In life you gotta find your feet,
in life you gotta dare to dream
Con los versos de la canción que da nombre a su cuarto álbum, Under stars (Mercury Records, 2017), la cantante escocesa Amy MacDonald abría su concierto del Room Festival en la Sala Razzmatazz de Barcelona el pasado sábado 14 abril. Y su voz nos transporta a otra época.
Parece que fue ayer cuando MacDonald sacó su primer trabajo This is the life (Mercury Records, 2007), con el que alcanzó el éxito mundial. ¿Recuerdas esa canción? La teníamos todxs en el iPod o mp4, y la reproducíamos una y otra vez, hasta hartarnos. De eso han pasado más de diez años y la cantante aún logra engancharnos con su sonido folk, su potencia vocal y sus peculiares letras como lo hizo la primera vez con This is the life.
Con el tema Spark, de su segundo álbum A curious thing (Melodramatic Records, 2010), dejó claro que los sonidos electrónicos tan característicos de su música, no iban a estar presentes esa noche. Quería que el público barcelonés –además de los fans que venían de otras partes del mundo a oír su música– se sintiera como en casa, como ella se sintió la primera vez que vino en 2010 y como se sentía el sábado por la noche en Razzmatazz…Y lo consiguió.
Acompañada por un trío de músicos, MacDonald tocó unas ocho canciones de su último disco, entre ellas The rise & fall, tema que aparece como banda sonora de la serie de Netflix House of cards, además de Down by the water y Prepare to fall. El formato acústico que escogió para llevar a cabo su actuación dio emoción a canciones como Never too late, ella junto con el piano, o a la ‘versión romántica’ que tocó de 4th of july, pero, lamentablemente, restó fuerza a otras como su mítica Mr. Rock & Roll de This is the life.
Lo más curioso del concierto es que, entre el público, figuraban bastantes padres con sus hijos pequeños. Había una niña a hombros del que parecía ser su padre, que apenas parpadeaba, fascinada con la voz de MacDonald en In the end, de Life in a beautiful light (Mercury Records, 2012). Con el mismo tema, una chica, filas atrás, estaba completamente emocionada. Esto es lo impactante de los conciertos de MacDonald: consigue crear un espacio íntimo en el que todos nos sentimos a gusto. Y lo hace sin fingir: mostrándose fuerte y débil a la vez, como en sus canciones.
Con Dream on ya se había camelado al público por completo, pero entonces anunció que el concierto llegaba a su fin y nos regaló con la ansiada This is the life. Inmediatamente la sala se llenó de pantallas brillantes que grababan la actuación para dejar constancia de que ‘ellas y ellos estuvieron ahí’. Aunque el repertorio fue bastante completo, el concierto se antojó breve y el público empezó a vitorear el nombre de la cantante pidiendo más. Finalmente, guitarra en mano, consiguieron arrancarle una emocionante Life in a beautiful light, su versión de Dancing in the dark de Bruce Springsteen. Y Poison prince, con la que nos devolvió a esa primera vez que la escuchamos.
Autores de este artículo
Celia Sales Valdés
Mario Olmos
Vinculado a la fotografía desde el siglo XX. En los últimos años he juntado mi locura por la imagen y mi pasión por la música. Me consideran fotógrafo, pero me defino como alguien que deja momentos congelados con la intención de provocar una reacción.