2005 fue el año en el que Weezer empezaron a ser vistos como una broma durante una gran parte de su carrera. No era la primera vez que su reputación sufría un duro golpe. Su segundo álbum, el brutalmente confesional Pinkerton (1996) fue tan vapuleado en su momento como reivindicado por sus fans a posteriori. No fue el caso de Make Believe (2005), disco con el que a la vez que conquistaban un éxito comercial sin precedentes se enfrentaron al mayor rechazo de su carrera por parte de críticos (ahí está el durísimo 0,4 de Pitchfork, biblia de lo ‘cool’ por aquel entonces). Esta vez sí, de una legión de seguidores alienados, que no entendían dónde había ido a parar ese pop de guitarras emocional y catártico.
Visto desde el ahora, el destrozo al que se vio sujeto Make Believe parece algo exagerado, pero sin duda marcó el inicio de un tedioso ciclo de trabajos mediocres y promesas insatisfechas. Solo roto por algunos singles acertados y por el breve periodo entre 2014 y 2016 en el que el grupo pareció recuperar sus cabezas. Pero si bien esa es la historia oficial del grupo, no es la historia completa.
Para ello debemos adentrarnos en el vasto mundo de descartes, demos, sesiones de grabación y proyectos inacabados de la banda para entender el trabajo incansable de su líder Rivers Cuomo. Para imaginar otras versiones posibles de los acontecimientos, una carrera distinta para Weezer.
Discos imaginarios, agujeros negros y caras B
Tal vez nacido de la frustración y la decepción que conlleva seguir a esta banda, muchos fans de Weezer han puesto un impresionante esfuerzo en indagar y recuperar todo tipo de material extraoficial de la banda. Trazando toda una historia paralela recopilada en lugares como la Weezerpedia (algo que os juro que no me acabo de inventar) o el canal de YouTube Weezer B-Sides.
De este trabajo de investigación colectivo va surgiendo, a través de enlaces de descarga y vídeos en YouTube, lo que podríamos llamar una discografía no oficial o imaginada por los fans. Uno de sus ejemplos más conocidos es Songs From the Black Hole, una suerte de ópera rock que Rivers Cuomo empezó a desarrollar a finales de 1994 tras el enorme éxito de The Blue Album. Este se descartó en favor de lo que acabaría siendo Pinkerton, reconstruido por fans a través de caras b, filtraciones y demos publicadas por Cuomo.
Otros ejemplos, las Summer Songs 2000, unas crudas sesiones de grabación que acabaron deviniendo enThe Green Album (2001) y Maladroit (2002) y que mucha gente prefiere a estos discos. O Ecce Homo, una versión de corte existencialista y religioso de Everything Will Be Alright In the End (2014).
Yendo un paso más allá podemos encontrarnos con cosas como Zerwee, un proyecto del músico/youtuber Billy Cobb que, cansado de esperar un disco nuevo del grupo, decidió grabar el suyo propio, imitando su sonido hasta un punto casi paródico.
Quizás la reacción más curiosa ante todo esto ha sido la del propio Rivers Cuomo, que ha decidido alimentar esta vorágine en la que puedes perderte durante varios días encontrando material. Desde su página oficial, Cuomo creó a finales del pasado año Mister Rivers y Neighborhood, una especie de club de fans en el que por menos de 10 dólares puedes comprar packs con cientos de grabaciones del grupo de distintas épocas. Incluso las sesiones de Ableton de algunas canciones para hacer lo que el comprador quiera con ellas.
Uno puede suponer que esta es la manera de Cuomo de admitir que tal vez la discografía del grupo podría haber sido algo mejor en otras circunstancias.
Uno puede suponer que esta es la manera de Cuomo de admitir que tal vez la discografía del grupo podría haber sido algo mejor en otras circunstancias. También de hacer ver que Weezer en el fondo se debe a sus fans como otros pocos grupos pueden decir. A pesar de ser una relación de amor-odio que se remonta a aquel dichoso Pinkerton, favorito de muchos pero traumático para Cuomo, quién ha renegado y se ha reconciliado con ese álbum incontables ocasiones.
Y es que nunca lo tuvieron fácil para superar dos trabajos tan perfectos e importantes y nostálgicos para muchos (entre los que me incluyo) como fueron su Blue Album y el mencionado Pinkerton. Probablemente, más de 25 años entrados en su carrera, nunca lo lleguen a hacer. Tan solo aprender a vivir con ese pasado irreplicable y esperar que sus fans hagan lo mismo con el futuro de la banda.
Ahora, con el lanzamiento de su próximo Van Weezer en el horizonte y tras haberse ganado de nuevo el favor de la crítica con OK Human, Weezer parece abrir un nuevo periodo de gracia a nivel compositivo, o eso queremos creer algunos. Para sorpresa de nadie, apenas semanas han hecho falta para que alguien haya hecho su propia versión de este último disco. Eliminando los arreglos orquestales integrales en el sonido del álbum y sustituyéndolos por las densas guitarras de sus principios. Al fin y al cabo, ¿por qué imaginar lo que podría haber sido cuando puedes hacerlo realidad?
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