Lo de llamarse Mujeres y toda la movida que vino después comenzó a cocerse hace dieciséis años por un juego interno. El inicial cuarteto barcelonés y ahora trío de amigos músicos –integrado por Yago Alcover (cantante y guitarra), Pol Rodellar (bajista) y Arnau Sanz (batería)–, gustaban del nombre y se dieron cuenta de que funcionaba. Pensaron que no era un requisito definir el género de los miembros al pie de la letra y por ello apostaron por presentarse al mundo como Mujeres. Queen y Los Planetas ya sentaron precedentes y, por suerte, no fueron los últimos.
Alrededor de los 2000, la formación justo se introducía en el panorama musical con un garage rock lleno de ímpetu. No obstante, la transición de cantar en inglés a castellano marcó un cambio de estilo, por lo cual decantaron su propuesta artística hacia el pop.
Mujeres no reniega de ningún género musical. Al contrario, la melomanía y su afición común por coleccionar discos los lleva a escuchar desde ambient, pasando por música japonesa y africana, hasta synth pop. Pese a que Arnau y Pol estaban influenciados, en gran medida, por el punk y el hardcore, que distaban del indie norteamericano del cual se nutría Yago, a los tres les sostienen unos referentes indiscutibles: Black Lips, The Jacuzzi Boys y The Osees.
A propósito de su nuevo álbum, De Flores y Entrañas (Sonido Muchacho, 2023), intercambiamos perspectivas con Pol Rodellar, uno de los integrantes de Mujeres.
Hace poco más de dos años decíais que os encontrabais en un momento dulce y en un sitio bestial en vuestra carrera.
No sé qué pasa, pero parece que antes de la salida de un proyecto nuestro estalle un cataclismo personal o mundial. Supongo que así lo vivimos entonces porque, después del confinamiento, ansiábamos volver a las salas y a los festivales para reencontrarnos con el público y amigos de la profesión. Además, el abandono de la desolación, causada por la pandemia, coincidió con la publicación de Rock y Amistad (2021), un EP en el que colaboramos con Carolina Durante, Cariño, Nueva Vulcano y Los Punsetes, y cuyo título surgió al utilizar un lema de unas camisetas nuestras. Sentíamos que el grupo iba creciendo poco a poco. Si me preguntas por ahora, te puedo decir que estamos en el mismo punto, en un momento estable.
¿Qué ha quedado de aquellos chicos cuyo logro era poder pagar la gasolina y las fiestas gracias a los conciertos?
La ilusión seguirá siempre ahí. Nosotros somos unos afortunados por tener un local de ensayo propio y una furgo para viajar cuando estamos de gira. Quizás actualmente nos acerquemos más a la idea de vivir de la música, pero tampoco hemos llegado del todo a eso. Son excepciones las bandas indies de nuestro nivel que consiguen sustentarse, gracias y de manera exclusiva, a la música. Los 40 Principales ya es otra liga.
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¿El miedo al fracaso es recurrente o vuestra irreverencia os ha salvado de sentirlo?
Arnau y yo veníamos de ser espectadores de conciertos que se celebraban en casas okupas y centros sociales. Esta escena underground de la que procedemos ha hecho que no nos proyectemos como una empresa. Algunos grupos que justo están empezando con su carrera, condicionados por las redes, tienen una imagen irreal e insana del éxito. Un éxito que se reduce al monetario. Nosotros nunca hemos tenido miedo a fracasar, pero porque no pensamos en esos términos ni aspiramos a unos modelos de éxito ficticios y marcados por unos criterios tan capitalistas. Tratamos de ser sinceros con lo que hacemos y tenemos claras nuestras ideas morales, estéticas y musicales.
Para nosotros es más importante el continente, ergo la música, que el contenido, es decir, lo equivalente a la lírica.
En una entrevista de El País comentasteis que la composición de las canciones os surgía de forma espontánea, sin esfuerzo mental. ¿Habéis seguido una estrategia diferente para el nuevo disco?
