Desde la parte de atrás del escenario, dos baterías electrónicas vigilaban al público. Drew Christopherson y Ben Ivascu las capitaneaban, veloces y concentrados, y sumían la sala en una atmósfera especialmente enérgica. A conjunto, un ordenador a un lado del escenario también marcaba el tiempo de las canciones. El synth-pop de Poliça es una excepción entre su género: un despliegue de percusión fuera de lo común que hace de sus directos una experiencia íntima extremadamente potente. Una sensación respaldada por la excelente iluminación –siempre lo es en La Nau– que hacía a las veces de visuales y que hacía parecer como si se deslizaran gotas de lluvia por todo el escenario en una noche de invierno.
Channy Leaneagh, protagonista de la noche, maravillaba al público con su voz aguda y firme en letras como Driving o Fold Up, en que el hip-hop es más latente que en otros temas. Leaneagh movía sus manos como rapeando y, a la vez, contorneaba su cuerpo bailando de una manera más pop. Es esta manera congregadora de estilos tan diversos que tienen de entender la música lo que enamora de Poliça. O quizás la solidez de su propuesta –con batería doble, bajo, voz principal y sintetizadores–, menos común de lo que parece y con un potencial explosivo. O el bellísimo clasicismo performativo y vocal de Leaneagh. Todo eso es Poliça, que soplaba magia orgánica al público.
¿Y cómo una banda con un directo tan impactante llena solo la mitad de una sala mediana como La Nau? Barcelona es una plaza difícil a nivel de asistencia a conciertos entre semana. Y este show, programado en martes, no fue una excepción. Quizá fuera por la cantidad de oferta que hubo, quizá por el efecto coronavirus… Claro está, las bandas no pueden estar pendientes de pausar unos días sus giras internacionales para recibir más afluencia de público. Una verdadera lástima que tan poca gente viera un directo tan interesante como el de los estadounidenses. Para Poliça no fue, en absoluto, un problema: la elegancia y la entrega total fue clave durante todo el concierto. Y los que estaban eran los incondicionales.
Los de Minneapolis presentaron When We Stay Alive (Memphis Ind., 2020), su último y recién estrenado disco de estudio, del cual canciones como Driving o TATA fueron de las más aplaudidas. Pero también se acordaron de viejos y memorables temas, como Lime Habit, que causó furor entre el público. Entre el ambiente se notaban las ganas mantenidas durante años de verles en directo. Y qué suerte que, tras ocho años de carrera, los pudimos ver, si bien las cosas no les han sido fáciles: hace dos años, Channy sufrió un accidente que le destrozó varias vértebras y tuvieron que tomarse un tiempo sin girar. “Es nuestra primera vez aquí en Barcelona”, admitía Leaneagh entre canciones, algo que sorprendió a la mayoría del público. Que sea la primera de muchas más.
Autores de este artículo
Karen Montero
Víctor Parreño
Me levanto, bebo café, trabajo haciendo fotos (en eventos corporativos, de producto... depende del día), me echo una siesta, trabajo haciendo fotos (en conciertos, en festivales... depende de la noche), duermo. Repeat. Me gustan los loops.