Pocas veces los conciertos te dejan sin palabras y, desde luego, los de Mon Laferte consiguen dejarte afónica. El pasado jueves 19 de julio, dentro de la programación del Festival Grec de Barcelona, la cantante chilena se subió al escenario de la Sala Barts dispuesta a entregarse por completo al público y el público a ella.
Apenas hicieron falta unas notas para que los asistentes averiguasen cuál era el primer tema escogido: Tormento de Mon Laferte Vol. 1 (Universal Music, 2015), el álbum que catapultó a la cantante al éxito hace ya cuatro años. En un abrir y cerrar de ojos la sala empezó a cantar a capella los versos de la historia de un amor violento que terminó: “Nadie más te amará / Como te pude amar / Nadie más te puede aguantar / Como yo, como yo”. Y, así, del dolor pasó al éxtasis con el sensual tango No me quites de acá.
Todo el recital fue una explosión de emociones, de idas y venidas. Laferte jugaba con el público y al público le gustaba: en un momento te tenía en pie bailando Cumbia para olvidar y, en el siguiente, inmóvil, intentando aguantarte las lágrimas con Quédate esta noche. Con cada tema mostraba una de sus múltiples facetas: la profunda, la seductora, la bailarina e, incluso, la rockera con Chilango blues, un single con tan sólo dos semanas de vida en internet y que ya alcanza más de tres millones de visualizaciones en YouTube. “No sé si habrán escuchado este tema”, advirtió Laferte a sus fans antes de cantarlo, pero ya era tarde porque casi todos se lo sabían.
Con Amor completo la cantante lo volvió a conseguir: el público alzó su voz. Y en agradecimiento por su entrega la artista prometió: “Todas las canciones que quieran las vamos a tocar esta noche”. Entre las peticiones estaba La Trenza, una tierna balada inspirada en los consejos que la abuela de Laferte, Norma, le daba cuando la peinaba antes de ir al colegio. Con dos guitarras acústicas, la artista logró crear un espacio íntimo que transformó en pista de baile con la rockera Si tú me quisieras y los ritmos latinos de Amárrame.
Los afortunados de la primera fila aprovechaban su cercanía con la cantante para entregarle obsequios. Ella se emocionaba y lo daba todo en el escenario. Cuando parecía que el concierto no podía subir de nivel llegó el animado No te fumes mi mariguana, con el que Laferte se convirtió en directora y el público en su orquesta. Fue entonces cuando se produjo uno de los momentazos de la noche: la artista se lanzó encima de sus fans y ellos la pasearon en volandas por la sala.
Al regresar al escenario la fiesta llegó a su fin con El diablo y los solos de los increíbles músicos que acompañaban a Laferte. Pero, obviamente, el público no los dejó escapar tan fácilmente y menos aún sin tocar las dos canciones más esperadas de la noche: Mi buen amor y Tu falta de querer. Tras los bises, todos se dieron por satisfechos –menos una fan que aprovechó para subirse al escenario–.
Y esta es la magia que obra un concierto de Mon Laferte: te ves reflejada en sus letras, paseas por un sinfín de géneros musicales, saltas, bailas y, como ella, cantas hasta que tus pulmones revientan.
Autores de este artículo
Celia Sales Valdés
Aitor Rodero
Antes era actor, me subía a un escenario, actuaba y, de vez en cuando, me hacían fotos. Un día decidí bajarme, coger una cámara, girar 180º y convertirme en la persona que fotografiaba a los que estaban encima del escenario.