Atractivo cartel el de la noche del 11 de octubre en el Auditori Ovidi Montllor del Espai Jove La Fontana, dentro de la ecléctica programación del LEM, uno de los festivales más originales y desprejuiciados de la escena.
Atractivo y curioso porque, quienes en principio ejercían de cabeza de cartel fueron los primeros en actuar. Los Tiger Menja Zebra, la evolución de los añorados Camping, presentaron su cuarto disco, Admirables, mostrando una tendencia más que positiva en su directo.
Si siempre habían mostrado un cierto estatismo en sus actuaciones, dejando que la rítmica música ejerciera de propulsor, en esta ocasión rompieron, por primera vez para quien les escribe, la cuarta pared y Xavi Font bajó a la pista para mezclarse con la audiencia. Destacar que los integrantes de Tiger Menja Zebra siguen cultivando la amistad de sus antiguos compañeros de correrías, así que, cuando bajaron un crash para que los asistentes se sumaran a la contundencia rítmica de los bateristas Tavo y Pablo García, se pudieron encontrar, en primera fila, con algunos de estos exintegrantes en una suerte de reunión familiar. Es lo que tiene crear música por el placer de hacerlo. Quizás no podrás vivir de ello, pero te irás encontrando en el camino a otros locos como tú que seguirán estando a tu lado en tus aventuras.
La actuación se convirtió en una especie de sesión, sin solución de continuidad, con Josep Arnan a la electrónica, creando bases oscuras que aumentaron la intensidad con la incorporación de toda la formación.
Fue un inicio de noche energético y vigorizante. Tras décadas en el mundo de la música, siguen creciendo.
A continuación, llegaron TANO! y pusieron la sala del revés. El guitarrista y cantante Oskar Garcia (nada que ver con quien escribe) y el batería y voz Víctor Pelusa exhibieron una compenetración casi telepática en un ejercicio de ruido y agresividad desprejuiciado y divertidísimo. Serán un dúo, pero su hiperactividad nos aportó toda la dopamina que pudiéramos necesitar, y más. Post hardcore, post todo, con una voluntad de llevar al límite la retroalimentación y con un dominio de las tablas sorprendente. El guitarrista acabó tocando mientras hacía crownsurfing. Y así todo. Fascinantes, sorprendentes y a seguir absolutamente.
El último grupo de la noche, Forces Elèctriques d’Andorra (F/E/A) dispusieron un muro de tres guitarras y bajo ante la batería, con cercanía conceptual y sonora a los Mogwai, con esos temas en rítmicas de 4 por 4 y las subidas y bajadas típicas del post-rock. Si sumamos que fue la formación menos experimental y que actuaron los últimos, fue el que menos huella dejó en quien les relata la velada, aunque hay que reconocer que su propuesta sí generó interés entre las primeras filas.
En definitiva, una noche ambiciosa, multifacética y original, las características que acostumbran a definir el LEM.
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