¿Quién tiene tiempo para escuchar un disco entero? ¿Y varios? Pero es que estos no son unos discos cualquiera, sino que son los mejores discos del verano. Los esperadísimos nuevos discos de Lorde o Billie Eilish, el delicioso R&B de Leon Bridges (si te gusta, también tienes que escuchar a Jungle). Y la lista sigue.
Tal vez no los escuches todos. No hace falta tampoco. Pincha en el preview de Spotify para ver un poco de qué va el rollo, lee su reseña y descubre algo nuevo. ¿Quién sabe? Quizá así a lo tonto descubras tu nuevo grupo favorito de la vida.
Si no tienes suficiente puedes escuchar todas las listas de mejores discos del mes.

LORDE – Solar Power (Universal, 2021)
Tu bohemia de confianza
Lo nuevo de Lorde, Solar Power, ha levantado todo tipo de críticas. Cambio de registro o, todo lo contrario, han pasado cuatro años desde Melodrama (Republic Records, 2017). En plan, ¿y quién no lo ha hecho/va en piloto automático a partes iguales? Solar Power va de conectar con lo que nos rodea con un poco de crítica. En plan bohemio, pero no mucho como en Stoned at the nail salon. De cómo hacemos de lo transcendente lo banal, en lugar de disfrutar. Solar Power suena al filtro quemado y bien de grano para resumir tus vacaciones en Tenerife. A hilo de tienda de ropa que también se ha sumado a la ola de la psicodelia para la temporada de otoño. Un álbum muy chill y que, seguro, bocearemos en el Primavera. ¡Ganas!
Por María del Río.

LEON BRIDGES – Gold-Diggers Sound (Columbia, 2021)
Nostàlgia lírica
Gold-Digger Sound és el tercer àlbum de Leon Bridges i probablement el seu millor treball com a cantautor fins ara. Tot està cuidat a la perfecció, el lirisme de la seva veu, les reverbs, els beats entrant al moment exacte i la instrumentació subtil entre capes. És un disc per escoltar amb calma i apreciar tots els missatges que ens transmet Bridges –que sigui dit de pas, són vivències pròpies–. La nostàlgia és la paraula clau de l’àlbum i segurament, aquest sentiment s’apoderarà de tu des de la primera cançó. A través del R&B i soul, cada tema ens parlarà d’aspectes quotidians que de ben segur gairebé tots nosaltres haurem viscut en algun moment. Des de Born Again que ens parla de sentir-nos sols; Why Don’t You Touch Me parlant de la destrucció d’una relació o Magnolias sobre l’amor. Haureu d’escoltar el disc sencer per endinsar-vos en aquest mix de sentiments de Leon Bridges que a través d’un mid-tempo ens acabarà fent formar part de la seva nostàlgia.
Per Ivette Amargós.

BILLIE EILISH – Happier Than Ever (Darkroom / Interscope Records, 2021)
Madura, introspectiva y melancólica
Aunque el último lanzamiento de Billie Eilish sugiere que no es Happier Than Ever, demuestra que su música ahora es ‘Better Than Ever’. El nuevo disco de la artista de solo 19 años es su mejor trabajo hasta la fecha, el más honesto y el más poderoso de todos lo que hemos escuchado de la artista. Las letras detallan su doloroso ascenso al estrellato, de una manera realmente conmovedora, y la música que las acompaña se aleja del bedroom/nightmarish pop y se acerca a un sonido más puro, dejando sus emociones completamente descubiertas. La mejor pista del álbum es la que le da título, Happier Than Ever, aunque no aparezca hasta la penúltima posición. Empieza como una canción inquietante, una pista suave que rinde homenaje a las baladas de los 60s, pero al poco Billie nos arrastra al presente, a una canción llena de rabia sobre una ruptura. El control que tiene Billie sobre la música se vuelve cada vez más claro con cada lanzamiento, parece un artista que mejora cuando madura.
Por Scarlett Reiners.

