Los que hemos superado los cincuenta, pertenecemos a una generación en la que tanto el rap / hip hop o la dub poetry, se regían por unos parámetros musicales muy distintos a los actuales. El funk o el jazz eran los proveedores de los ritmos que acompañaban los versos rebeldes de artistas como Grand Master Flash o Jungle Brothers, mientras que el dub aportaba calor a los discursos punzantes de Linton Kwesi Johnson, Michael Smith o Mutabaruka, por citar a tres estrellas del spoken word jamaicano. La dureza de las poesías no ha variado excesivamente pasado el tiempo, pero sí los ‘samplers’ utilizados, mucho más toscos que los antiguos y reducidos casi al minimalismo como en el caso que nos ocupa.
Con el cambio, el baile debería haber dado paso a la profunda reflexión y éste ha llegado de donde menos se esperaba. Sin que deba servir de precedente, uno de los mejores y más sensatos discursos encontrados en la actualidad dentro del género hip hop nos lo trae una joven de treinta y tres años, rubia e inglesa, llamada Kate Esther Calvert conocida por todos con el nombre de Kate Tempest. Ver para creer. Como si quisiera abrazar de nuevo a los renacentistas, nuestra estrella es poeta, dramaturga y rapera. Su idolatría hace que el binomio tan extraño compuesto por el grupo Wu-Tang Clan y el poeta británico William Blake (que vivió a caballo entre los siglos XVIII y XIX), o el innegable interés social de sus textos, haya ocasionado tal admiración que la ha convertido en faro de la intelectualidad e icono queer, llenando salas allí donde se presenta. La [2] de Apolo fue testigo de otro exitoso ritual colgando el cartel de sold out en la entrada del recinto. Se lo contamos.
La británica siempre cuida sus actuaciones con mimo. Contaba en una entrevista que antes de pisar tablas siempre enciende una vela en el camerino, la concentración parece indispensable para dar lo mejor de sí misma y recitar con pasión y entrega esas historias comprometidas, a menudo tristes, henchidas de una imprescindible esperanza. Su cuerpo necesita revitalizarse antes de actuar. El vate debe compartir emociones, la lectura simplista es estéril.
Kate Tempest se acompañó únicamente de una dj para dar sonoridad a su alegato. No pondremos en entredicho el conocimiento del inglés de la audiencia, pero se nos antoja difícil que comprendieran cada una de las palabras pronunciadas. Los versos de Europe is lost, son sencillos de entender y casi anulan el acompañamiento rítmico (los académicos ayudan); aun siendo un hándicap, la buena dicción de la cantante obró decisivamente facilitando la comprensión. La frase “Drinking in the train is my ghost”, no parece un mal ejemplo, locuciones cortas con sentido inmenso, definitivas.
Es probable que, en un futuro, no muy lejano, nadie recuerde una canción concreta de Kate Tempest, sin embargo, constituirá un tesoro recordar esos versos y la velocidad con que los transmite. Su plan consiste en hablar rítmicamente. Confiesa que ni canta ni rapea, tomen como modelo All the humans too late, pieza correspondiente a su última producción junto a Dan Carey, The book of traps and lessons (Republic Records, 2019). En ella construye su edificio, el de contar historias sin embadurnarse de ningún estilo en concreto. Habla a veces indómita (Circles), otras suavemente (Firesmoke) las dos velocidades no colisionan, se complementan.
Kate presentó su show con dos partes bien diferenciadas: en la inicial (más enérgica) interpretó piezas de sus primeras grabaciones, y en la segunda utilizó únicamente canciones del conceptual, lento, y enigmático último disco. Ritmo para comenzar y penetración para finalizar, el mundo al revés. O quizá no tanto. Los episodios se compaginaron perfectamente, configurando un mundo unísono sin estrías. Confluencia exploradora en busca de un único concepto.
Kate Tempest es una estrella que agrupa tanto seguidores del hip hop como aduladores de la modernidad (llámenseles hípsters o cómo les guste). Si eso sucede es debido a su capacidad de aunar con certeza cultura añeja, arte conceptual, sentido musical y un par de ovarios. Sin esa facultad sería imposible proyectar una agitación difícil de concebir.
Kate Tempest asegura que, en lugar de progresar, vamos en regresión, no se equivoca. Dependemos de ellas, háganles caso.
Europe is lost, America lost. Still we are clamoring victory. All that is meaningless rules. We have learned nothing from history
Europe is lost, Kate Tempest




Autores de este artículo
