A Jason Williamson, cabeza visible de Sleafords Mods, le han caído por todos los lados. Lógicamente, las primeras críticas llegaron desde el sector más reaccionario del Reino Unido y pro Brexit. Por si no tenía suficientes enemigos, el contradictorio sector izquierdista, también le dio la espalda al notar que sus enrabietadas (totalmente sensatas) ya no iban tan solo en una única dirección.
Williamson y su compañero de guerrillas, Andrew Fearn, llevan quince años repartiendo estopa a todo aquel que se lo merece; actitud confrontada con las bandas de la escena actual quienes, según Jason, ni se toman en serio los problemas, ni hacen nada importante para intentar remediarlos.
Inalterables ante la comentada desidia, en 2021 editaron Spare Ribs (Rough Trade-Popstock!) su onceava descarga de rap-punk minimalista que, lejos de relajarles (lo compusieron en pleno confinamiento), supone una nueva descripción, sin pelos en la lengua, de aquello que embrutece no tan solo al reino de la nonagenaria Isabel II, sino al mundo entero en general.
Nuestra misión era comprobar si las pulsaciones electrónicas de Fearn y la afilada labia de Williamson seguían en plena efervescencia en vivo y en directo, a pesar de que su nueva producción no deja lugar al interrogante.
Ni el hecho de programarse un domingo, el fastidioso cambio horario, ni su aplazamiento, impidieron colgar el letrero de SOLD OUT. Expectación máxima. Arranca la verborrea.
Textos y maquinaria rítmica
Ya sabemos que la sala del Poble Nou no es el Gran Teatre del Liceu, pero nos hubieran ido bien unos sobretítulos, ya que el 85% del valor de la dupla reside en sus irónicos y demoledores textos; tenemos la impresión que ni con el nivel C1 hubiéramos tenido suficiente para comprender todo el mensaje arrojado. En cualquier caso, convenía poner bien la oreja e intentarlo. Algunos, como los de Shortcummings, no fueron dificultosos de traducir: “He’s gonna get all his dreams. He’s got short, short, short, short, shortcummings. He’s gonna mess himself so much, but i’ts all gonna come down hard”. Aplíquense.
A pesar de haber comenzado su itinerario en 2007, en la apuesta sonora quedan claras las influencias de los 80 (la inclusión en el set del Don’t go go de Yazoo no miente) y también de los 90, las arengas hardcore a lo Wu-Tang Clan o el latido funk electrónico de, por ejemplo, Two Lord Swordsmen (presente en muchos techas) nunca quedan abandonados.
El primer tramo, dedicado a Spare Ribs (con el intervalo de Middle men), no tuvo desperdicio. La poderosa base rítmica, impuesta por Fearn, desarboló inmediatamente. Nucas balanceándose hasta descoyuntarse, pogo desatado e incluso alguna invasión (sin consecuencias) del escenario. De locura.
No fue nada extraño: Shortcummings es una bomba de relojería, Spare Ribs un rompepistas de altas horas de la madrugada y I don’t rate you, con sus bajos demoledores, no les va a la zaga. Entre más de una veintena de temas les proporcionamos la mejor selección: Faces to faces (2015), Jolly Fucker (2014), las coreadas TCR y Second (ambas de 2020), Discourse (2019) o el estruendoso cierre con la seminal Jobseeker (2007) y Tweet tweet tweet (2014). Entre las recientes destacaron la popera Morkn n Mindy (en la que colabora Billy Nomates), Elocution, Out there y Top room. Un repertorio bien conjugado, libre de mácula.
Actitud punk
A Jason Williamson le bastan su aspecto desaliñado, unos movimientos ligeramente espasmódicos y un botellín de agua sobre la cabeza para expulsar más mala leche que cualquier punky de feria disfrazado. La realidad punk se basa en la denuncia, no en palabrería insulsa y cuatro pinchos pegados en la cabeza. Aunque no lo crean este movimiento, en sus inicios o en el post, tuvo algo de serio. Jason y Andrew podrían dar un máster de actitud combativa.
Iggy Pop llegó a sentenciar en su programa de la BBC: “Sleaford Mods son, definitivamente, la banda más grande de rock and roll en el mundo”. Quizá la afirmación del creador de The Stooges es un tanto excesiva. Lo incuestionable es que esta cuerda pareja mantiene el espíritu de punk rock en toda su esencia originaria y además ponen mucho. Ya me entienden.
Un concierto para rejuvenecer a los que no peinamos ni canas y necesario si se quiere excitar la ñoñería reinante.
Secundamos el grito que no paró de escupir (literal) durante toda la noche el gran Williamson: Fucking shit!





Autores de este artículo

Barracuda

Montse Melero
Hacer fotos es la única cosa que me permite estar atenta durante más de diez minutos seguidos. Busco emoción, luces, color, reflejos, sombras, a ti en primera fila... soy como un gato negro, te costará distinguirme y también doy un poco menos de mala suerte.