El Dispositiu LEM (denominación de origen), debería haber celebrado su 25 aniversario en este 2020. Por causas del todo conocidas, el certamen ha tenido que realizar cambios, convirtiéndose en OFF LEM 2020 aunque sólo sea por un año. Hablamos pues, de una especie de secuencia de la anterior edición, las celebraciones del cuarto de siglo quedan aplazadas para el 2021.
Impasibles a las dificultades adversas, GTS (Gràcia Territori Sonor) sigue empeñado en ofrecer música “normal” para gente “normal”, alejada de los circuitos comerciales, con el fin de conseguir ampliar la oferta sonora a base de osadas propuestas, de carácter artesanal, exhibidas en pequeños escenarios y apostando sin miedo por la experimentación brotada de cerebros inquietos.
Este dispositiu excepcional, ha contado, entre otros, con la presencia de Floy Krouchi y Elene Bravo, Nara Is Neus + Sasha Smirnova, Clara Lai y Joan Moll, Laura Llaneli o Tiger Menja Zebra, todos ellos agotando las localidades, un éxito demostrativo de que con arrestos lo pequeño todavía tiene esperanza de vida.
Qualsevol Nit asistió a la clausura estimulado por el interés que despierta lo insólito. La propuesta sonoro/literaria lo merecía.
Ferreterías Gras
Arranca el motor de un coche mientras la tormenta arrecia. Un ovni aterriza, se abren las compuertas de la nave y un ser extraño vocaliza de manera estridente como si de una estrella de hard rock se tratara. Señoras y señores nos hallamos en territorio Eli Gras.
La vivaracha artista barcelonesa lleva en este negocio (es un decir) desde los 80’s y nunca deja de sorprendernos. Para este especial acontecimiento nos preparó una performance totalmente improvisada en la que prácticamente no utilizó la electrónica, únicamente sonidos campestres pregrabados y algún que otro loop para hilvanar, a modo de suite, el conjunto melodioso, todo el resto lo trabajó en directo con utensilios de fabricación propia, el único instrumento extraño visto fue una guitarra eléctrica.
Es difícil adjetivar su música: podríamos llamarla ferretería conceptual, noise, electro-pop o arte minimalista extremo y nos equivocaríamos, es todo esto y mucho más. En realidad, ella vive de sus inventos para transmitir pasión, tristeza, ternura, y sorpresas, muchas sorpresas. Placeres auditivos imposibles de definir.
Conocer a Eli Gras es amarla. Tan intensa es su entrega, el amor que pone en el trabajo y la calidez transmitida, por su intensa personalidad, que te la llevarías a casa de compañía eterna. El único problema sería que podría robarte la cubertería o una batidora. Con lo sencillo que sería sentarse en un taburete y tocar la guitarrica. Complicarse la vida fastidiándose las articulaciones (su labor es muy dura) es su doloroso sino al que no renunciará mientras el cuerpo aguante, nosotros con su permiso, la seguiremos disfrutando. Ese extraño y adorable elemento llamado Gras, Eli Gras.
Un trío esplendoroso
El escenario está vacío y los versos de Blanca Llum Vidal suenan grabados, el eco los refuerzan. Con los tres intérpretes en escena, la voz de Blanca se cruza con la grabación y la batería de Edi Pou comienza a percutir sus primeros redobles.
En tres ocasiones habían intentado llevar a cabo su primer experimento en comandita, a la cuarta fue la vencida. La formación clásica de la violinista Sara Fontán, el espíritu rockero (aunque sutil) del mentado Edi Pou sumados a la inspiración de la magnífica poeta Blanca Llum Vidal, debía ofrecer un resultado sorprendente y lo fue.
La excelsa Blanca nos comentaba, antes de iniciar su actuación, el reto que suponía elevar su voz por encima de la habitual pujanza resonante de Fontán y Pou; su preocupación era infundada. Llum Vidal no es tan solo una de las mayores promesas (más bien realidad) de la poesía escrita en catalán sino que además sabe interpretarla, no podía fallar. Sus acompañantes decidieron bajar un poco los tonos facilitándole la labor, todo un detalle previsto por mentes despiertas.
“Mis mayores referentes son Marina Tsvetáieva, Joan Brossa o Enric Casasses (con quien ha colaborado)”. También nos confesó que admiraba a Ovidi Montllor por su prodigiosa manera de declamar. La comunión perfecta.
En principio esta reunión a tres bandas diferenciadas podría resultar disonante, sin embargo, la armonía rayó la exquisitez. Post-rock de conservatorio, funk exacerbado y poesía arrolladora (“Tots els dimonis són a la terra”, clamó Blanca emocionada) fueron los ingredientes de una poción superlativa. Portentosos.
No encontrarán ningún disco de Los Sara Fontán, su proyecto camina por otros andurriales. “Creemos en otras posibilidades lejanas al usual circuito de disco y gira, no nos apetece entrar en este juego”, afirmó la violinista (quien utilizó en ocasiones el refinado instrumento como una guitarra de rock). Arriesgado es, pero los resultados le dan toda la razón. Es impensable recrear en estudio lo plasmado en directo y si añadimos la palabras de la poeta muchísimo más. Escandalosamente vibrantes y convincentes. La colaboración debe continuar. Muy grandes.
Futuro próspero
Existe mucha más vida musical que la vomitada por radios, televisiones o sitios web infumables, Dispositiu LEM nos la ofrece año tras año en bandeja de plata, no podemos obviarla. El próximo soplaremos juntos 25 velas, será un momento inolvidable. Larga vida al riesgo.
“Buscar-la per terra i empaitar-la pels camps i voler-la com sigui, diminuta o gegant, exagerada o precària, clandestina o resseca, solitària o confosa entre mates i arrels, més estranya imposible, ben igual a la resta, sobrevivent entre runes o embogida al barranc. Obsedir-s’hi si cal i demanar-li tan poc, que si cal, que ni curi. Només que hi sigui. Entrebancar-se per ella. Desobeir.
Flor romanial, Blanca Llum Vidal









Autores de este artículo

Barracuda

Marina Tomàs
Tiene mucho de aventura la fotografía. Supongo que por eso me gusta. Y, aunque parezca un poco contradictorio, me proporciona un lugar en el mundo, un techo, un refugio. Y eso, para alguien de naturaleza más bien soñadora como yo, no está nada mal.