La sensación que queda cuando sales de un concierto de la banda escocesa de pop rock Texas es increíble, como cuando estás en la cima de una montaña rusa, a punto de caer. Si estabas cansado, ahora estás más despierto que nunca. Consigues evadirte por completo y tu cuerpo te pide más y más. La energía que transmiten los miembros del grupo y, sobre todo, su cantante, Sharleen Spiteri, es contagiosa. Parece que desde que nació la banda, ya en 1986, los años no les pasan factura; todo lo contrario, rejuvenecen. ¿Habrán hecho un pacto con el diablo?
Diecinueve canciones comprimidas en un concierto de dos horas en la sala Razzmatazz. Y no precisamente eran las canciones de su nuevo disco, Jump on board (BMG, 2017), del que apenas tocaron sólo cuatro temas, sino que sus hits de la década de los 80 y los 90, como I don’t want a lover (1989) o In our lifetime (1999), fueron los protagonistas. Entre el público había gente de todas las edades, aunque predominaban sus fans de los 90. Todos se sabían las canciones y lo demostraban. Tanto que cuando tocaron el temazo What dou you want, justo antes de los bises, no hizo falta que Spiteri cantase: la sala entera lo hizo a coro.
La cantante se metió al público en el bolsillo en apenas unos segundos, y esta conexión hizo que el concierto fuese memorable. ¿Cómo lo consiguió? Puede que fuese porque es escocesa, y su carácter le lleva a contar historias y a bromear continuamente; o quizás porque no estuvo quieta en ningún momento: saltando, gritando, subiéndose a los altavoces, haciendo los 100 metros lisos en el escenario en menos de dos segundos…; o por su calidad vocal, que mezcla fuerza y dulzura. “¿Are you happy?”, repetía una y otra vez. Y el público respondía con unas palmadas que nunca cesaban, hasta tal punto que Spiteri lo flipaba: “It was like… what the fuck”.
Gracias al vínculo que mantuvieron con el público el concierto no decayó en ningún momento. Cuanto tocaron el clásico Tired of being alone de Al Green, una balada, lo hicieron con muchísima fuerza, dejando a los presentes totalmente embelesados. La euforia de los fans hizo que Spiteri dejase subir al escenario a uno de ellos, un tal Miquel, para que cantase con ella el tema So called friend. Y no lo hizo nada mal. Con esta actuación alcanzaron el súmmum. Transmitieron su energía y lo mucho que estaban haciendo disfrutar a los demás, lo que se tradujo en una gran ovación. Fue realmente divertido.
Hacia el final del concierto tocaron el tema In demand y la sala se llenó con la luz de los móviles. En el videoclip de la canción veíamos a una jovencísima Spiteri acompañada del actor Alan Rickman, fallecido pronto hará dos años. El concierto llegaba a su fin con Say what you want, pero, como el público estaba tan excitado, no dejaron que los músicos acabasen tan pronto y salieron con dos bises más. El primero, el exitoso Inner smile, en cuyo videoclip la cantante aparecía disfrazada del inmenso Elvis Presley. Y, cómo no, cerraron su actuación con uno de los temas del King, Suspicious minds. Una versión totalmente respetuosa con la original.
Nunca hubo público más entregado -¡hasta le regalaron una manta a Spiteri!- ni músicos más agradecidos -nos dejaron con un subidón de la hostia-.
Texas: esperamos impacientes vuestro próximo concierto.
Autores de este artículo
Celia Sales Valdés
Mario Olmos
Vinculado a la fotografía desde el siglo XX. En los últimos años he juntado mi locura por la imagen y mi pasión por la música. Me consideran fotógrafo, pero me defino como alguien que deja momentos congelados con la intención de provocar una reacción.