Las canciones nos suelen salir cuando quedamos en el local de ensayo e improvisamos. A veces traemos de casa el estribillo y los arreglos de guitarra, a partir de los cuales armamos la melodía, y podemos llegar a ensayar hasta cuatro o cinco horas. Viajando en la furgo también se nos ocurren ideas y solemos volcarlas en un documento compartido que gira en torno a las emociones y las sensaciones por las que queremos que navegue el disco. Al final, esta conciencia comunitaria y esta igualdad creativa responde a nuestra naturaleza como banda. Aunque sí es cierto que cada vez nos hemos fijado mayoritariamente en la letra, somos un grupo de directo y, por lo tanto, para nosotros es más importante el continente, ergo la música, que el contenido, es decir, lo equivalente a la lírica.
Adentrándonos en Desde Flores y Entrañas, ¿qué mensaje pretendéis trasladar al público?
Hemos procurado plasmar, en canciones, las problemáticas, los accidentes y las situaciones duras que pueden suceder en la vida personal, no tanto para intentar curar unos cuerpos magullados, sino para aceptarlos y aprender a comunicar unas heridas que forman parte de uno y le definen. Sin embargo, el álbum no nació con el afán de convertirse en un manual de autoayuda. Los diecisiete temas que lo constituyen son una ofrenda que parte desde muy dentro de nosotros. Mediante la imagen metafórica de las flores y las entrañas perseguimos despertar un choque de la belleza y el exterior con la oscuridad y la suciedad.
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Somos bastante poco originales; no cambiaremos demasiado. Continuaremos tocando Garage, Pop, Punk y Rock and Roll.
A lo largo del trabajo discográfico, parece que estéis abordando las diferentes fases de las rupturas sentimentales. Por ejemplo, se advierte un contraste lírico y rítmico entre el desamor desbocado de Cuando Lágrimas Arden y la aceptación del fin de una relación, reflejada en Una Consecuencia Extraña.
Cuando escribimos sobre desamor nos lo tomamos como un ejercicio de estilo, porque no nos consideramos una banda autobiográfica. Puede ser que las letras emanen y se vean influenciadas por nuestras vidas en global, pero no por hechos concretos. La melancolía, que aparece en Como una Bendición, resulta peligrosa, ya que supone una mirada hacia un pasado idealizado. A pesar de ello, nosotros vinculamos la nostalgia con el revival y la aprovechamos para reinterpretar el Garage y el Rock and Roll de los años cincuenta, no para acercarnos a un ejercicio de homenaje, sino de estilo. Todo culmina en una aventura que nos posibilita reformular esas temáticas –no desde la caricaturización y usando adjetivos rocambolescos como sí hicimos en nuestro primer EP, Aquellos Ojos, cuya inspiración venía de los sesenta y los setenta, de Los Brincos y el yeyé– y regresar a aquella época en la cual la música se concebía como un divertimento y una explosión, al tiempo que buscaba generar una catarsis a quien la escuchaba.
Por Lo Visto ya Da Igual tiene un final circular, en el sentido de que empieza y termina con una atmósfera sonora que recuerda a la de Grease, pero, a su vez, el imaginario del oyente evoca una isla tropical. Cuando fantaseáis en la próxima etapa, ¿qué camino musical os gustaría tomar?
Somos bastante poco originales; no cambiaremos demasiado (Ríe). Continuaremos tocando Garage, Pop, Punk y Rock and Roll. Es verdad que nos mola mucho componer e interpretar baladas. Incluso no descartaríamos trabajar en un proyecto solo de canciones lentas. Por otro lado, queremos seguir en la línea de crear mejores temas y montar mejores arreglos, un objetivo que hemos podido cumplir en este disco porque, si bien la intención era grabarlo fuera, decidimos sacrificar la distancia y priorizamos el disponer de más días para elaborarlo.
Horizontal en llamas simboliza una clausura serena del disco y una culminación de un proceso de introspección en el cual da la impresión de que mantenéis un diálogo con vosotros mismos, repitiéndoos que lo importante es centraros en el presente.
El título obedece a una cuestión estética y nos vino a la cabeza por el hecho de que nos atraen a saco palabras que se asemejan a accidentes lingüísticos. Y, en cuanto a lo que mencionas del presente, Horizontal en llamas trata sobre abrazarse a uno mismo y acoger el ahora sin mirar atrás ni hacia el futuro, lo cual conlleva una carrera de largo recorrido e implica entender que hay que gozar de las piedras del camino.
Autora de este artículo
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