Qué ganas tenemos todas de conciertos, de cantar, de bailar, en definitiva, de recuperar un poco de esa libertad y esa pequeña licencia para desmelenarnos de vez en cuando. Ante un verano que pintaba gris por la Covid-19, el anuncio por parte del Festival Cruïlla de la celebración de más de 250 espectáculos durante los meses estivales, en un formato XXS, fue una alegría tanto para el público en general como para los trabajadores del sector, y la respuesta recibida lo confirma: primeros conciertos y entradas agotadas. Jairo Perera, más conocido como Muchachito, colgó el sold out para el 3 de julio semanas atrás y anunció nueva fecha para el día 4.
El rumbero por excelencia de la casa sube al escenario como si se pasease por el salón de su casa: toma asiento, saluda, se levanta a por la guitarra como si no recordase que la necesita… En un principio iba a defenderse solo en el escenario, en formato “Hombre Orquesta”, pero finalmente lo acompaña Flor Inza (Amparanoia, La Troba Kung-Fú) con la percusión. “Yo seré hombre y ella orquestra” bromean. En la terraza del escenario Vallformosa se respira un ambiente distendido, entre amigos, parejas y cerveza, aunque esa tranquilidad, entiéndase en el mejor de los sentidos, poco iba a durar.
Tras anunciarnos, en modo irónico, que el concierto consistiría en canciones “muy tristes y lentas” arranca con Cuestión de Suerte. Formalidad entre los asistentes en sus asientos, pero para el segundo tema, Si tú, si yo, sí, no, algunos ya no pueden resistirse a bailar.
“Cuando nos explicaron el formato que iban a tener los conciertos, nuestras caras eran pa grabarlas” cuenta Muchachito. Lo cierto es que, a pesar de lo inusual de sentar al público separado, el entorno que ofrece el Poble Espanyol, con sus edificios, restaurantes y bares rodeando la plaza principal y el patio de butacas en versión terraza resulta idóneo para vivir un concierto diferente, cerca de los artistas y no echar en falta, salvando las distancias, el formato clásico de festivales y salas.
Suenan Aire, Me tienes frito, Azul, Caraguapa… Demasiado trabajo para los trabajadores de seguridad, que se afanan en pedir a la gente que se vuelva a sentar, una y otra vez. Entre tema y tema y, para que el asunto no se desmadre, el dúo nos ofrece kalimotxos, raciones de bravas e invitan a que hagamos la ola. “La verdad es que nunca habíamos hecho esto de las sillas… Bueno, una vez fuimos a una residencia”. La Quiero a morir enciende definitivamente la mecha y acelera más si cabe la noche, para seguir con las geniales Te perdí y 40 forajidos.
Llegando al tramo final del show, se acercan unos nubarrones que amenazan con estropear la noche y casualidad o no, la siguiente en sonar es Más que breve, esa que nos canta “hace un día gris, pero tú haces que vuele”. Finalmente caen un par de gotas, pero el tiempo nos respeta, aunque la verdadera tormenta llega con el indiscutible hit Siempre que quiera (“ojalá no te hubiera conocido nunca”), una especie de desmadre colectivo contenido, respetando, tal y como pidió el maestro de ceremonias, el “cada uno en su rajola”.
Para el bis llegaba el momento de homenajear a los referentes: “Hace doce años estuve aquí con el rey. No lo puso fácil, por eso, siempre Peret”. Parte del público ya la había pedido y el padre de la rumba catalana no podía faltar: la querida El muerto vivo dejó casi la totalidad de los asientos vacíos, poniendo el broche a la fiesta. Tras despedirse con el tiempo de concierto ya pasado y pedir disculpas, finalmente regresan para una última traca, con Pena, tristeza y dolor, colaboración del de Santa Coloma con Los Amaya.
Un primer concierto, para muchos, tras meses de espera, que cumplió con las expectativas y desinhibió al público a ritmo de rumba, dejando atrás las preocupaciones e incertidumbres causadas por esta inusual situación. Que no nos falte la música, la necesitamos más que nunca.







Autores de este artículo

Mikel Agirre

Víctor Parreño
Me levanto, bebo café, trabajo haciendo fotos (en eventos corporativos, de producto... depende del día), me echo una siesta, trabajo haciendo fotos (en conciertos, en festivales... depende de la noche), duermo. Repeat. Me gustan los loops.