El lanzamiento este año de Teatro Lúcido, el cuarto álbum de La Femme, fue una pequeña sorpresa por dos cosas: primero por ser un disco cantado completamente en español, un homenaje inesperado a la música latina y española; segundo, por venir tan solo un año después del anterior Paradigmes cuando, precisamente, el conjunto liderado por Sacha Got y Marlon Magnée es de tomarse su tiempo entre trabajos.
Y aunque tuviéramos su recuerdo reciente de su paso por Razzmatazz (marzo de 2021, eso sí, haciendo esta vez ‘upgrade’ de la sala 2 a la 1), no pasar por España con un disco como Teatro Lúcido entre manos hubiese sido poco menos que una traición. Así que, con todo vendido una noche de martes, era momento de regresar.
La sala se encontraba ya prácticamente llena para la telonera y protegida de la banda Sam Quealy, una cantante/bailarina rara y ‘trashy’ con un look que cae en algún lugar entre Samantha Hudson y Shakira en el vídeo de Las de la intuición. Acompañada de una espada de juguete y una banda sonora de tecnopop con énfasis en lo tecno, puso la noche en acelerón sin necesidad de esperar al acto principal.
Ahora ya aguardando al grupo francés, impaciente, surge entre tanto un curioso patrón entre el público que, una vez visto, uno no puede quitarse de la cabeza: gente conjuntando looks de rojo y negro, mires a dónde mires. ¿Un homenaje a los colores de las portadas de Paradigmes y Teatro Lúcido? ¿O tal vez es así como imaginamos que viste la gente en París? De ser así varios debieron llevarse un serio chasco cuando finalmente La Femme subió al escenario y aparecieron esas siete personas embutidas en unos impolutos trajes blancos que parecían robados del armario de The Hives.
Tras cuatro voluminosos sintetizadores llenando la primera fila, al estilo Kraftwerk, y con un gran display holográfico coronando la escena, con el logo del grupo flotando y mutando de color, el grupo comenzó por la Fugue Italienne que da comienzo a su nuevo disco. Una intro que empieza por pasodoble y acaba derivando en aquello en lo que La Femme se especializa, esto es, psicodelia, surf, new wave retrofuturista, todo esto hecho tremendamente bailable. Con el público ganado desde el minuto 1, solo quedaba mantener ese nivel durante el resto del show.
Exprimiendo al máximo sus pantallas flotantes, el conjunto pasó de inmediato a un clásico suyo, Où va le monde, de la que proyectaron la letra en lo que para un servidor fue el primer concierto con opción para karaoke incluida. Con otro tema de su repertorio ‘españolizado’, la muy literal Sácatela, causaron, como era de esperar, furor entre los asistentes, los primeros asomos de pogo y todo el público gritando a viva voz el título de la canción.
De su disco debut, Psycho Tropical Berlin, Antitaxi y Sur la planche 2013 mantuvieron el ritmo de la noche a toda velocidad. De Paradigmes cumplieron la misma función temas como Foutre le bordel, otorgando al concierto la capacidad de deformar el tiempo, de que una hora y media de concierto pase volando sin que nos demos cuenta.
¿Qué más hubo? Solos de teclado interpretados levantando el sintetizador entre brazos como si se tratara de un keytar, apariciones estelares de Sam Quealy añadiendo aún más espectáculo a lo ya presente, descamisamientos, ‘crowdsurfing’ y más parafernalia, todo en pos de mantener esa máquina que son sus conciertos en constante movimiento, de apenas dejar un respiro hasta prácticamente el tramo final con It’s Time To Wake Up 2023. Y eso era tan solo un pequeño descanso para lo que venía inmediatamente después, la canción Tatiana, de su disco Mystére, el momento de agotar definitivamente todas las fuerzas que pudieran quedar.
Autores de este artículo
Miguel Lomana
Aitor Rodero
Antes era actor, me subía a un escenario, actuaba y, de vez en cuando, me hacían fotos. Un día decidí bajarme, coger una cámara, girar 180º y convertirme en la persona que fotografiaba a los que estaban encima del escenario.