La jornada inaugural del Primavera Sound tiene un punto a primer día de cole. Muchos aprovechan para lucir su nueva tote bag, como si de su nueva mochila se tratara. Otros prefieren exhibir su nueva camisa festivalera, al más puro estilo estuche nuevo en clase… Pero todos coinciden en su voluntad de disfrutar de una jornada de música en directo. En esta edición 2024, Primavera Sound tenía preparada una velada muy especial: por un lado, el espectáculo esotérico de Stella Maris para los más creyentes y, por otro, el pop desenfrenado de los franceses Phoenix para los más paganos.
Caía la tarde tras los destellos pop de la desenfadada Maria Jaume, cuando aparecieron las Stella Maris sobre el escenario Amazon Music del Parc del Fòrum de Barcelona. Con Amaia como líder y las apariciones estelares de figuras como el inefable Albert Pla o la resucitada Carmen Machi, la formación de fanáticas religiosas amenizaron la tarde con un playback algo descarado. Los seguidores de la serie alucinaban ante la aparición de una colla castellera o del dúo Hidrogenesse, mientras que los turistas y extranjeros encajaban el espectáculo con su mejor cara de póquer. Realmente, algo curioso de presenciar.
Ahora bien, la cosa se puso seria en cuando sobre el escenario apareció Phoenix. El quinteto francés llegó con ganas de celebrar el 15 aniversario de su álbum Wolfgang Amadeus Phoenix (V2 Records, 2009), con el que hicieron fortuna a principios de siglo. Quizás por eso abrieron con la archiconocida Lisztomania, con la que consiguieron ponerse al público en el bolsillo. La siguieron otros éxitos de la banda como Entertainment o Lasso, que convirtieron el parc del Fòrum en una auténtica pista de baile.
Hay que reconocer que Phoenix es una de esas bandas que escuchadas una canción, escuchadas todas. Probablemente por eso el despliegue de éxitos como Too Young, Alpha Zulu o Armistice ni inmutó a un respetable solo centrado en disfrutar de una primera jornada para el recuerdo y guardar fuerzas para el inicio oficioso del festival el jueves. Sin embargo, un cuchicheo invadió el Fòrum cuando sobre el escenario apareció una figura con máscara blanca. Phoenix interpretaba como si nada If I ever feel better, mientras en el fondo del escenario esa presencia amenazaba. Los malos augurios se confirmaron cuando al final de Funky Squaredance, la silueta apareció con lo que parecía la cabeza de Thomas Mars. Por suerte, todos los ánimos se calmaron ante los primeros acordes de Tonight, cuando Mars apareció vivito y coleando y el especímen sospechoso acabó destapándose como Ezra Koenig, vocalista y cerebro de Vampire Weekend. Juntos interpretaron también Rome, con un Koenig sintiéndose cómodo con la guitarra, mientras Mars se acercaba cada vez más a su público.
Llegó el momento de los bises y, con ellos, el cantante francés se lanzó entregado hacía la masa, que lo zarandeó mientras el resto de la banda tocaba éxitos como 1901 o Identical. Hay que valorar la destreza de Mars de no desperdiciar ni un centilitro de su cerveza durante su trayecto, pero también mencionar que la noche terminó abruptamente, dejando al público con ganas de más. Un clásico habitual de la jornada inaugural del Primavera Sound, que nos sirve para abrir boca, pero nos deja con ganas de disfrutar de tres días más de festival.
Autores de este artículo
Pere Millan Roca
Aitor Rodero
Antes era actor, me subía a un escenario, actuaba y, de vez en cuando, me hacían fotos. Un día decidí bajarme, coger una cámara, girar 180º y convertirme en la persona que fotografiaba a los que estaban encima del escenario.