El concierto de Dorian en el Nits del Fòrum tuvo lugar justo un día después de la primera oleada de protestas y manifestaciones del Alerta Roja en nuestro país. El movimiento de unificación sectorial de la industria del espectáculo y eventos reunió a miles de profesionales en 28 ciudades españolas que, amparados por un movimiento internacional #RedAlert #WeMakeEvents, las redes sociales y artistas, reclaman que “Sin cultura no hay futuro” y recuerdan a los políticos que la cultura puede ser segura.
Así pues, empezaron Justicia Universal –que da nombre a su último trabajo– dedicando el tema a los profesionales del sector, a los programadores y organizaciones que se han visto tan desprotegidos y criminalizados. En palabras de Marc, “han conseguido hacer que un espectáculo sea seguro, mucho más que coger un tren de cercanías”. Dentro de su compromiso, tampoco faltó que el cantante recordara en repetidas ocasiones a la animada audiencia que no descuidaran sus mascarillas.
Arrancaron el concierto muy fuerte, con La Isla y Noches blancas, como clara muestra de intenciones de que esto iba a ser una fiesta, y que, aunque cada uno en su metro cuadrado de espacio, iba a querer levantarse y bailar. Después de un coreado Verte amanecer, vino una breve presentación en la que Marc hizo alusión a este tema (Para qué creer en Dios, si él no cree en nosotros) y a la lluvia que cayó durante gran parte del día en Barcelona y que fácilmente podría haber arruinado la velada. “Primero una pandemia y el día que cantamos en casa cae el gran diluvio. A ver si va a existir Dios y nosotros aquí diciendo que no”. Por suerte, Dios no existe y no castigó a la banda aguándole el concierto.
Cada vez que le comento a alguien que voy a ir/vengo/he ido a un concierto de Dorian me encuentro de forma bastante habitual con la misma respuesta: “ir a un concierto para querer cortarte las venas… UF”. Una de las virtudes de Dorian, es que saben fundir sus letras nihilistas sobre la noche, las drogas, el existencialismo, el paso del tiempo o incluso la política, con melodías y ritmos muy bailables. Sus conciertos son de lo más animados, con públicos muy entregados que les acompañan en todas las letras y que bailan sus canciones desde el minuto uno. Si bien también se permiten incluir en el set list baladas como Llévame, Cometas o Tristeza en acústico (con la que les encanta cerrar sus conciertos, despidiéndose y abandonando el escenario uno a uno), los temas bailables siempre abundan. Nadie se corta las venas.
En esta ocasión, repasaron algunos de sus mejores temas y Justicia Universal casi en su totalidad. Siguieron con otros clásicos, como El temblor, con su habitual juego de luces dramáticas en rojo, fantasías de teclados, el momento de gloria de Belly a manos de su keytar, sus habituales pantallas de luces y luminotecnia…
Después que 2019 les llevase a escenarios de toda España, Europa, Latino América y USA y a girar como modo de vida, la cuarentena les ha tenido hasta ocho meses parados, hasta que llegó su primer concierto el pasado mes de agosto en Valencia. Ocho meses sin directos y sin viajar (“Nos estamos viajando encima”), pero no de parón musical completo. En el bis, entre una enérgica y nostálgica Señales y de poner a toda la pista y gradas en pie con La tormenta de arena, nos contaron que han estado trabajando en un nuevo álbum que verá la luz a principios de 2021 con un primer single en otoño.
Si no fuera por las mascarillas, casi hubieses creído que estabas en 2019.
Autores de este artículo
Claudia Blasco Garcia
¿Te gusta x? A ver, dime una canción. Yo ya los escuchaba antes de hacerse famosos. No me puedo creer que no conozcas el segundo tema de la cara B de la demo que sacaron en 1964. La maqueta era mejor.
Miguel López Mallach
De la Generación X, también fui a EGB. Me ha tocado vivir la llegada del Walkman, CD, PC de sobremesa, entre otras cosas.
Perfeccionista, pero sobre todo, observador. Intentando buscar la creatividad y las emociones en cada encuadre.