Lo más parecido a El Árbol de las Almas de Avatar es justo lo que estoy viviendo ahora mismo. Todos conectados con unas pulseras blancas (en vez de colas azules) a una rosa gigante (en vez de a un árbol de sauce). Este escenario tan mágico es el Palau Sant Jordi de Barcelona y no lo dirige James Cameron sino un líder de teenagers: Shawn Mendes.
El canadiense empezó para unos pocos en Youtube y Vine, conoció a su ídolo y referente Ed Sheeran y acabó en el primer puesto de la revista Billboard. ¡Le tendremos que atribuir algo más que pura suerte! Con suerte no se llena un Palau de 17.000 personas, ni tampoco se consigue un público totalmente unísono.
Cuando consigo deshipnotizarme de la gran rosa divergente en colores y ritmos, voy y tengo una alucinación. ¿Ese es Bill Murray? Shawn Mendes empieza justo como pensaba que acabaría el concierto, con su rompedora Lost in Japan. Y a mí sólo me queda pensar que soy Scarlet Johansson, como en la película que inspira su videoclip, Lost in translation. Pero no, vuelvo a una –no menos peliculera– realidad con There’s nothing holdin’ me back o Stitches, a toda mecha.
Entre solos de guitarra, un aura rockera y una pizca de R&B, me sorprende una entregadísima hija que no para de cantar las canciones de pe a pa, ¡pero sin dejar de mirar a su madre y no al cantante! Leo en la cara de la madre: ‘¿por qué no tendrá esta memoria para estudiar?’. Y estudiando es lo que tranquilamente podrían estar haciendo casi todos los asistentes un martes de marzo, o viendo Netflix. Mendes parece, de primeras, un plan a la altura.
La conexión por control remoto entre todos nosotros, él y la flor se hace evidente en una composición estelar. Las pulseras bombean con las melodías. Miro hacia adelante y hacia los lados y formamos una constelación bastante conseguida. Piel de gallina. Pero aquí la única estrella es él. Apenas 20 años y no falla ni un falsete y ni una sonrisa. No parece que acabe de atravesar una gripe por la cual casi cancela este concierto, la única fecha de la península para su actual gira (apodada sencillamente como The tour).
Una hora y media para tres álbumes repletos de hits se va quedando corto. Lo mismo de corto que su estancia en el core del Palau Sant Jordi, en El Árbol de las Almas con la rosa y un piano. Toca baladas emotivas como Never be alone y tras un tupido velo se vuelve sexy en Particular taste. ¡Lo tiene todo! Incluso una cover de Coldplay, Fix you. Un dato curioso: hace unas semanas Shawn Mendes estuvo en los Grammy con Miley Cyrus y ahora es Aitana Ocaña, de Operación triunfo, quien compartió un momento con el artista.
En la muñeca intuyo lo peor, más pulsaciones y epilepsia. El confeti se desata e In my blood aparece y desaparece entre humo. La madre de antes parece bastante alejada de estar aburrida, de hecho, tiene cara de todo lo contrario. No hay bis. Pero tengo claro que Shawn Mendes sí lo tendrá, y no a corto plazo ni solo para teenagers.





Autores de este artículo

Jessica Cobos

Mario Olmos
Vinculado a la fotografía desde el siglo XX. En los últimos años he juntado mi locura por la imagen y mi pasión por la música. Me consideran fotógrafo, pero me defino como alguien que deja momentos congelados con la intención de provocar una reacción.