Escuché por primera vez Dance with somebody a los 16 años en un after. Qué hacía ahí a las seis de la mañana aún siendo menor de edad es otra historia. La cuestión es que este tema me llegó al corazón como ninguna canción lo ha hecho nunca. Para mi gran desgracia al día siguiente solo me acordaba de la palabra dance. Prueba a buscar dance canción en Google. Pasé años en la inopia hasta que un día en la Universidad sonó por casualidad en mi Spotify. Bendita inteligencia artificial. Desde entonces siempre digo que es mi canción favorita. ¿Eso convierte a Mando Diao en mi grupo favorito? Tampoco me opondría.
Antes de continuar, si no conoces de nada o no lo suficiente a estos suecos, aquí tienes cinco canciones que debes conocer de Mando Diao:
- Dance with somebody.
- Gloria.
- Good times.
- Shake.
- Motown blood.
Después de OBGMs, diminutivo de The oOohh Baby Gimme Mores, la sala Apolo de Barcelona estaba preparadísima para acoger a los protagonistas de la noche. Mando Diao venían a presentarnos su último disco, Good times (BMG, 2017), del cual salieron la mayoría de canciones del setlist, entre ellas: All the things, One two three, Voices on the radio… Y no defraudaron ni una milésima. Ya han visitado Madrid y Barcelona, y hoy actúan en Gijón y mañana en Santiago de Compostela. Sold out en ambas. Si te has quedado sin tus entradas, Mando Diao son cabezas de cartel de un nuevo festival que se ha anunciado hoy mismo: O Son Do Camiño, que reunirá no Monte do Gozo de Compostela a The Killers, Franz Ferdinang, Two Door Cinema Club, León Benavente, C Tangana, Novedades Carminha, The Gift, Triángulo de Amor Bizarro… BuenobuenoBUENO. Cartelaco.
Hablando de mil grupos, Mando Diao no son los únicos nórdicos que lo petan millones. De esas gélidas tierras han salido nombres como Björk, Kings of Convenience, Kakkmaddafakka, The Raveonettes, Of Monsters and Men, Sigur Rós… Con numerosos temas, como Dancing all the way to hell o The band, el público saltaba y yo temía por el antiguo suelo de Apolo. Nos veía a todos cayendo al metro de Paral·lel. Pero sobrevivimos al subidón y cuando bajamos revoluciones en Mr Moon nos dimos cuenta de que la temperatura había subido bastantes grados. El cantante principal, Björn Dixgård, ya se había desabrochado varios botones de su camisa negra. Y en el público poca ropa quedaba.
Ya sin camisa parecía que el mismísimo dios Thor había cambiado su martillo por el micrófono para deleitarnos con temazos como Break us, Down in the past o Gloria (preciosa letra sobre una mujer que supera la violencia machista) con esa voz rasgada tan particular que tiene Björn. No tenían problema en pasar de la balada al mejor dream pop, pasando por el rock más poguero. Pocos grupos pueden zigzaguear tanto entre estilos tan antagónicos y gustar a dreamers y rockers por igual. Mientras su compañero Jens Silverstadt presentaba al resto de músicos iba diciendo well, well, well… Y detrás de mi escucho decir a una chica que bien podría ser la hija secreta de Carmen Machi, “ay tú sí que estás well”. Y justo entonces, para deleite de muchas, Björn se refrescaba vaciándose encima lo que quedaba de su botella de agua. Y así un poco todo. Sudor y otros líquidos en la espalda de Björn y sudor y otros líquidos en las entrepiernas de sus fans.
La apoteosis llegó en los bises. Shake fue la primera canción escogida para despedir definitivamente el concierto. Shake me all around, shake me to the ground, shake me with no fear, shake me out of here. I need somebody, to call me honey; girl, you got me; won’t you take me home? Y bailamos, y saltamos, y repetimos el estribillo como si no estuviéramos a miércoles sino en el bizarro paraíso de la portada de su último disco. Y, mientras los flamingos se acercaron para formar un corazón, sonó LA canción. I’m falling in love with your favorite song, I’m gonna sing it all night long, I’m gonna dance with somebody… Dance with somebody (Give me fire, 2009). Dance, dance, dance. Y gritamos. Grité la letra de la canción en honor a esa noche en el after cuando me cautivó tanto. Grité con la cabeza alta, igual que cuando dije que era mi canción favorita en una presentación de periodismo cultural en tercero de carrera y todos me miraron extrañados. Grité por todas las veces que he querido enviar todo a tomar por culo y simplemente bailar con alguien. También grité por no poder hacerlo nunca. Ese era mi momento. Y me quedé sin aire.
En fin. Que la música de Mando Diao mola, pero aún con toda mi emoción admito que no es una revolución para los sentidos. Simplemente es sexy, bailable y divertida. Pero, ¿acaso no es esa la definición del rock que hacía Elvis? Pues a mover tu pelvis.
Autores de este artículo
Paula Pérez Fraga
Víctor Parreño
Me levanto, bebo café, trabajo haciendo fotos (en eventos corporativos, de producto... depende del día), me echo una siesta, trabajo haciendo fotos (en conciertos, en festivales... depende de la noche), duermo. Repeat. Me gustan los loops.