“¿Intensita pero maja?” Dejémonos de tonterías. Ser sensible es una auténtica virtud si —como Alice Wonder— sabes canalizar adecuadamente el sufrimiento del torrente emocional. La artista escribe, compone y canta desde joven sobre experiencias propias o cercanas y esa es su manera de sanar. Empezó con vídeos caseros en redes sociales, pronto alcanzó la fama con Firekid (Infarto Producciones, 2018) y se consolidó como exponente nacional de música alternativa con Que Se Joda Todo Lo Demás (2020). Nos lo demostró el pasado viernes en su concierto en La [2] de Apolo. Su voz gruesa, sufrida y quebrada resulta inconfundible y su capacidad para romperse y desgarrarse sobre el escenario es algo fuera de lo común.
Intensidad I – Lloramos todas
Antes del espectáculo, el local ya estaba a rebosar de gente y las luces teñían el ambiente de la sala de rojo, anticipando la intensidad que estaba por llegar. Alice Wonder carraspeó ante el micro y arrancó a cappella, sin músicos, con un seguido de canciones intimistas y directas. La artista quiso recuperar el sonido original de Corazón de mármol, con una versión austera que se acercaba al momento en que la compuso en 2020, es decir, después del ‘sold out’ de Madrid. Más adelante, los dos músicos acompañantes se incorporaron sigilosamente a la escena y subieron progresivamente la potencia de la noche.
Los temas Clean up the mess, No te vayas, Por si apareces o La locura (recién publicado) fueron especialmente punzantes, con esas frases-cuchillo que remueven tantas heridas y reflejan tan acertadamente las experiencias de muchos. Historias sobre amores pasados, sentimientos guardados, relaciones humanas que eventualmente se tornan tóxicas…Como bien señaló la artista, no deja de ser asombroso ver cómo canciones que fueron concebidas desde la soledad de un alma en pena, pueden llegar a convertirse en una experiencia colectiva y compartida: “La escribo en mi casa y luego lloramos todas juntas”.
Intensidad II – El despegue
Si creía que ya conocía el nivel de intensidad de Alice Wonder, me equivocaba. Su concierto en Barcelona destapó un nuevo grado de entrega emocional que sobrepasa el de sus grabaciones de estudio. Con el tema Sueño raro, la artista inauguró una sesión de sonidos hard, electrónicos y cibernéticos que hicieron que nos saliéramos de órbita. Su desenfadado outfit, formado por dos moños y un mágico maquillaje de máscara, contribuyó sin duda a acentuar esta locura general. Ella misma confesó sentirse especialmente revolucionada y motivada, al ser su primer concierto después de la cuarentena en el que el público podía estar de pie: “Me dan ganas de hacer death metal y saltar a la gente”.
Si la carrera de Alice Wonder despegó en 2017, con su primer EP Take off, el bolo en La [2] podría suponer un nuevo punto de partida. Escuchamos Bajo la piel (el único tema en español de su primer disco), Que se joda todo lo demás (canción que da nombre a su segundo álbum) y también las claves de su próxima evolución. La madrileña nos regaló una experiencia sonora única e inclasificable. Teniendo ya butaca en el salón del indie, prometió continuar evolucionando y experimentando: “seguiremos haciendo nuevas transiciones”.
Intensidad III – Dudas existenciales
Y llegamos al final, al grado máximo de intensidad de la artista, en el que la palabra inglesa ‘wonder’ nos da las últimas pistas. Sea como verbo ‘preguntarse’ o como sustantivo ‘asombro’, Alice Climent reúne todas las acepciones del vocablo en su proyecto. Y es que, bajo el nombre artístico de Alice Wonder, se dedica precisamente a eso, a lanzar experiencias interrogantes en forma de canción y a dejarnos a todos maravillados.
El concierto empezó con las dudas difusas de The world is changing (me) y terminó con el eterno interrogante del ser humano: ¿Quién soy?. Esta canción, según contó, fue compuesta para aquellas personas que no tienen ni idea de quién son y aún así “siguen sobreviviendo”. La precisión de la artista para captar sensaciones tan concretas y humanas fue realmente conmovedora. Sus incertidumbres resonaron con las de los asistentes y nos dejaron pensativos de vuelta a casa. La intensidad fue tal que aún nos persigue días después del concierto.
Autores de este artículo
Júlia Palacín
Víctor Parreño
Me levanto, bebo café, trabajo haciendo fotos (en eventos corporativos, de producto... depende del día), me echo una siesta, trabajo haciendo fotos (en conciertos, en festivales... depende de la noche), duermo. Repeat. Me gustan los loops.