A finales de los 2000, Russian Red dejaba una marca profunda en la escena indie española. Con tan solo veintidós años, Lourdes Hernández González se presentaba al mundo con un álbum en que daba a conocer su intimidad lírica y su encantadora voz. Todo materializado de una forma muy austera, con la compañía de apenas unas cuerdas. En aquel entonces, Russian Red iniciaba su carrera cantando en inglés.
Después de distintas grabaciones y algunos parones musicales, Russian Red regresaba a los escenarios con un público ansioso y expectante. La artista entraba repentinamente con una puesta en escena teatral. Con la mirada clavada en el techo modernista del Palau, Russian Red expresaba con gestos lo genuino del amor. Un concepto que perfila con un traje y un pañuelo rosas intensos, complementados con un tutú violeta.
En una primera fase, la cantautora presentaba el repertorio de su último álbum en español. Por primera vez, la cantante se atreve a componer en su idioma nativo. Se trata de un LP que gira en torno al amor desde una perspectiva fresca y con ganas de experimentar. Con una voz cautivadora acompañada de su banda, Russian Red enfatiza el sentimiento de sus canciones con gestos de brazos.
En el escenario, la artista actúa de una forma totalmente impredecible. De forma súbita, Russian Red toma un espejo en forma de corazón y juega con su reflejo de la luz. La cantante proyecta el haz hacia un público concentrado en su experimentación. Hasta el momento, parece un personaje que encarna el amor en una obra de teatro.
En una segunda fase, Russian Red aparece de nuevo con un vestido blanco con largas tiras en las mangas. Con una voz diáfana, la artista enlaza las notas suaves con las intensas de forma exquisita. Las notas vocales emiten un eco que resuena en todo el Palau. La banda está en harmonía con la cantante y toca instrumentos diversos que se aprecian por sí mismos. En esta parte, la cantautora se retrotrae a sus primeros trabajos en inglés, sobre todo a su álbum ‘Fuerteventura’.
Russian Red da pie a las canciones de una manera improvisada. Desde el palco, da la sensación de que se expresa desde una absoluta transparencia, como si dijera lo que piensa y siente en todo momento. El amor es un tema recurrente, y en varias ocasiones pregunta al público acerca de sus experiencias. La artista experimenta con la interacción del público, generando un diálogo espontáneo entre ambos. Al fin y al cabo, Russian Red encuentra amor en la magia de la experiencia colectiva.
Autores de este artículo
Pau Lobato Ferrando
Marina Tomàs
Tiene mucho de aventura la fotografía. Supongo que por eso me gusta. Y, aunque parezca un poco contradictorio, me proporciona un lugar en el mundo, un techo, un refugio. Y eso, para alguien de naturaleza más bien soñadora como yo, no está nada mal.