JUNGLE – Loving in Stereo (Caiola Records, 2021)
Un disco anti-pandémico grabado en pandemia
Después de aparecer en 2014 con un aclamado álbum de debut homónimo y lamerse las heridas provocadas por el desamor en 2018 con el brillante For Ever, Jungle da un nuevo paso adelante en su carrera con el expansivo Loving in Stereo. Para ello, Josh Lloyd-Watson y Tom McFarland nos ofrecen un disco más pausado, pero igualmente bailable, que desprende un optimismo y un buen rollo extremadamente necesarios en estos tiempos que corren. El single Keep Moving ejerce de buque insignia con sonido radiofónico, en un álbum en el que la electrónica, el funk y el pop mezclan a la perfección. Destacan también la pegajosa All of the time, la frenética Talk About It o la setentera Fire, que parece sacada de una película sobre ladrones de bancos. Loving in Stereo incorpora las primeras colaboraciones de Jungle con otros artistas, como en Romeo, en la que filtrean con el rap junto a Bas o la fresca Goodbye my love, grabada junto a la intérprete suiza de origen tamil Priya Ragu. Un disco para celebrar y mover el esqueleto, en definitiva, un disco anti-pandémico compuesto y grabado durante la pandemia.
Por Pere Millan.

VINCE STAPLES – Vince Staples (Blacksmith / Motown, 2021)
Short and (bitter)sweet
Teniendo en cuenta los tres años que han pasado desde el muy breve pero denso FM!, casi parece que este homónimo regreso del rapero Vince Staples esté diseñado para saber a poco o por lo menos a lo justo y necesario; no en vano el anuncio de este álbum vino acompañado de otro para antes del fin de año, Ramona Park Broke My Heart, todavía sin fecha concreta de lanzamiento. Lo que se nos ofrece en este nuevo y también escueto álbum (apenas 22 minutos, lejos de los 60 de su debut Summertime ’06) es tal vez la versión más sosegada de Staples, ocho temas y dos interludios tan low-key que antes de que te des cuenta ya han sonado. Acompañado en el apartado musical por el omnipresente Kenny Beats, también en uno de sus registros más sutiles y cuidados, la colaboración entre ambos empieza con buen pie en temas como Are You With That? y Law of Averages, pero no tarda en devenir en música de fondo. El flow monótono de Staples y sus historias de violencia necesitan de instrumentales más enérgicas para poder realmente brillar. Esperemos que su inminente próximo álbum cumpla en los aspectos en los que este Vince Staples se queda corto.
Por Miguel Lomana.

LINGUA IGNOTA – Sinner Get Ready (Sargent House, 2021)
Un profundo escalofrío
Bajo el nombre de Lingua Ignota la cantante y multi-instrumentalista Kristin Hayter lleva publicando desde 2017 algunas de las obras más intensas y profundamente viscerales del panorama musical actual. Combinando sus enseñanzas en música clásica y piano con la abrasión de la música noise e industrial, Hayter relató sus experiencias como víctima de abuso sexual y violencia de género en All Bitches Die y Caligula, obras que ahondaban en su deseo de venganza contra sus perpetradores. En su nuevo álbum, Sinner Get Ready, Lingua Ignota explora el fervor religioso que recorre los Estados Unidos rurales así como su pasado como católica, prescindiendo en esta ocasión de los estallidos de ruido y utilizando texturas acústicas, tomadas de la música de la región de los Apalaches. Sin embargo, Sinner Get Ready no es por ello un ejercicio menos arrebatador, manteniendo el carácter hipnótico y perturbador de sus anteriores composiciones y evolucionándolo en el proceso.
Por Miguel Lomana.

YANN TIERSEN – Kerber (Mute, 2021)
Natura musicalitzada
El polifacètic músic –conegut entre altres per compondre la famosa banda sonora de la pel·lícula Amelie– s’estrena aquest any amb l’àlbum Kerber. És un disc on el piano i la música electrònica es fusionen en un únic so. Potser us sembla peculiar, però és tota una experiència sensorial. 46 minuts de pura calma, que si tanques els ulls la teva ment et transportarà a paisatges naturals plens de pau i bellesa. Precisament era això el que volia transmetre Yann Tiersen, cada pista representa sonorament el paisatge que l’envolta a la seva llar de Ushant. En definitiva, Kerber és una obra experimental i personal de set peces que ens condueix cap a un viatge sonor que val la pena sentir. Per si encara us quedeu amb ganes de més, l’artista va presentar també Kerber com a pel·lícula, on la música de l’àlbum formarà part del film.
Per Ivette Amargós.

