Trasladar a un escenario la poderosa complejidad sonora de los Alt-J no resulta fácil. Ahora bien, el trío originario de Leeds es capaz de suplir los artificios técnicos del estudio con una efectista y a la vez efectiva combinación de destreza instrumental, química interpretativa y efectos visuales. Situados sobre tres plataformas como si se trataran de alguna clase de sacerdotes del rock, los británicos protagonizaron un recital con aires de ritual en el que presentaron su último álbum, el notable The Dream (Infectious Music, 2022) ante un Sant Jordi Club totalmente entregado.
La noche arrancó con solemnidad. Pasados algunos minutos de las 21:30 horas, Joe Newman (guitarra), Thom Sonny Green (batería) y Gus Unger-Hamilton (teclados, bajos y percusiones) hicieron acto de presencia sobre el escenario interpretando Bane, cuyos intensos y por momentos ligeramente desafinados coros dejaron entrever la magnitud de la experiencia que se estaba a punto de vivir. Sin embargo, esta religiosidad se disipó rápidamente con el estruendo inicial de la progresiva Every other freckle.
Alt-J han hecho fortuna en el mundo de la música independiente mezclando las armonías vocales propias del gospel y el doo-woop con trazas de electrónica experimental y del pop británico, generando así una estética marcadamente arty. Después de arrollar en su debut An awesome wave (Infectious Music, 2012), que les valió para ganar el prestigioso Premio Mercury al mejor álbum británico del año, la formación de Leeds ha ido dando pasos adelante en su sonido hasta conseguir incluir su compleja e incluso críptica propuesta en el circuito de festivales de todo el mundo.
En este sentido, The Dream es el álbum que mejor consigue canalizar esa complejidad hacia el espíritu más pop, como demuestra la pegajosa The Actor, que hizo estallar los cánticos entre el público. Acto seguido, llegó la contundente In Cold Blood, que precedió a la sensual Tessellate, con la que Thom Sonny Green exhibió una vez más su calidad en la batería. El espectáculo entraba por los oídos, pero también por los ojos. Y es que cada canción estaba acompañada por un interesante juego de luces, sombras, láseres y humo que se entrelazaban con la voz y los instrumentos de los británicos.
La intensidad no bajó con la festivalera U&Me, que precedió a la futurista Something Good, en la que Gus Unger-Hamilton brilló con sus falsetes. Pese a que el repertorio no daba tregua, los de Leeds permanecían en todo momento impasibles encima de sus altares, sin mediar palabra entre temas. De hecho, la única interacción del trío británico con el público fue cuando Joe Newman pidió a los presentes que se unieran al rito cantando el inicio de la balada electrónica Matilda.
El concierto recuperó el aire ceremonial con The Gospel of John Hurt, que trasladó al respetable a una iglesia, mientras que la lúgubre Philadelphia dejó a varios de los presentes sin aliento. Entre ellas también sonó Montreal, tema inédito que la banda todavía no ha publicado su versión de estudio. El ambiente espiritual e hipnótico se mantuvo con Taro, cuyo final devolvió la energía a la pista.
El fin de fiesta estuvo marcados por los clásicos como Dissolve Me, cantado a medias entre público y banda; o Fitzpleasure, cuyo frenetismo incendió el Sant Jordi Club. La luminosa Left hand free y la socarrona Hard Drive Gold protagonizaron los bises. Como no podía ser de otra manera, Breezeblocks cerró una noche para el recuerdo.
b1n0 brillan durante la espera
El binomio de música electrónica b1n0 fueron los encargados de amenizar la espera. Y pese a lo complicado de su misión, Emili Bosch y Malcus Codolà salieron más que airosos. Los catalanes repasaron los principales temas de su repertorio ante la admiración de un público que incluso se quedó con ganas de más. Quédense con su nombre, porque este dúo barcelonés apunta bien alto.






Autores de este artículo

Pere Millan Roca

Víctor Parreño
Me levanto, bebo café, trabajo haciendo fotos (en eventos corporativos, de producto... depende del día), me echo una siesta, trabajo haciendo fotos (en conciertos, en festivales... depende de la noche), duermo. Repeat. Me gustan los loops.