Los años pasan para todos. Incluso para los rockeros, quizá la especie de este mundo a la que le cuesta más asumir el paso del tiempo. Este jueves, los Kaiser Chiefs dieron muestras de que ya no son unos veinteañeros en su concierto en la sala Razzmatazz de Barcelona, donde tiraron más de galones, que de la efervescencia que los caracterizaba.
Pero si algo hay que valorarle hoy en día a los Kaiser Chiefs, que acudían a Barcelona para presentar su último trabajo Duck (Polydor Records, 2019), es que en plena era de los teléfonos móviles, aun consiguen que el público salte en sus actuaciones.
Aunque los británicos siempre han sido una garantía de espectáculo sobre el escenario, gracias a sus riffs guitarreros, sus pegadizos estribillos y sus característicos coros diseñados para ser vociferados en cualquier pub, el arranque de la noche del jueves en la Razzmatazz de Barcelona no fue el esperado. People know how to love one another, el himno anti-Brexit elegido como primer single de su último trabajo, dejó algo frío al público, quizá porque como bien sabemos, el Brexit ya se ha hecho efectivo.
Pese a esto, el quinteto de Leeds no tardó en meterse a los asistentes en el bolsillo con Na na na na naa, uno de los cortes de su exitoso álbum debut Employment (B-Unique, 2005), que ayer sirvió para poner las pilas a toda la sala Razzmatazz. La alta intensidad se mantuvo con la ‘punkie’ Everything is average nowadays y la combativa The factory gates. Ahora bien, el inofensivo electro-pop de Parachute y la frialdad de la balada Target Market supusieron un claro bajón en un concierto que prometía emociones fuertes.
Pese a que su edad (42 años) empezaría a recomendarle lo contrario, Ricky Wilson, vocalista y líder de la banda, no ha perdido ni un ápice de su actitud provocativa y casi macarra que lo catapultó a la fama. Sin embargo, lo que sí ha perdido es voz. O al menos ayer se mostró algo ronco, una circunstancia que intentó suplir a base de saltos, juegos con el micrófono y otros aspavientos. De hecho, durante todo el espectáculo, Wilson intentó dirigir cánticos y coreografías con el público, obteniendo resultados desiguales en función de las canciones en las que lo intentaba.
La noche continuó con la melosa Coming home, que sonó a trámite y Golden Oldies, otro tema de su último disco al que el público no pareció prestar demasiado atención. Pero cuando parecía que el show se venía abajo definitivamente, empezó a sonar el teclado de Nick “Peanut” Baines, que con un sonido más propio de los New Order, dio paso al clásico Everyday I love you less and less, que volvió a encender los ánimos en la sala.
Unos ánimos que continuaron por todo lo alto con Ruby, otro de los singles de la banda que resultaron hits comerciales allá por los finales de la década de los 2000, cuando los de Leeds tenían sitio reservado en festivales, anuncios televisivos y videojuegos. La dinámica Modern way, una de las piezas más destacables de su álbum debut, cerró este tríptico vitamínico por parte de los británicos.
Pese a los intentos de Wilson para mantener al público enganchado con sus gestos, la energía generada en la Razzmatazz se esfumó de nuevo con la interpretación de Northern holiday y Hole in my soul, que pasaron totalmente desapercibidas. Kaiser Chiefs intentaron remontar de nuevo el vuelo a golpe de clásicos de la mejor época de la banda como Never miss a beat, I predict a riot o The angry mob, pero ya nada volvió a ser lo mismo. El bis, formado por la discotequera Record Collection, logró arañar algún paso de baile, mientras que el cierre, Oh my god dejó un cierto sabor dulce final en la boca de los asistentes.
Pese a no tener la frescura que marcó sus inicios, Kaiser Chiefs continúan teniendo un directo sólido y efectivo. Por contra, estos atributos lo convierten también en previsible. Pese a que los británicos presentaron ayer ciertas dificultades para mantener la energía durante todos los tramos del concierto, tiraron de veteranía y clásicos para cerrar el show de manera satisfactoria. Definitivamente, son las cosas de la edad.






Autores de este artículo

Pere Millan Roca

Miguel López Mallach
De la Generación X, también fui a EGB. Me ha tocado vivir la llegada del Walkman, CD, PC de sobremesa, entre otras cosas.
Perfeccionista, pero sobre todo, observador. Intentando buscar la creatividad y las emociones en cada encuadre.
1 comentario en «Kaiser Chiefs: Energía a medio gas»
Muy buena crónica felicidades, lo mismo pasó en el concierto en Madrid variados estados de ánimo según las canciones. Pero si que hay que reconocer que Ricky Wilson estuvo muy bien de voz y explosivo en el escenario y la Sala La Riviera le respondió, tenía muy buena conexión con el público.
Un saludo.