El pasado martes 20 de mayo en Razzmatazz aterrizó desde Francia La Femme, una formación tan reconocible en su estilo como imposible de encorsetar en etiquetas. Su hiperactivo directo a base de new wave, surf rock o synth pop resultó un coctel explosivo sin tregua, una noche de movimiento constante tanto en la pista como el escenario. Venían a presentar nuevo disco Rock Machine, publicado por Disque Pointu en octubre de 2024 y cantado íntegramente en inglés, ocupando éste buena parte del repertorio escogido que completaron con un extenso repaso de casi dos horas de sus trabajos anteriores.
Como titular, podríamos decir que cumplieron con lo que indica el título literal de su disco: ser la mejor máquina de baile rock, aunque con matices. Si bien el estilo de los franceses invita a moverse casi sin quererlo, su repertorio no nos resulta, por sí solo, tan variado como para mantener el listón alto durante dos horas (incluso se hizo algo repetitivo en la fase central). Por suerte, no es su única arma. El rock estuvo en los amplificadores, en un espectro más amplio del que nos sugiere la simple etiqueta, pero sobre todo en presencia escénica. Nos sedujo sobre todo su actitud, en constante interacción con su público y sucediéndose las poses, bailes y cambios de instrumentos entre los músicos; un buen trabajo coral en el que todos tuvieron sus momentos de foco. Y, si se trata de bailar, ¿qué mejor que acompañar la música del mejor juego de luces? En este apartado, sobresaliente, poco más que añadir. Entraron con todo desde el principio e hicieron toda una muestra de músculo visual.
A pesar de ser las mujeres del grupo, Fanny Luzignant y Michelle Blades, las encargadas de dar el paso al frente y llevar las riendas de la velada, el eje central sobre el que orbitan el resto de los miembros es la batería de Noé Delmas, imprescindible para ejecutar con precisión todos esos ritmos surf y elevar la intensidad en cuestión de segundos. Por algo su instrumento fue el que siempre se mantuvo en primer plano, por encima de una guitarra algo intermitente e incluso de los cuatro teclados presentes sobre las tablas que tanto marcan el sonido de la formación. Un grupo es tan Bueno como lo es su batería, que se suele decir.
Del nuevo cancionero destacaron My Generation, Sweet Babe (saltando magistralmente del pop a la rave) o Goodbye Tonight, aunque el Phsyco Tropical Berlin – debut de 2013 – se llevó los aplausos más intensos. Packshot y La Femme sirvieron de inmejorables entrantes, mientras que Sur La Planche 2013 y Antitaxi estallaron en empujones para culminar un triunfo que ya anunció la gran Paris 2012 (wall of death incluido). Gustó, por supuesto, cantar a destajo Sácatela, esta vez en castellano. Finalizaba la velada con I Believe in Rock and Roll, la nota más disonante del repertorio, convertida en una suerte de homilía intoxicada que bendijo al público a base de crowdsurf y el lanzamiento de agua desde el escenario, mientras recitaban un curioso sermón en castellano.







Autores de este artículo

Mikel Agirre

Víctor Parreño
Me levanto, bebo café, trabajo haciendo fotos (en eventos corporativos, de producto... depende del día), me echo una siesta, trabajo haciendo fotos (en conciertos, en festivales... depende de la noche), duermo. Repeat. Me gustan los loops.