En principio, incluso para sus más acérrimos defensores, existían dudas de si estos The Beat recordarían, de alguna manera, a aquella banda que, a finales de los 70s, junto a The Specials, Madness, The Selecter o Bad Manners (factoría Two Tone), nos enseñaron, a unos cuantos, que un ritmo trepidante, denominado ska, existía y había nacido en Jamaica: la Isla del Tesoro acompasado. Este reformado grupo que comanda, con mucho rigor, Ranking JNR (hijo del miembro original Ranking Roger, fallecido en 2019), no incluye a ninguno de los músicos que iniciaron el periplo, sin embargo, sus aptitudes impactaron de tal manera, que nos hicieron olvidar esos tiempos añorados.
Era previsible que la sala Wolf no se llenara y que el público asistente, peinara algunas canas. Estos detalles se cumplieron, lo que quizá no estaba previsto, es que las prestaciones de los de Birmingham fueran tan poderosas (en el inicio con Stand down Margret quedó, plenamente, demostrado) durante toda la actuación. Quizá podríamos aislar, de la plenitud, Carry the flag y Oi you! (composiciones de Ranking JNR), pero el resto, incluida la espléndida Side to side (excelente muestra de buen dancehall) superó, ampliamente, las expectativas. El sonido rozó la perfección y el “reverb”, esencial para los efectos vocales y en los instantes en que el dub ganó protagonismo, funcionó a las mil maravillas. Les podemos jurar que en el Wolf (con tantas columnas molestando) la excelencia harmoniosa no es sencilla de conseguir. Bravo por el técnico.
Sin su progenitor en escena, Ranking JNR tuvo que hacer de cantante, superar el escollo de elaborar buen toasting (estilo poco practicado actualmente), modernizar el discurso a base de aceleraciones ragga y, además, constituirse en un front band creíble. No tan solo pasó el examen con nota, sino que, en varios momentos, esa versatilidad que comentábamos, sirvió para superar épocas pretéritas. De todos modos, nada hubiera sido igual sin el motor sonoro que le custodió. El aplomo de una base rítmica extraordinaria, en la que destacó el baterista Jeep MacNichol, los buenos apuntes desde el saxo de Chico y la conjunción perfecta de los cuatro instrumentistas (debemos sumar guitarra y bajo), que incluso se permitieron el lujo de ejecutar el efecto freeze (imagen congelada), lograron que el show se convirtiera en un perfecto encaje de bolillos.
En cuanto al “set” ofrecido, no faltó ninguna de las piezas más esperadas. Una versión muy funky de Too nice to talk to, la incombustible Rough rider del genial Prince Buster, Twist & crawl, Noise in this world, una Psychedelic Rockers sabrosísima, el Hands off…she’s mine extendido e híper vitaminado, Ranking full stop, Mirror in the bathroom o el obsequio final con Jackpot.
Una buena legión de amigos, amantes de esas resonancias ska-pop (prohibidas para los sordos puristas), nos reunimos y gozamos como adolescentes renacidos. Esperábamos poco y JNR & compañía. nos ofrecieron una gozosa velada trepidante, vivaz, caliente y de un nivel musical altísimo. Otro duro sopapo en la mejilla para los que creen que el ritmo reside en martillear nuestras sufridas neuronas utilizando notas machaconas e intrascendentes. El futuro será melódico o no será.
Al festejo se unieron, como teloneros, Deskartats y Roff Bandits, dos aguerridas bandas locales que profesaron un amor profundo por su música adorada, aquella que nació en Jamaica a finales de los 50s. Que no decaigan.
Ska lives!!








Autores de este artículo

Barracuda

Marina Tomàs
Tiene mucho de aventura la fotografía. Supongo que por eso me gusta. Y, aunque parezca un poco contradictorio, me proporciona un lugar en el mundo, un techo, un refugio. Y eso, para alguien de naturaleza más bien soñadora como yo, no está nada mal.