Jenny and The Mexicats es el enésimo experimento de añadir ritmos dispares dentro de una batidora con la intención de que el personal desvíe sus preocupaciones bailando non stop. De entrada, cualquier proyecto de este tipo produce pavor (numerosos ejemplos nos visitan a diario) sin embargo, en este caso el divertimento se hermana con la inteligencia.
La primera sorpresa que nos seduce de esta dicharachera banda, conocida anteriormente como Pachucos y la Princesa y que empezó amenizando a los bailongos en 2008, es su frontwoman.
Jenny Ball es una cantante y trompetista británica que, huyendo de prejuicios estilísticos, se empeñó en liderar un combo situado en las antípodas de los géneros usados por sus paisanos. Es cierto que el pop y el reggae aparecen en las propuestas sonoras de la patria del punk, pero no tanto la cumbia o las corrientes mexicanas. Auxiliada por una buena dicción castellana, ella es la pantalla donde tus ojos se clavan en el momento que experimentas la escucha de esta jovial agrupación e independiente donde las haya. Que no se enfaden los chicos, pronto entrarán en acción.
El Guitar Bcn 2023 afrontaba su segundo concierto con la seguridad de presentar una propuesta fresca y del gusto de una gran mayoría, aunque, en realidad, todavía no han alcanzado el exitazo de formaciones bastante inferiores.
Jenny Ball, el español David González, a las percusiones y los mexicanos Pantera Mexicat (guitarra) junto al compadre Icho Mexicat (bajo) llegaron a La [2] de Apolo con ganas de juerga.
Preámbulo
Arribando a Nou de la Rambla, divisamos una larga cola para acceder al Apolo. Por lógica, no podía ser la correspondiente a nuestro destino. Un cartel luminoso nos advirtió que la responsable del lleno era la multidisciplinar Luna Ki. Salvados del tumulto, nos dirigimos a la puerta adyacente, los trabajadores de la sala nos indicaron que, tan solo, habían entrado unas cincuenta personas. Posteriormente asistieron más, aunque La [2] no consiguió llenarse. Los que estuvieron (la mayoría fans irreductibles) disfrutaron desde el segundo uno.
Pantera Mexicat (la verdadera alma del grupo) arrancó, en solitario y prácticamente a oscuras, con un solo de flamenco, no excesivamente purista, pero al que podía haber acudido cualquier cantaor sin reparos. Antes de finiquitarlo, aparecieron (en silencio) el resto de componentes para encarar la rumbosa Labios, tema perteneciente a la banda sonora del film Amor de mis amores (Manolo Caro, 2016).
Apoyados por unas filmaciones pop-abarrocadas, prosiguieron el set interpretando la cumbia-reggae de 2012 Me voy a ir: “Crees que me tienes segura, crees que te amo con locura, pero quiero decirte que se acabó, sí señor”. Observarán que lo del despecho no lo inventó una rubia colombiana.
El amigo Pantera felicitó, al finalizar la sesión, a los técnicos por su gran labor. Cierto es que el sonido llegó en perfectas condiciones a todos los rincones, aunque existió algún desequilibrio al inicio, siendo Jenny la gran perjudicada. La espigada artista, no posee un gran poderío vocal (usa su voz sagazmente, eso sí) y tuvimos que esperar un poco para que el jefe de mandos atinara con la tecla de la amplificación, cuando lo logró todo sonó de maravilla.
Cumbias triunfadoras
A pesar de aplicar a sus armonías algún peligroso eco a Manu Chao (con más gracia) su sonido se nos antoja tan rudimentario como efectivo y es en la zona cumbiera o en aproximaciones al reggae-dub (Me and my man) donde se encuentran más a gusto. Ejemplos: la trepidante Frenético ritmo, La cumbia del vino (las alusiones al alcohol y borracheras fueron constantes), La diabla (con una pequeña parte del público bailando en el escenario), Bailando con las farolas (grabada con El Kanka) o el hit, la adictiva Verde más allá.
No obstante, si me dan a elegir (Chunguitos forever) me quedo con No dejes de quererme (engendrada junto a la Sonora Matancera) y Si una vez de la tejana Selena, palabras mayores.
Jenny exhibió protagonismo en el reggae acústico Mama earth y en Open sea que acabó siendo secundada por sus compadres.
No acabaron de convencer en Duele al caminar (remedo a lo Gipsy Kings olvidable) ni en el fin de fiesta guerrero (denominado after party) con un tema ajeno de rock poco agradecido.
Jenny and The Mexicats no ha inventado nada ni lo pretenden. Lo suyo podría incluirse en una Fiesta Patronal (Festa Major en Catalunya) y arrasarían porqué son mejores que la mayoría de abusadores de la alegría por decreto.
Esta conclusión podría poner en duda su consistencia como alternativa seria. Desde aquí se los aconsejamos. Son llanos, divertidos y no acusan ni la coyuntura metafísica ni chorradas similares. El que quiera bailar que baile.
Autores de este artículo
Barracuda
Aitor Rodero
Antes era actor, me subía a un escenario, actuaba y, de vez en cuando, me hacían fotos. Un día decidí bajarme, coger una cámara, girar 180º y convertirme en la persona que fotografiaba a los que estaban encima del escenario.