‘Junta las manos y las separa, junta las manos y las separa’… Desde que Rosalía presentó en primicia total su nuevo disco El mal querer (Sony, 2018) en el Sónar no me he quitado ese estribillo de la cabeza. De vez en cuando volvía a mi. Recordaba ese mágico momento cordeles arriba y abajo encima del escenario. Y desde el día 2 por fin pude escuchar esa canción. Hablo de Bagdad, capítulo 7: liturgia. Y la escuché. Caray si la escuché. Lleva cinco días sonando en bucle, si no es en Spotify es en mi cabeza.
I ja n’hi ha prou.
Entro en Facebook y allí está ella. Una noticia, otra noticia, un artículo, gato, otro artículo, un amigo, otro amigo… Instagram es sinónimo de Rosalía. Está en todos los stories. ¡Incluso en los míos! ¿Cómo ha ocurrido esto? Y ahora se comenta que no le vale con haber conquistado los medios y las redes, sino que incluso estará en nuestra piel: “Rosalía ficha por Inditex y crea una colección de ropa junto a Pull&Bear”, en El País.
A ver. Claro que me alegro de su éxito. Me encanta. Pero hay una vocecilla en mi cabeza que me dice ‘eh… no’. Porque todos sabemos qué ocurre cuando las masas te aman… Que te conviertes en mainstream. Pero mainstream en plan mal. En plan Justin Bieber. Y como me gusta tanto Rosalía no quiero que pierda su incuestionable arte, su gran talento y su loquísima creatividad por culpa del sistema. “El mundo tiene dientes, está hambriento y no distingue: se trata todo lo que encuentre”. Escuché esta frase en el nuevo hit de Netflix, The haunting of Hill House. Y creo que resume bien lo peligrosa que es la máquina de hacer billetes del capitalismo. “Entra d’estiu, surt de tardor”, dice la nueva campaña de un centro comercial. En la rueda capitalista entras feliz y sales trastornado.
Basta ya de hablar de Rosalía porque no quiero acabar aborreciéndola de tanto que la he visto y escuchado en todas partes.
Lo que quiero decir con todo esto es que cuando un globo se expande y se expande tanto y tan rápido… Explota. Por eso ya no veo Operación triunfo, por ejemplo, porque se le dio tanto pero TANTÍSIMO bombo que me rayó. Y de true love pasó a pereza máxima. Y digo que basta ya de hablar de Rosalía porque no quiero que ella se convierta en pereza máxima y acabar aborreciéndola de tanto que la he visto y escuchado en todas partes.
Pero no todo es negativo. También creo que Rosalía tiene la suficiente fuerza – lo ha demostrado y estoy segura de que lo seguirá haciendo – como para resistirse a gigantes. Es poderosa y está empoderada. Es valiente, férrea y tenaz. Pero a la vez espontánea, natural y sencilla. La amamos por eso. Decían por ahí que es “la nueva estrella de los millennials esos”. Pues sí. ¿Qué pasa?
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2 comentarios en «Nadie más fan que yo, pero ya basta con Rosalía»
Anda que… quejarte de que se habla mucho de ella haciendo un artículo para hablar de ella… tela. Y lo del concepto “mainstream = malo” es un poco de parvulario ya en 2018
Hola Pedro, gracias por tu comentario.
A ver, que mainstream no es malo per se. Yo escucho mucho mainstream y me encanta. Y me gusta que Rosalía tenga tanto éxito, me alegro mucho por ella 🙂
Lo único que digo es que ahora mismo está en todas partes :O Y su música debe consumirse con moderación jaja
Tengo miedo de que me deje de gustar por culpa de verla y escucharla todo el día non stop. ¡Ella misma lo dice!’El mal querer’. Está pasando que de tanto quererla nos estamos atiborrando de Rosalía y acabaremos empachados sin querer saber nada más de ella.