Say She She (Piya Malik, Nya Gazelle Brown y Sabrina Mileo Cunningham) son un trío vocal, formado en Brooklyn, que surgen no para imitar, sino para unirse, tímidamente, a aquellas selectas formaciones como The Pointer Sisters, The Three Degrees, First Choice o Sister Sledge que llenaron nuestras vidas de ritmos y melodías irrepetibles hace… mejor lo dejamos.
Con Sister Sledge su relación se hace más próxima. Los mejores éxitos de las cuatro hermanas de Philadelphia los lograron gracias al tándem Bernard Edwards y Nile Rodgers, es decir Chic. Quien haya escuchado a nuestras protagonistas de hoy, habrá detectado el parentesco sonoro que las une con el genio Rodgers, con menos inventiva en la producción, eso sí. En cualquier caso, lo importante es saber que el nombre Say She She proviene, precisamente, de su semejanza con la palabra Chic, algo suavizada. Los honores al maestro guitarrista quedan pues demostrados.
Las tres estupendas intérpretes (Nya y Sabrina estudiaron canto lírico) subieron a la montaña de Montjuïc para mostrar su categoría y esa mezcla de funk, disco, psicodelia y pop que tan bien han sabido trabar.
Otro de los atractivos del acontecimiento era saber si podríamos comprar los vinilos de colores que han editado con muchísimo gusto y originalidad: ‘Prism’ podía sonar muy bonito vestido de rojo.
Tempos variados
Say She She juegan al despiste con buen criterio. De hecho, lo hacen como todos los grupos nombrados anteriormente que supieron conjuntar ritmos frenéticos con medio tiempos permitiendo respirar y tomarse un descanso después del bailoteo. Eso sucedía en unos espacios llamados discotecas (la nomenclatura permanece, no el ambiente), tan lejanos que parecen emparentarse con la época de los dinosaurios.
A las dicharacheras cantantes les gusta permutar cadencias, convirtiéndose en uno de sus mejores valores. Esos cambios de marcha rompen la monotonía creando un mundo sonoro mucho más rico. Hasta este momento hemos hablado de su poderío en estudio, desgraciadamente en directo las cosas viraron a negativo y no precisamente por su culpa.
El peligro del directo
A pesar del poco público reunido en el Upload (ya sabemos que los sonidos añejos causan alergia entre la juventud actual), arrancaron con fuerza inusitada, diríamos que excesiva. Gastar uno de sus mejores cartuchos a las primeras de cambio puede ser un arma de doble filo. Los presentes se enardecieron inmediatamente con C’est si bon y así siguieron hasta el último minuto, la arriesgada jugada les salió bien.
C’est si bon se acerca muchísimo a la estela legada por Chic, pero también nos recuerda al sonido Munich, aquel género injustamente denigrado y que lideraron entre otras Silver Convention, Baccara o la grandiosa Donna Summer, referentes que tampoco pueden faltar cuando citamos a la terna en cuestión.
Su camino hacia el éxito definitivo (no será fácil) acaba de empezar y no podemos pedir milagros, sin embargo, detectamos algunos defectos que deberían mejorar.
Reeling (Summer en la memoria), Prism, la pausada Don’t you dare stop, Forget me not (que bordaron cual Valquirias Wagnerianas) o Miracles, fin de fiesta y que podría colar perfectamente en la banda sonora de ‘Saturday Night Fever’ son buenos temas, cantados con una perfecta sincronización de las voces y muy agradables para escuchar o bailar con fruición. No obstante, les falta chispa para acabar siendo “pelotazos”. Cierto es que el resultado en estudio es notable y engancha, pero sus flaquezas aparecen en la traslación al directo, al menos con la banda que les acompañó en esta ocasión.
Al justito grupo compuesto por teclados, guitarra, bajo y batería le faltó feeling y conocimiento del punch funk, posiblemente con una sección de vientos hubieran embellecido las prestaciones, aunque se nos antoja que el nivel no da para demasiadas alegrías; el descocado “solo” hard de Blow my mind destapó todas sus carencias. Ese fue uno de los muros con el que chocaron las primorosas intérpretes para triunfar del todo, hubo otro que complicó más la situación. Tampoco queremos echar por tierra el trabajo de los esforzados técnicos que, a menudo, tienen que lidiar con dificultades insalvables tipo columnas o construcciones nada adecuadas para escuchar música en directo con las mínimas condiciones deseables. Sea por lo que sea, la sonorización no fue la adecuada (graves demasiado broncos) y las cantantes y nuestros tímpanos sufrieron de lo lindo.
Sin acabar de defraudar, lo ofrecido no cumplió las expectativas; tampoco ayudó la escasa duración (75 minutos). En definitiva, rozando el chasco.
Say She She son buenas y su trabajo de estudio es impecable. De todos modos, deberán rodearse de músicos más solventes para que las giras completen los primorosos augurios de las grabaciones. Una llamada a Mr. Nile y todo solucionado.
P.D.: El single Reeling, de color verde, es precioso y suena muy bien, se lo recomiendo.







Autores de este artículo

Barracuda

Marina Tomàs
Tiene mucho de aventura la fotografía. Supongo que por eso me gusta. Y, aunque parezca un poco contradictorio, me proporciona un lugar en el mundo, un techo, un refugio. Y eso, para alguien de naturaleza más bien soñadora como yo, no está nada mal.