No hay mejor sensación en la música que darle al play sin pretensiones, encontrarte algo que no esperabas y que te vuele la cabeza. Algo similar es lo que produce, de forma casi instantánea, la primera escucha de Burbuja Cómoda y Elefante Inesperado (Inbophonic, 2022), el primer disco conjunto del matrimonio formado por Los Estanques y Anni B Sweet. Una unión casi casual pero sorprendentemente efectiva, casando perfectamente con el título del disco, que pronto pasó de ser una puntual colaboración a convertirse en un álbum completo.
Por si acaso, hagamos las presentaciones. Los Estanques debutaron en 2017 con la clara misión de traer de nuevo el pop progresivo a nuestros días, con Íñigo Bregel como principal compositor y artífice. Hoy en día están asentados en la escena nacional, con cuatro álbumes y el aplauso de público y crítica. Anni B Sweet quizás requiera menos referencias, siendo una indispensable del circuito indie desde su viral versión de Take On Me en 2009 y con publicaciones destacadas como Universo Por Estrenar (Subterfuge, 2019). Y bien, ¿cómo coinciden estos dos artistas aparentemente distintos estilísticamente? En las influencias setenteras está la clave.
Se pusieron en contacto y, casi sin casi darse cuenta, Íñigo y Anni estaban componiendo trece temas que combinaban rock progresivo, pop, jazz, psicodelia y musical, haciendo natural una combinación realmente explosiva. Puede considerarse una ópera-rock, aunque no tenía esa pretensión cuando empezaron a escribir. Totalmente autoproducido, lo ha arreglado, tocado y producido casi al completo el propio Bregel. Pese a todos los calificativos y descriptivos que le queramos poner, siempre nos quedaremos cortos al intentar describirlo con palabras; el disco hay que escucharlo.
Una de las propuestas más originales y atrevidas del panorama nacional, que no se podía quedar sin presentación en vivo y dar muestra de su poderío en salas tan emblemáticas como nuestra Apolo. Con media entrada, pero de un público deseoso y entusiasmado, cinco hábitos azules saltaban al escenario con puntualidad para arrancar el espectáculo. Igual que hicieron ellos, vayamos por orden.
La suave introducción al piano de He Bebido Tanto (que…) contrasta con las subidas y bajadas de la psicodélica y musicalera (…Estoy) Muerto de Sed, que sirve como declaración de intenciones. Bajo el feroz golpeo a la batería de Andrea Conti, Bla, Bla, Bla combina todos los frentes abiertos hasta ahora y culmina en Tu Pelo de Flores, cantada al unísono desde la primera palabra por toda la sala. “Puedes mandarle a la luna una carta, pidiendo el consejo que no te hace falta / No me sorprenderá”; Íñigo y Anni se turnan a la voz, para interpelarse cual dúo Pimpinela, mientras que los ritmos funks de Germán Herrero a la guitarra casan increíblemente bien con las constantes síncopas del piano de Bregel. Uno de los mejores temas del disco, tanto musical como líricamente, en el que incluso la voz de Ana tiene un rollo Mari Trini que la hace aún más especial.
Nos faltaban ojos para percibir todo lo que ocurría en el interludio jazzero Yo Me Voy De Aquí, que sirvió para recuperar fuerzas y darlo todo con el brillante riff de Brillabas. Otro tema opera-rock total que, si nos dijeran que lo firman Freddie Mercury y Brian May, nos lo creeríamos. Con escasos 20 minutos de concierto, la potencia de la banda ya iba en aumento, incluso volaron astillas de las baquetas de Andrea. El abanico de estilos musicales e influencias siguió saltando de forma casi inexplicablemente natural de uno a otro, con destacadas incursiones al pop o al rock progresivo. Tras un breve receso de la banda para agradecernos la asistencia, enamoró la interpretación de Anni en Caballitos de Mar, transmitiendo a kilómetros con su magnífica expresividad.
“Llévame al cielo, para así después caer al infierno”. Cimentados en la perfecta sección rítmica formada por Daniel Pozo y Conti, los temas finales de Burbuja Cómoda sirvieron de catarsis progresiva y brillante culminación de la Opera Rock, destacando especialmente Llévame al Cielo y Vuelve a Oscurecer, acabando con esa luz celestial que desprende está última.
Tras bromear con el público a raíz de unas declaraciones de Leiva en los Goya, dónde confundió la región de origen de Los Estanques (los mudó de Cantabria a Andalucía), aún quedaban bolas extra y no eran de relleno. Una brutal versión de Ïma Sürï Dondaï, de los maestros experimentales Magma, en la que el trance sincopado de guitarra y voz doblando la melodía nos voló la cabeza a todos los presentes. El groove funky de No Hay Vuelta Atrás, original de Los Estanques, levantó a Bregel de su silla para ponernos a saltar sin cesar y, para el final, aún se habían guardado un par de temas de Anni, a modo de ases bajo la manga. Juramento y la vibra A-ha de Buen Viaje fueron total disfrute para todos, con un Íñigo colosal que se los hizo suyos, haciendo gala de espectacular virtuosismo con teclado y sintes.
Con una larga ovación culminó un concierto sencillamente espectacular y que claramente quedó por encima del nivel medio al que puede estar habituado cualquier asiduo a las salas de conciertos (sin desmerecer en absoluto a los grandes artistas que vemos cada semana en nuestra ciudad). Un conglomerado de músicos talentosos, en el que cada uno bordó su parte y realzó las de los demás. Que la sala no estuviera llena aún nos hizo disfrutarlo más y sentirlo muy cercano, aunque parece que será difícil, visto el nivel, repetir estas condiciones en otra ocasión.
Autores de este artículo
Mikel Agirre
Víctor Parreño
Me levanto, bebo café, trabajo haciendo fotos (en eventos corporativos, de producto... depende del día), me echo una siesta, trabajo haciendo fotos (en conciertos, en festivales... depende de la noche), duermo. Repeat. Me gustan los loops.