Este artículo se enmarca dentro de un especial sobre Rosalía de cuatro piezas (opinión a favor, opinión en contra, su historia a través de sus videoclips y las reflexiones sobre ella a las que hemos llegado tomando un vermut).
Rosalía es mucho más que música. Esa fue una de las conclusiones del vermut online exclusivo para suscriptores que compartimos con Marisol Salanova y Bruno Galindo, autores –entre otros– del libro La Rosalía, ensayos sobre el buen querer, moderado por Paula Pérez Fraga. En el capítulo de Marisol, sin ir más lejos, se planteaba el concepto ‘performance art’ para explicar que en su proyecto juega con todas las expresiones artísticas y culturales. En un concierto suyo, además de la música, la artista ha cuidado todos los elementos que la rodean: el vestuario, la estética, las imágenes, sus movimientos… “Todo es muy inmersivo en ella” dice Marisol.
“Y de eso se trata la contemporaneidad, ¿no? Estar en el mundo con tus cinco sentidos e interesarte por mil cosas”, interviene Bruno. Según él, cada vez debería ser menos noticia que haya un artista global y talentoso. No nos confundamos: esto no quiere decir que se le haya que restar importancia. El fenómeno Rosalía ha llegado a mucha gente de todo el mundo y “eso es un don”.
Work, work, work, work, work, work
Parte de ese éxito, introduce Paula, quizá sea debido a su cultura del trabajo. Curra como la que más, lidera un equipo, ha tenido vocación empresarial desde el principio, sus decisiones no son arbitrarias… Sin ese ímpetu y liderazgo, probablemente estaría en un punto muy diferente hoy en día. Marisol añade a la ecuación su capacidad de “encontrar sinergias entre compañeros para poder crear”. Aun así, Rosalía está en todo: desde que se le ocurre una idea, la producción, los visuales, el videoclip… Rosalía trabaja muy duro para conseguir todo lo que se propone y va a por todas sin dejar ni un detalle al aire. Según Bruno, “le echa mucho trabajo a su proyecto, es bueno, es justo que le salga bien.”
Es obvio que el auge del fenómeno Rosalía hace que le sea imposible abarcarlo todo, pero sí que quiere que sus ideas sean las rectoras, para mantenerse fiel a ella misma. Y así ocurre que la cantante sigue siendo ella misma desde hace cuatro años hasta ahora, con una personalidad que no ha cambiado. “Eso dice mucho de ella, tiene mucha endereza”, comenta Marisol. En esto, tiene mucho que ver cómo está configurado el negocio del entretenimiento. ¿Cuántos artistas se han visto abocados a seguir las dinámicas de mercado, a producir quizás cuando no estaban inspirados o adaptarse a los ritmos frenéticos de la industria?
Polémicas…
Para muchos, el flamenco es algo que viene en el ADN, de familia. Pero en el caso de Rosalía no ha sido así. Su éxito y el aprendizaje de toda esta música viene de haber clavado los codos en las escuelas de música por las que ha pasado. Según la reflexión de Bruno, “es interesante también para el mundo académico musical, ella es la prueba de que ciertas cosas que hasta ahora eran muy de ADN se pueden aprender y adquirir en otros lugares”. Pero aquí empiezan a surgir todos los debates que tan de moda estuvieron cuando empezó a tomar importancia Rosalía.
Hubo –y hay– mucho hate y discusiones sobre las dos famosas palabras ‘apropiación cultural’. Según opina Marisol, “estamos todos tan mezclados que generar esas divisiones étnicas es absurdo”. Poner barreras culturales y limitarte a practicar la cultura de tu entorno no creo que tenga mucho sentido en pleno siglo XXI y de ser así nos perderíamos una infinitud de cosas. Como por ejemplo la coreografía de A Palé, inspirada en una danza africana que ni siquiera nos damos cuenta de que hace referencia a esta cultura, pero eso es lo bueno, dejarnos de odio absurdo y de discutir sobre si imitar o coger referencias de este baile es una apropiación cultural. Bruno continúa diciendo que la gran culpa de todo este hate es del dinero, “Dios nos libre del dinero” que diría Rosalía. Si no hubiera tanto dinero por medio, la gente no se cabrearía. “España es un país tradicionalmente envidioso”, confiesa Bruno.
… y salseos
También, a medida que íbamos avanzando con el vermut, los salseos iban saliendo… Bruno cree que hay un pique musical por parte de C. Tangana hacia Rosalía. Tras el éxito desmesurado de la cantante no sería extraño que haya pensado “si mi chica lo consiguió yo tengo que estar ahí”. No cabe duda que la publicación de El Madrileño es un salto adelante considerable, aunque según el escritor, sea un disco muy de discográfica. Todo y desconocer la historia que hay detrás, personalmente opina que “se nota mucha dirección artística detrás y da la impresión de que hay más música de la que él ha escuchado”. Además –para acabar de rematar– parece que cada tema tenga una función diferente con la finalidad de contentar al mayor público posible. “Con esto le quiero gustar a los mexicanos, con esto a los gitanos… Yo le disparo a todo, que a algo le doy”, dice con contundencia Bruno.
Para acabar con el tema del hate, Marisol concluye que si Rosalía fuera un hombre, hay cosas que nunca le hubieran dicho. “La ropa, los morros, ahora se ha puesto más labio, ahora va muy ajustada…” En fin, comentarios tristemente aún presentes en el 2021. La escritora finaliza con una sabia conclusión: “hay estéticas horribles dentro del trap que yo no las critico, digo si la canción está bien o no. No nos fijemos tanto en la estética ni en lo físico”.
Autoras de este artículo

Ivette Amargós Galicia

Paula Pérez Fraga
Periodista, relaciones públicas, manager y directora de Qualsevol Nit. Soy adicta a Netflix y a las cookies de chocolate blanco. Me encontrarás bailando en cafeterías y trabajando en conciertos.