De locos
Dos ojos saltones que te acechan. No parpadean. Sonrisa de oreja a oreja que lejos de ser simpática te hace poner los pelos de punta. Amarillo, rojo, verde. Listo para empaparse de todo. De todos. Un – aun inflado – globo del dibujo animado Bob Esponja, sobrevuela las manos y cabezas de los asistentes. Danza al ritmo de la música. Tapa la visión a alguna que otra persona y la distrae del escenario. Probablemente, el más fiel retrato de los asistentes.
“Apesta. Huele muy mal, a mierda” expresa no uno sino cada uno de los que se dirigen a los conciertos de la Mercè en el Forum. Y así es. La música, hasta donde sabemos, no tiene olor y tampoco lo tiene la World Music. Y, aun apestando, ¿qué mejor lugar que lo que fue en 2004 el núcleo de la diversidad cultural para acunar a estas llamadas músicas del mundo? Al fin y al cabo no huele a mierda, sino a mar.
Un mar de géneros musicales que se encaraman en las cuerdas vocales de Dani Lança. Afro, reggae, Groove… hacen brincar la voz del portugués y la de su banda. También brinca el público ante Liberdade (La calle rebelde, 2014), una rabia y una explosión reivindicativa por la libertad del pueblo que contrasta con otro tema muy emotivo. Aparta la guitarra, solloza los saltos y cambia el portugués por el francés. Je suis (Ciudade loca, 2015). En la pieza, Lança canta sobre niños explotados por multinacionales, sobre guerras y otros conflictos que persisten año tras año, una locura. Este último álbum trata de estas locuras y de lo que sí tienen que disfrutar los locos. Por cierto, de locos también es que no se sirvan cubatas en el concierto – tal vez para no alterar más de la cuenta a la gente… – y que las cervezas pequeñas cuesten 4 euros y las aguas 1,50. De locos.
Todo hay que decirlo, da igual que no se sirvan cubatas porque antes del concierto, incluso, la gente ya está a tono. A tono con las melodías que visten el viento, los focos: amarillo, rojo, verde. También visten al público, muestra de las influencias de Dani Lança: Rastas a lo Bob Marley, afros a lo Fela Kuti y gorras a lo Manu Chao.
Bob Esponja – desinflándose – es como cada uno de los asistentes. Esponjas que absorben las letras de Lança. Con los ojos bien abiertos para escuchar verdades, eso sí, de una forma adorable como la del dibujo, como con la música, pero no menos siniestra y que, también, pone los pelos de punta.
No sé si hay más humo sobre el escenario o entre el público. Vaya, que pinta muy verde la influencia de Bob Marley. Pero lo que más hay son ganas de Manu Chao, el esperado de la noche, el que visibilizó a Dani Lança. A las espaldas del cantautor francés se cierne una pantalla gigante con una proyección de colores vistosos con viñetas estampadas de flores, aviones, nazis, guerras y todo sobre lo que habla el cantautor.
Antes, siquiera, de saludar al público, escupe dos gritos guturales estilo “espartanos, ¿quiénes somos? ¡AÚ, AÚ, AÚ!”, con una respuesta al son. No tan al son vienen los pogos que van in crescendo con la fusión que hace Manu Chao de su primer álbum y del penúltimo. Su álbum más reciente suena más rockero y con guitarras más distorsionadas. 5 razones, La vida es una tómbola (La Radiolina, 2007) y Luna y Sol (Clandestino, 1998) recrean la falta de cubatas, todos de lado a lado balanceándose a favor de las más de 5 razones que Chao les descubre para seguir felices aun cayendo la Mercè en un día en que ya era fiesta de por sí. Para los que lo esperábamos también llegó el amor, flechado en Me gustas tú (Próxima estación… Esperanza, 2001). Y me pregunto, como en la canción, “¿qué horas son, mi corasón?”.
Cuando va terminando el concierto se desinfla la música. Pum, pum… pum… tumba en el esternón un efecto sonoro emulando latidos. A su vez, brotan chispas de alguna bengala delincuente. Porque eso se ha reivindicado hoy. Dejar sentir y dejar brillar: libertad. Ah, y la libertad, sigue oliendo a mierda.
Autores de este artículo
Jessica Cobos
Víctor Parreño
Me levanto, bebo café, trabajo haciendo fotos (en eventos corporativos, de producto... depende del día), me echo una siesta, trabajo haciendo fotos (en conciertos, en festivales... depende de la noche), duermo. Repeat. Me gustan los loops.