayores estrellas del rock mundial. Dejando al mundo boquiabierto. Primero, gracias a su trabajo con Heaven 17 grabando dos versiones que la llevarían de nuevo a copar las listas el Ball of Confusion de los Temptations y el Let’s Stay Together de Al Green. Capitol firmó a Tina con reticencias, imaginaros. Aunque al final se rindieron a la evidencia. La reina había vuelto y se iba a comer el mundo.
En 1984 publicaba Private Dancer y el resto es historia de la música. Un disco que vendió más de diez millones de copias y llegó al número 3 de las listas, ganando Grammys. Claro que sí. Eso sí que fue un comeback de órdago. El single What’s Love Got to Do With It fue número 1, uno de muchos que vinieron. Luego llego el cine con Mad Max 3 y su mítico papel de Tía Ama, la reina de la Cúpula del Trueno. Cantó en su banda sonora aquel mítico We Don’t Need Another Hero. Y después llegó su autobiografía Yo, Tina donde se abría en canal para descubrirnos lo que sufrió junto a Ike Turner. Un libro que llevaría a la pantalla magistralmente Angela Bassett ganando un Óscar a la mejor actriz. Le siguieron muchos discos, giras y actuaciones míticas, hasta que se retiró de los escenarios en 2008, cuando cumplía 50 años de carrera.
Tina Turner vivía retirada de la música en Suiza. Su voz se ha apagado, pero nos deja un legado impresionante. Su música y su fuego en el cuerpo, ese que la hacía convertirse en una diosa brutal y desaforada en el escenario, la han hecho inmortal. Tina siempre será Tina, la leona del rock. Simplemente, la mejor.
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