BIG RED MACHINE – How Long Do You Think It’s Gonna Last? (Jagjaguwar, 2021)
Introspección, experimentación y cooperación
¿Qué puede salir mal cuando grandes músicos juntan sus miradas y colaboran para crear nueva música? Esto es lo que debieron pensar Justin Vernon (Bon Iver) y Aaron Dessner cuando crearon Big Red Machine, una especie de supergrupo cooperativo en el que dan cabida a otros músicos ávidos por experimentar. Su segundo álbum How Long Do You Think It’s Gonna Last? respira introspección y sosiego, como si se hubiera gestado en una noche entre amigos alrededor de una hoguera; pero la mayoría de sus cortes acaban pecando de monótonos, insípidos y, por momentos, incluso de excesivamente largos. La lista de colaboradores del LP podría confundirse con el cartel de cualquier festival, con nombres tan conocidos como los de Taylor Swift, con la que Dessner y Vernon ya colaboraron en sus últimos trabajos folklore (autoeditado, 2020) y evermore (autoeditado, 2020); Fleet Foxes o Sharon Van Etten. En el álbum destacan la desgarradora Hutch, que habla del suicidio de Scott Hutchison (cantante y guitarrista de Frightened Rabbit); Renegade, en la que Taylor Swift aporta texturas más poppies o Naeem, que ofrece un groove muy interesante. El álbum también sirve para escuchar por primera vez la voz de Aaron Dessner como intérprete principal como sucede en Brycie, homenaje que el multiinstrumentista dedica a su hermano y compañero de banda en The National, Brice. Por encima de todo, How Long Do You Think It’s Gonna Last? es un disco delicado y crepuscular, que rezume camaradería, pero que acaba sonando excesivamente conformista. Un disco de tonos grises, perfecto para las tardes de otoño.
Por Pere Millan.

ANGEL OLSEN – Asiles (Jagjaguwar, 2021)
80’s para siempre
Angel Olsen elige el formato EP para versionar, con su ironía e inteligencia habitual, cinco temas nada aleatorios. La americana resignifica el alma bailonga y disco de los 80, y probablemente sea el resultado de haberse visto secuestrada en su casa y haber querido buscar refugio en discos empolvados: el resultado parece ser desaliento y melancolía en vena. En esta afortunada recopilación, Olsen rescata los versos más fríos para que bailes Gloria (Umberto Tozzi, 1979) o Safety Dance (Men Without Hats, 1982) pero solo por dentro. A sus pandémicos 34, Olsen canta una complaciente bofetada a la ingenuidad del 20añero. Mención especial a Forever Young y la manipulación del tempo y tiempo: aceleración rítmica respecto a la original (corred, jóvenes para siempre) y contratiempos pronunciados con algo similar a latidos sintéticos. La versión del tema de Alphaville es un broche final prevenido por sonidos deformados y fantasmagóricos como la introducción de Gloria o el brillante interludio de Eyes without a face (Billy Idol, 1983).
Por Carmen Aumedes.

JAKE BUGG – Saturday Night, Sunday Morning (RCA, 2021)
Un salto de fe del indie al pop
Cuando vi el título Saturday Night, Sunday Morning, me recordó el himno de The Specials, Friday Night, Saturday Morning, una canción ligera, pegadiza y típica del estilo ska del grupo (y por todas estas razones, es una de sus canciones más populares). El sonido del nuevo disco de Jake Bugg, músico indie de Nottingham en el Reino Unido, se parece tanto a The Specials que a sí mismo. Antes un aficionado y miembro de la escena indie británica, Bugg ha dicho que ABBA y The Bee Gees han sido sus mayores influencias para esta nueva obra. El álbum abre con un choque, que se llama All I Need, un tema muy pop, y un poco sobreproducido. Esto no es tan sorprendente dado que compositores como Ali Tamposi, que ha trabajado con Camila Cabello y Dua Lipa, y Andrew Watt, productor de música para Justin Bieber, Post Malone y Miley Cyrus, colaboraron con Bugg en este álbum. Los puntos a favor, y los temas más memorables, son los que parecen más cómodos para Bugg. Por ejemplo, Kiss Like The Sun u Hold Tight, que mantienen la robustez de su estilo anterior, y que personalmente veo más destacables, pero sobre todo, más convincentes. Es un regreso a la escena algo rara para Bugg, pero con algún que otro tema que ha valido la pena esperar.
Por Scarlett Reiners.

