Memorable. Esa es la palabra con la que mejor definiríamos lo vivido en la Sala Upload. Una noche de miércoles como pocas, de ensordecedoras guitarras por a la luz de los focos y pitidos en los oídos de camino a la oficina al día siguiente. La culpa la tuvo el post-punk de dos bandas relativamente recientes pero que representan lo mejor del género en el plano nacional e internacional: Preoccupations y Mausoleo. Presentando gira conjunta por nueve ciudades de todo el estado, fuimos los primeros afortunados de verlos. Maestros y discípulos, podríamos decir, aunque el bolo no iba para nada de cabezas y teloneros, si no de la admiración mutua convertida en combinación letal.
Mausoleo saltaron a escena con aparente naturalidad pero seguro con cierta excitación por la interesante gira que se les avecinaba. No era menor la cantidad de público que acudió al bolo por ellos, a pesar de ser el grupo pequeño, y enseguida el tablero de ajedrez que es la Upload presentó un aspecto fabuloso. Desde Valencia, con un álbum y dos EPs desde 2018, el trío derrocha actitud y estilo propio, habiéndose hecho poco a poco un lugar en la escena underground nacional. Sin ir más lejos, a nosotros nos los recomendó Cándido de Viva Belgrado en la entrevista que le hicimos en 2021.
Las melancólicas melodías de su brillante último EP, Refugio Transitorio (Humo, 2022), engancharon desde los primeros guitarrazos de Un Testigo o el maravilloso punteo de Epifanía. Andrés Sanabria (guitarra y voz), Xus Arcas (bajo) y Mikel Cabanes (batería) se mostraron engrasados en su particular estilo, influenciado por bandas de los ochenta como Wipers o Hüsker Dü. La combinación melódico-agresiva fue certera y cayeron temas como Paralelo, Extraño o Claridad, destacando el acierto a las seis cuerdas y carismática voz de Sanabria.
No les costó llenar el escenario. Su set se fue casi a la hora de duración y les permitió mostrar un amplio abanico de su eficaz repertorio, manteniendo el nivel desde el principio hasta el final. Atrapándonos una vez tras otra entre sus magnéticos riffs y contramelodías, la homónima Mausoleo –con su “todo luce precioso desde que no estás” gritado por las primeras filas– y el cierre con aire stoner de Verte Ser (a lo Go With The Flow de QOTSA) fueron la mejor carta de presentación de una banda con presente pero, sobre todo, con mucho futuro.
Llegaba la hora de los canadienses Preoccupations, en lo que iba a ser un directo de una brutalidad que supero todas nuestras expectativas, por altas que estas fueran. Antes conocidos como Viet Cong, nombre que decidieron abandonar tras las críticas por racismo que suscitaba su referencia al grupo armado vietnamita, son una de las bandas referentes en el post-punk desde la década pasada, también para el trío que había abierto la noche minutos antes, tal y como reconocieron al anunciar la gira conjunta. Arrancaron con Fix Bayonets!, de su último trabajo Arrangements (2022), una primera toma que sirvió para identificar los certeros y espectaculares golpeos del batería Mike Wallace como los que nos iban a guiar el camino durante la próxima hora y pico.
La Upload era el sitio perfecto para ello y el ruido subió por minutos. Los guitarrazos noise pronto empezaron a apoderarse de la sala dando paso a la acelerada Silhouettes, primer trance en el que cada pieza del cuarteto iba a su rollo. Los guitarristas Scott y Daniel, uno a cada lado, tocaban completamente ensimismados, con una expresión tan seria como la concentración que transmitían. Suponemos que se lo pasaron tan bien como nosotros, a pesar de no haber esbozado ni media sonrisa en todo el bolo. En el centro, imprescindibles bajo y voz de Matt Flegel, constantemente pidiendo subir el volumen hasta conseguir el ambiente deseado.
Con un repertorio variado y perfectamente seleccionado entre sus cuatro LPs, los fraseos alternados de Bunker Buster contrastaron con la aparentemente calmada y casi psicodélica Advisor, rompiendo poderosa a las órdenes de Wallace. Sonido impecable y ambientazo en pista: las melenas ondeaban y los cuerpos se retorcían… Incluso los miembros de Mausoleo ocuparon las primeras filas para disfrutar como cualquier fan (qué suerte la suya que aún los van a ver ocho veces más). Fue un directo que no se podría describir solo con canciones, trascendiendo totalmente todo lo imaginable con la simple escucha de sus temas: esa presencia, el atronador volumen, esos cuatro instrumentos que van por libre creando un todo, la vibración en el cuerpo que nos recorría hasta electrizar el pelo, lo melódico del ruido.
Tras un extra de sintetizadores y baile de la mano de Memory (Preoccupations, 2016), Continental Shelf, quizás su mejor corte, hizo las delicias de un público que coreo y agitó la cabeza con pasión entre el desasosiego de sus versos (“Don’t wanna face the world / it’s suffocating, suffocating“). Aun quedaba una espectacular bola extra: nada menos que la interminable y catártica Death. Perdiendo la noción del tiempo, incluso sin saber si aún seguíamos en el mismo tema, el cuarteto nos arrolló sin piedad, engulliéndonos en el maravilloso agujero negro que llevaban creando durante la última hora. Simplemente, una noche para el recuerdo.
Autores de este artículo
Mikel Agirre
Víctor Parreño
Me levanto, bebo café, trabajo haciendo fotos (en eventos corporativos, de producto... depende del día), me echo una siesta, trabajo haciendo fotos (en conciertos, en festivales... depende de la noche), duermo. Repeat. Me gustan los loops.