A Mayte Martín, la critican en Catalunya por cantar flamenco y en Andalucía es menospreciada por no creerla capaz de sentir un arte que consideran suyo e intransferible. Nosotros sabemos, y Mayte la primera, que esas opiniones sólo muestran inopia, así que mejor ignorarlas. Por suerte son minoritarias, no reflejan el pensar de la mayoría. El flamenco es una pasión universal, sin patria posible; una turbación profunda, nacida en lo más hondo del alma. La ilustre cantaora, se considera un potaje: hija de madre catalana y padre malagueño, es el mejor ejemplo para definir nuestra teoría y el mensaje que durante 25 años ha tratado de difundir el festival Ciutat Flamenco de Barcelona, coorganizado por el Taller de Musics y el Mercat de les Flors.
La relación entre Barcelona y el flamenco se remonta al siglo XIX, concretamente comienza en el Gran Teatre del Liceu, donde los bailarines Juan Camprubí y Manuela García participaron en la inauguración del teatro, corría el año 1847. En los años veinte se consolida dicho vínculo en locales del barrio chino y nacen artistas de la talla de Carmen Amaya. Gracias al estrellato conseguido por cantaores como la propia Mayte o Miguel Poveda, a valores en alza tipo Pere Martínez y Rosalía, a asociaciones con el empuje de El Dorado Sociedad Flamenca (diez años recién cumplidos), o el certamen que nos ocupa, dicho vínculo sigue bien vivo y efervescente.
Ciutat Flamenco (heredero del festival Ciutat Vella), ha preparado un verdadero festín para celebrar su aniversario. Sólido elenco donde participarán figuras contrastadas junto a prometedores talentos. Aurora, una apuesta del Taller de Musics, serán los encargados de subir el telón el 17 de mayo en la Sala Apolo, cortina que bajará el 27 de este mismo mes Rycardo Moreno en el Auditori de Sant Martí. Once espectáculos sin desperdicio situados en nueve escenarios distintos. Un deleite para expertos y neófitos. Ingente esfuerzo.
Ciutat Flamenco (heredero del festival Ciutat Vella), ha preparado un verdadero festín para celebrar su aniversario. Sólido elenco donde participarán figuras contrastadas junto a prometedores talentos.
El eclecticismo será el protagonista. Nadie podrá sentirse defraudado por una programación que nos llevará de lo más jondo hasta territorios sin explorar. El primer plato fuerte viene de Huelva y se llama Argentina, colosal torbellino para arrasar la Sala Apolo. El Born CCM, acogerá la guitarra de Chicuelo y el cante de la prodigiosa sevillana La Tana, singular retorno a las más puras esencias. El metaflamenco del insobornable Jorge Pardo sonará en la Sala Apolo, y, un día después, Arcángel y Las Nuevas Voces Búlgaras presentarán su disco Al este del cante en Barts, punto culminante del festival. El Dorado tiene la suerte de poseer un auditorio de excelente acústica y el público más entendido. En este santuario actuarán la bailaora Ana Morales y el guitarrista José María Gallardo, juntos evocarán la época gloriosa de la segunda mitad del siglo XIX. La seducción y el riesgo aparecerán con la bella voz de Mariola Membrives, cada vez más presente y admirada, compartiendo escena en la Sala Hiroshima junto a La Piccola Orchestra Gagarin, viaje imprescindible hacia otra galaxia flamenca. Flamenkat, Tablao de Musics y Euskal Barrokensemble, interesantes opciones en germen, completan el cartel.
Qualsevol Nit cubrirá en profundidad el evento para poder ofrecer a nuestros seguidores un amplio resumen, ilustrado con fotografías de Marina Tomàs, cuando este concluya.
A menudo huimos del flamenco por prejuicios o con la excusa del desconocimiento. Entender sus diversos palos es tarea complicada, pero no imprescindible para amarlo. Destila tal conmoción, que te atrapa como una inmensa tela de araña imposible de romper. Arrinconen sus complejos y déjense llevar por la catarata de emociones que con seguridad les ofrecerá Ciutat Flamenco. 25 años de lucha infatigable son el mejor aval.
Autores de este artículo