María José Llergo se había puesto el listón alto en su paso por Barcelona. La cantante se formó musicalmente durante seis años en la capital catalana, y sentía que debía agradecerle todo lo que le dio mientras estudiaba ‘Canto moderno’ y ‘Jazz’ en el Liceu de Barcelona y ‘Cante flamenco’ en la Escola Superior de Música de Catalunya (ESMUC). Por supuesto, María José Llergo cumplió su propósito con creces. Desde el primer minuto, la cantaora se entregó al escenario con su voz repleta de potencia, capaz de mantener notas durante un tiempo y cambiar rápidamente de registro.
La artista empezó el concierto con la canción que da el título a su álbum, Ultrabelleza. Las luces ensalzaban un vestido rojo espectacular con el que entonaba sus primeras notas con fuerza. Precisamente, lo que más sobresale es el poderío que desprende la cantante. María José Llergo se sirve de voz y cuerpo en cada una de sus canciones, canta con intensidad irradiante y se mueve por el suelo para enfatizar sus emociones.
Cuando llega el turno de Superpoder, la artista se quita el vestido rojo para quedarse con un vestido negro ligero. El cambio de vestuario esconde un simbolismo conectado con el mensaje del último trabajo artístico de la cantante. Ultrabelleza significa abrazar la esencia de cada persona, tratarse desde el respeto y el amor propio.
La banda se complementa a la perfección con la voz de la cantante. El batería toca con vigor los ritmos electrónicos que se oyen en las pistas de Ultrabelleza, y en cuestión de minutos hace sonar un cajón. Por su lado, el teclista se siente cómodo tanto en sonidos de un piano tradicional como en melodías electrónicas. Mientras tanto, María José Llergo siente muy profundamente cada una de las letras. Desde el palco, parece que las canciones nacen de sus entrañas.
Malahe es una canción de tintes reivindicativos y a la vez personales. La palabra proviene del andaluz, un hablar del sur de la Península Ibérica que María José Llergo identifica como su idioma. Malahe quiere decir mujer mala, pero la artista le da la vuelta al concepto para resignificarlo y aportar su mirada. “¿No será que cuando llaman mala a una mujer, en realidad quieren decirle libre?”, pregunta al público. Al interpretar la canción, la artista lleva un vestido con un velo en la cara que luego desecha.
María José Llergo transforma las melodías llanas con notas elevadas y sostenidas. El público se sorprende de la alta intensidad que mantiene durante todo el concierto, y como consecuencia de ello estalla en aplausos espontáneos. María José Llergo ha evolucionado con sonidos propios de la electrónica de club, el reggateón y el R&B contemporáneo, pero su forma de cantar desprende un compromiso imborrable con el cante flamenco.
Al final del espectáculo, la cantaora se funde entre los asistentes para rendirle homenaje a Lola Flores. María José Llergo ahonda en el sentimiento de Pena penita pena con una bella interpretación que se alarga en el tiempo. Visiblemente emocionada por la recibida del público, la cantante pone el punto final a una actuación sublime. Sin lugar a duda, María José Llergo ha estado a la altura del reto.
Autores de este artículo
Pau Lobato Ferrando
Víctor Parreño
Me levanto, bebo café, trabajo haciendo fotos (en eventos corporativos, de producto... depende del día), me echo una siesta, trabajo haciendo fotos (en conciertos, en festivales... depende de la noche), duermo. Repeat. Me gustan los loops.