Publicado originalmente en mayo de 2021
Reconozco que no soy una gran fan de Britney Spears, ni siquiera soy fan, pero su música estaba ahí. Sonaba en todas partes, sus vídeos inundaban la televisión. Era una de las grandes. Vivimos sus éxitos, su vida, su caída. Todo el mundo fue testigo. ¿Qué le pasó a Britney? ¿Qué le pasa a una mujer que de la noche al día se convierte en una estrella mundial? Desde que el movimiento Free Britney se puso en marcha, la artista ha vuelto a estar de actualidad, aunque retirada de los escenarios desde 2019. Gracias a este movimiento creado por fans ha salido a la luz lo terrible de su situación. Así que tenía curiosidad por ver documental Framing Britney Spears que ha realizado el New York Times sobre la artista. Os recomiendo que lo veáis tanto si os gusta Britney como si no, lo podéis ver en Movistar.
Britney lleva 13 años bajo la tutela personal y económica de su padre, un hombre que nunca formó parte de su vida como artista, salvo cuando hubo que “salvarla” y hacerse cargo de un patrimonio, que a día de hoy sigue generando millones de dólares. A pesar de que como decía, Britney no graba o actúa desde 2019. Se dice que es la manera que tiene la artista de librar la batalla por su tutela contra su padre. El documental recoge el testimonio de muchas personas de su entorno, desde asistentes personales, ejecutivos, managers, abogados especializados en tutelas, amigas personales… Un completo documental en el que se plantea una pregunta. ¿Cómo es que una mujer adulta que sigue haciendo ganar millones a mucha gente no puede decidir qué hacer con su propia vida?
En 1998 …Baby One More Time catapultaba a la fama a una adolescente que se había criado en concursos de talentos y programas de Disney. Su madre siempre a su lado. El boom explotaba y se convertía en la princesa del pop, una máquina de hacer dinero a espuertas. Britney era el objetivo número uno de los paparazis que empezaron a perseguirla, los medios de comunicación parecían obsesionados con ella. Se sometió a Britney Spears a un escrutinio público que pocas personas aguantarían en una situación normal, menos durante un doloroso divorcio o la pérdida de la custodia de sus propios hijos. La novia de América se convertía en la mala chica, la mala madre, la mala mujer. La que le había roto el corazón a Justin Timberlake.
Poco importaban los sentimientos de la persona que había detrás. Solo cuanto pagarían por la siguiente foto de Britney. Cualquier persona en su sano juicio lo habría vivido como un suplicio. Britney no aguantó. Era juzgada por activa y por pasiva. Era una mujer, claro. Justin, pobrecito, era el santo e hizo escarnio de ello delante de todo el mundo con sus jocosas bromas, con sus vídeos acusatorios como en Cry Me A River. A él se le alabó. Era un hombre, claro. Uno que, por cierto, ha pedido perdón públicamente a Britney por como se comportó con ella. A buenas horas.
Mientras veía el documental, no paraba de pensar algo que uno de los testimonios menciona, si Britney hubiera sido un hombre, no la hubieran tratado como a ella la trataron. No la hubieran destrozado de la manera que lo hicieron. Si hubiera sido un hombre tampoco estaría en una tutela como la que ella está sufriendo en estos momentos. Desde el principio Britney no se negó a tener una tutela, lo que nunca quiso fue que su padre tuviera ese control sobre ella, su vida y su carrera, su dinero. El hombre se ha puesto un sueldo millonario por “cuidar de su hija”. Porque según su padre, no era capaz de hacerse cargo de sí misma o su dinero, pero sí que estaba capacitada para seguir grabando discos, haciendo giras, grabando anuncios y seguir produciendo suculentos beneficios. Britney era la gallina de los huevos de oro. No la podemos matar, así que encerrémosla, debieron pensar.
En ningún momento en esos años en los que Britney sufrió sus problemas mentales se habló de ello. No se la trataba como a una persona enferma, sino como un blanco al que disparar, una persona a la que juzgar día sí y día también, una mujer de la que reírse y sacar beneficios millonarios mientras lo hacían. Una muñeca rota, comentaba un conocido. Sí, pero no sé rompió sola. La rompieron entre todas las personas que la juzgaron de diferente manera por hacer lo mismo que hacían los hombres. Salir de fiesta, por ejemplo, algo que ellos pueden hacer sin problema, ya que seguirán siendo aclamados como los machotes que son. En cambio, una persona que estaba al borde del abismo, que estaba claro que necesitaba ayuda, fue abordada, perseguida, asediada y acosada. Día a día en su vida personal, en los programas de televisión, en las entrevistas, en los diarios. Ver a otra mujer entrevistándola y preguntándole “¿Qué le hiciste al pobre Justin?”, revuelve las tripas. La culpa siempre es de la mujer, ¿verdad? Otra prueba más del asco que da esta sociedad.
Este es un documental muy necesario. Para muchas personas, seguramente descubrirá una realidad que desconocían por completo. Denuncia muchas cosas más a parte de la terrible situación que sigue viviendo actualmente Britney Spears. Denuncia el machismo que sigue persiguiendo a las mujeres. Incluso hoy. Mirad cómo trató la prensa y la sociedad a Miley Cyrus cuando se cansó de ser Hanna Montana. Está claro que hay mucho que cambiar. Un primer paso es denunciarlo. Hablar de ello. Dar a conocer esa historia que no nos contaban. La que se esconde detrás de los grandes titulares millonarios. La historia de la persona que hay detrás del nombre. Free Britney.
Imagen de portada © Felicia Culotta
Autora de este artículo