Hay pocos festivales como el Sónar, tanto que incluso se le podría categorizar de rara avis. Su fusión única de la tecnología más puntera con la fiesta sin límites le convierte en uno de los pocos sitios en el mundo en el que pueden convivir el más nerd con el más makinero, pasando por toda la escala de grises intermedia en la que caben toda clase de diversidades y modernidades, y que el conjunto resulte natural y fluido. Su propuesta artística (con Aphex Twin, Max Cooper, Little Simz, Bad Gyal, Fever Ray, Eric Prydz, Black Coffee, Solomun o Samantha Hudson, entre otros nombres, como principales reclamos) ha atraído a más de 120,000 asistentes: 51,000 en Sónar Día y 69,000 en Sónar Noche. El 68% del público ha sido nacional, mientras que el 32% restante ha llegado de más de 100 países.
3 décadas de coherencia
Las empresas son las personas que las forman. Mantenerse joven 30 años nadie puede negar que es un propósito arduo, seas compañía o individuo, más aún cuando hay muchas miradas juzgándote. A diferencia de otros festivales que por no quedarse atrás han ido dando palos de ciego y consecuentemente perdiendo adeptos, el Sónar ha logrado mantenerse fiel a sus orígenes. Este ha sido su antiedad definitivo: no perder la esencia que te define a la vez que incorporas las tendencias. Tan fácil y tan difícil como suena.
Con una sólida reputación como pionero en la exploración de nuevos sonidos y géneros, el festival ha hecho de este enfoque su principal pilar. Fiel a su nombre, es un detector de sonidos que refleja y amplifica el presente y el futuro del panorama musical, y actuando como espacio para la innovación y el descubrimiento de nuevas corrientes.
El resultado es una experiencia inclusiva, vibrante y diversa. El techno más trallero de la mano de Amelie Lens cerrando el festival; los ritmos africanos de Black Coffee abriéndolo; reinas y diosas a las que les rezamos como Bad Gyal, La Zowi o Samantha Hudson; las sorprendentes Jovendelaperla, Shygirl o Blessed Madonna; DJ históricos como Angel Molina, Max Cooper o Richie Hawtin; conciertos únicos de Fever Ray o Little Simz; el espectáculo Holo de Eric Prydz, quizá el más para todos los públicos de la edición, con impactantes visuales holográficos de submarinistas y robots; o una charla de por qué los humanos empatizamos con esos cada vez más presentes androides basada en la experiencia de una directiva del MIT. Todo es Sónar.
Convivir con la IA
Este ha sido el año de la irrupción de la inteligencia artificial en nuestras vidas cotidianas de la mano del ChatGPT, pero el Sónar lleva hablando de IA desde tiempo ha, interesara o no a una masa considerable. Ese futuro del cual oíamos campanas repicar ya es inminente o una realidad que se experimenta en diferentes ámbitos. Centrándonos en la música, tal y como explica Aïna López en su reciente columna sobre la Inteligencia Artificial , “desde la canción que se hizo viral hace unos meses Heart On My Sleve de Drake y The Weeknd hasta un disco entero de Oasis (AISIS – The Lost Tapes) la IA sigue demostrando que no tiene límites. Lo que para algunos representa un mundo infinito de posibilidades, para muchos otros supone una gran amenaza.”
Más de 3.500 profesionales y expertos de las artes, la ciencia y la tecnología debatieron este y otros temas en un nuevo formato del Sónar+D (los espacios del Sónar Día también se renovaron y reconfiguraron) en el que se llegó a la conclusión de que la IA, para bien o para mal, está en nuestras vidas. Y será nuestra decisión individual cómo se configure esa relación, por lo tanto, si la interacción es positiva o negativa será el resultado de nuestras acciones.
Más Sónar
Después de 3 días en los que Barcelona ha sido el epicentro de la electrónica, habiendo conseguido contentar tanto a los frikis melómanos que querían descubrir y sorprenderse con nuevas sonoridades y/o aplicaciones tecnológicas como a los que solo buscaban una fiesta épica con sus colegas, toca seguir con nuestras vidas.
Pero ya hay planes a la vista: las celebraciones del 30º aniversario de Sónar continuarán en septiembre, pues serán ellos quien pongan la banda sonora del emblemático Piromusical de La Mercè. Además, el festival ya tiene programada su próxima edición para los días 13, 14 y 15 de junio de 2024, prometiendo mantener el nivel de su propuesta artística. Malo será que el futuro nos defraude.
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