HORSEY – Debonair (Untitled, 2021)
Enajenación transitoria
En un año repleto de buenos discos en lo que al rock y punk menos convencional se refiere (con los debuts de Squid y Black Country, New Road y el regreso de Shame, Viagra Boys y Black Midi entre otros) Horsey, cuarteto liderado por el guitarrista Jacob Read, ha aparecido casi como de la nada con un álbum tan tremendo que parece dispuesto a arrasar dentro de esta liga imaginaria. Tomando un aire mucho más teatral que su contemporáneos, Debonair es una chaladura repleta de cambios de intensidad directamente sacados del libro de trucos de Mike Patton, a medio camino entre el rock atonal, el jazz-punk y los pasajes lóbregos a lo King Krule (presente en Seahorse, el cierre del álbum). A mitad de camino del disco, incluso, el grupo se permite girar al pop con Lagoon, una enloquecida e infecciosa canción de amor. El grupo londinense no desaprovecha un solo segundo de duración para hacer de este Debonair uno de los discos más perversamente divertidos de este año.
Por Miguel Lomana.

TY SEGALL – Harmonizer (Drag City, 2021)
El fuzz de siempre y otros juguetes nuevos
Ty Segall, el ya no tan joven prodigio del garage rock californiano, regresa con un nuevo disco en solitario tras dos años, periodo extrañamente largo para el prolífico guitarrista. A lo que a estas alturas podemos esperar de un disco de Segall (esto es, guitarras a tope de fuzz con toques de psicodelia y miras al glam setentero) se le suma la incorporación de sintetizadores, un nuevo juguete con el que entretenerse Segall en sus nuevas composiciones y, con suerte, entretenernos también a los oyentes en el proceso. El resultado finalmente es convincente; los sintes, arpegiadores y cajas de ritmo se amoldan bien al distorsionado sonido del guitarrista, abriendo nuevas vías y aportando algo de color a un repertorio que, de no ser por estos retoques, entraría en lo más olvidable de Segall. Veremos en el futuro si este sonido llega para quedarse o si quedará como un experimento de una sola ocasión.
Por Miguel Lomana.

THE KILLERS – Pressure Machine (Island Rescords, 2021)
Costumbrismo crepuscular
Acostumbrados a las giras internacionales, los festivales multitudinarios y los estadios llenos, la pandemia ha llevado a The Killers a explorar sus orígenes. Concretamente, los de su líder Brandon Flowers, que aprovechó los meses de confinamiento para retratar lo más profundo de lo conocida como ‘América profunda’. Para ello, la banda nos traslada a Nephi, localidad de origen del vocalista de apenas cinco mil habitantes y situada en Utah, uno de los estados más conservadores y tradicionalistas de los Estados Unidos. Con este pretexto, Pressure Machine se convierte en un álbum costumbrista, tirando a campestre y que da voz a aquellas personas a menudo olvidadas por el sistema. Y lo hace literalmente, a través de notas de voz de personas reales de Nephi que ejercen de enlace entre canciones. El álbum arranca con la luminosa West Hills, que parece robada de un disco de U2; sigue con la épica calculada de Quiet Town, en la que asoma una armónica que recuerda a Bruce Springsteen; y se eleva con Runaway Horses, una delicada colaboración junto a Phoebe Bridgers. Pressure Machine representa un interesante paréntesis en la trayectoria de The Killers, en el que la banda de Las Vegas flirtea con el country y la americana y apuesta por una épica más controlada y menos efectista, alejándose de su zona de confort.
Por Pere Millan.

DEAFHEAVEN – Infinite Granite (Sargent House, 2021)
Hacia terrenos más gentiles
Creo que todos los fans de Deafheaven sabíamos que inevitablemente llegaría el momento en el que la banda dejaría atrás sus raíces black metal para abrazar un sonido más accesible; es una historia que se repite continuamente en este tipo de grupos que realizan música más “extrema”. Ya en su último álbum, Ordinary Corrupt Human Love, el conjunto parecía intentar preparar a sus oyentes para esta situación. Efectivamente, Infinite Granite es ese momento de cambio, en el que los intensos shrieks del cantante George Clarke son sustituidos por un nuevo y suave registro y en el que el shoegaze más calmado cobra protagonismo en su música. La transición, afortunadamente, consigue ser un acierto en vez de una versión descafeinada de ellos mismos. Los estallidos de intensidad marca de la casa, que todavía los hay, cobran más fuerza en contraposición con esta nueva dirección más gentil, creando en el proceso canciones como Lament for Wasps o Mombasa, que se establecen ya como puntos álgidos de su discografía.
Por Miguel Lomana.
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