8321 kilómetros es la distancia que separa Mali de Alabama (EE. UU.), sin embargo, gracias al amor y a la música, las esencias de Amadou et Mariam y Blind Boys Of Alabama están pegadas, son una sola.
Las dos formaciones tienen más cosas en común: comenzaron su actividad artística en centros para invidentes; han logrado fama mundial por esfuerzo y calidad, sin que nadie les haya regalado nada. Sus estilos musicales también resultan colindantes, quien piense lo contrario puede viajar a los orígenes de la música negra, encontrará la luz verdadera.
Comprobar estas semejanzas o ver en directo a tales figuras (reunión inédita en nuestras tierras) fue motivo suficiente para que el público, tanto de Badalona como foráneo, se volcase y llenara a rebosar el encantador Teatre Zorrilla.
Justo antes de comenzar, la organización advirtió que uno de los integrantes de los Blind Boys (concretamente Jimmy Carter) no podría comparecer debido a una indisposición de última hora. Este desgraciado hecho disminuyó las prestaciones vocales del grupo privándonos del carisma del veterano Carter (84 años), aunque sin afectar ostensiblemente el rendimiento global, las ganas de complacer eliminaron dicho contratiempo.
Góspel, blues y afro-pop en perfecta armonía
El espectáculo estuvo dividido en varios tramos donde los protagonistas se alternaron, sin sobresaltos, o colaboraron gozosamente como si constituyeran una única agrupación. Para esmaltar sus cautivadores cantos dispusieron tan solo de las guitarras de Joey Williams y Amadou Bagayoko (dúo superlativo) incluyendo la aportación de Sam Dickey (bajo) y Yves Abady (batería). El ritmo es algo tribal que brota de la sangre, no necesita realces improductivos. Solo con ver contornearse, sin parar, las caderas del entusiasmado público, las disquisiciones sobran.
Les tocó abrir el show a los de Alabama, quienes, cruzando voz natural y falsete, entonaron con sensibilidad la inmortal People get ready (The Impressions). Continuaron, incomprensiblemente, con el Spirit in the sky de Norman Greenbaum (único lunar de la función). Por suerte, There will never be any peace y la conmovedora I shall not be moved, ya con el matrimonio africano en escena, retornaron las aguas a un cauce que no volvería a provocar trastornos.
Mariam Doumbia y su querido esposo Amadou Bagayoko (la dulce Mariam le cubrió de arrumacos en Sabali) ofrecieron una excelente dosis de afro-pop compuesta por seis canciones en la que brillaron Mon amour ma cherie, el blues africano Dogon (excelente aportación guitarrística de Joey Williams) y la trepidante Dimanche a Bamako, uno de los mayores hits de la pareja.
El retorno de los Blind Boys no pudo ser mejor. Way down in the hole, tema principal de The Wire, una de las mejores series de la historia, llegó para convertirse en momento estelar, aquel que justifica el desembolso de la entrada. Versión generosa, impecablemente concebida y en la que las voces de Mariam y Amadou tuvieron un papel esencial; a David Simon (creador de la serie) le hubiera emocionado. Con la definitoria Two cultures, one beat la fraternidad quedó sellada del todo.
Final y consideraciones
Al excepcional concierto le quedaban pocos suspiros y los aprovecharon: nos redimimos con el himno Amazing Grace y, puestos en pie, bailamos y saltamos (jump, jump!) con la briosa lectura del clásico reivindicativo If i had a hammer (Pete Segger/Lee Hays). I can see (luminosa metáfora) junto a Willy Kataso sirvieron el broche final del emotivo encuentro.
Es obligado referirse a la fabulosa sonorización de la que gozamos, realzada, más si cabe, en los pisos superiores. No siempre la platea (aunque parezca lugar de privilegio) es el acomodo idóneo para la escucha. El sonido escala aposentándose en las alturas, ofreciendo a nuestros oídos un colchón sonoro de máximo valor. Desde allí, quizá se divise peor lo acontecido, pero la visión, a menudo, oculta lo real. Recuerden: “I can see”.
Vivimos tiempos en el que nuestro (es un decir) planeta se larga a tomar gárgaras quizá para no volver en las mismas condiciones. Es necesario, pues, tomar urgentes iniciativas en pos de paliar este desastre. Propuestas como la auspiciada por este festival y otros colectivos resultan absolutamente imprescindibles, si no como solución definitiva, sí para fortalecer lazos y mente. La unión de las razas es trascendente, ineludible si queremos sobrevivir en mínima calma. Esto no es un sermón, se trata de un mensaje conciliador, el mismo que nos transmitieron los Blind Boys of Alabama y Amadou et Mariam en Badalona; invidentes que miran desde el alma, la única guarida desde donde podemos divisar la salvación.
I can see, God’s been good to me. He opened the doors. Blind eyes can see”
I can see, The Blind Boys Of Alabama
Autores de este artículo
Barracuda
Víctor Parreño
Me levanto, bebo café, trabajo haciendo fotos (en eventos corporativos, de producto... depende del día), me echo una siesta, trabajo haciendo fotos (en conciertos, en festivales... depende de la noche), duermo. Repeat. Me gustan los loops.