A día de hoy, Marta Cascales cuenta con un álbum debut, Light-House (Piano and Coffee Records, 2018) y varios singles, que le han permitido hacerse un nombre –y un hueco– en el vasto y competitivo sector musical, tanto a nivel nacional como internacional. Sin duda alguna la artista barcelonesa tiene claros los raíles por los que quiere conducir su música y no pierde de vista la dirección. A pesar de su juventud, su nombre actúa ya como sinónimo de todo un universo formado por texturas, colores, atmósferas y sensaciones muy concretas, que nos transportan desde Bach y Debussy hasta Ólafur Arnalds.
La historia de Marta con la música comenzó un poco por casualidad, el día en que sus padres le regalaron un piano de juguete a su hermana mayor, Carla. Ese mini-teclado no pareció interesar a la primogénita, pero Marta –que por aquel entonces tenía 9 años– inmediatamente se puso a investigar el instrumento. “Recuerdo que me pasaba horas y horas jugando con ese teclado. Estuve unos dos años aprendiendo por mi cuenta hasta que pedí a mis padres que compraran uno más grande. Seguí en ese modo autodidacta hasta que por fin entré a estudiar música en una escuela”.
“Recuerdo que durante mi primera clase pensé¡ Pffff esto es lo que quiero hacer! Era la niña más feliz del mundo cuando iba a estudiar música. ¡Hasta me encantaban las clases de lenguaje musical, que acostumbran a asustar a los demás niños…!”
Marta siguió estudiando el instrumento en la escuela hasta que se presentó al Conservatorio para formarse en piano clásico. En el momento en el que tuvo que decidir el grado superior de música que iba a hacer, se decantó por la composición: “No me veía el resto de mi vida solo interpretando”.
Esa inquietud por crear sus propias obras le ha llevado a componer música para su proyecto personal, pero también para danza y teatro, videos promocionales, documentales, publicidad, ensambles y solistas.
“Me gusta mantenerme activa, sentarme delante del piano aunque, evidentemente, no siempre me apetezca componer”. Recuerda que un profesor le recomendó ponerse a escribir sin pensar mucho. Estar, tal vez, una hora escribiendo sin parar; acabar la pieza y dejarla reposar. “Después puedes verla desde la distancia y acabar de trabajarla. Hay veces en las que puedes llegar a cuestionarte cada nota. La clave está en intentar escribir sin autocensurarse. Tomar distancia es importante y cuando lo sabes llevar bien, el proceso es super bonito”.
Contigo es una de sus más recientes piezas publicadas. “La compuse el sábado de los premios Goya. Por la mañana había estado sacando una mini melodía al piano y la había dejado reposar. Esa noche vi los premios y Rosalía cantó Me Quedo Contigo. Me flipó la versión y, no sé… después de la gala volví al piano, recuperé la melodía en la que había estado trabajando y miré a ver qué podía hacer con ella”. Marta cogió la letra de Me Quedo Contigo y fue siguiéndola con la melodía. “De repente tuve la sensación de que el piano hablaba, ¿sabes? De hecho, cuando la toco voy pensando en la letra, la canto por dentro”.
El proceso de creación de la pieza fue extremadamente rápido. Esa misma noche la tenía acabada. El domingo hizo un par de retoques y el siguiente martes ya la estaba grabando.
“Creo que me puse a componer Contigo porque anteriormente ya había hecho una versión de Lágrimas Negras con el cantaor Pere Martínez y me flipó la combinación entre el cante flamenco y el piano… Me abrió un universo armónico completamente nuevo. De hecho, si te fijas, Contigo puede recordarte a Lágrimas Negras. La pieza en sí es super simple. Es muy sencilla pero a la vez tiene algo muy especial”.
Cuando la toca, Marta piensa mucho en la melodía. En la letra. En lo que dice. “Creo que cuando estoy tocándola sí que se puede llegar a notar que interiormente estoy pensando en el texto. Con ella, tengo la sensación de que el piano puede hablar. Me encanta hacer música instrumental pero a veces echo de menos una voz o dar un mensaje más concreto. Y, mediante esta letra que voy repasando interiormente, aunque no sea de forma directa, tengo la sensación de que mi piano habla. Cuando toco una canción, estoy super metida en ella. Dependiendo de la pieza, llego a pensar en el sitio en el que la compuse, revivo momentos. Es muy guay, porque de repente puedo viajar al pasado, a momentos concretos. En el caso de Contigo, me atrapa y me lleva a un sitio que por ahora aún no tengo del todo claro cuál es”.
Una de las variables más significativas para Marta en el momento de entrar a grabar sus composiciones es encontrar EL PIANO. “Este instrumento puede sonar de muchas formas distintas. De hecho, la historia detrás del piano de Contigo es curiosa porque se grabó con un piano que en principio tenía que ser con sordina, pero finalmente llegué al estudio y no lo tenían. Ese día llevaba puesto un pañuelo muy finito y decidí colocarlo encima de los martillos del piano, buscando un efecto similar al de la sordina. Creo que, de hecho, conseguí una sonoridad bastante curiosa. Un poco por casualidad y un poco por magia”.
Lo próximo que va a editar es un EP de cinco piezas, “muy espontáneas, muy directas, que me han salido del alma y que musicalmente siguen una misma línea. Creo que si las escuchas puede darte la sensación de que te están contando una historia. Una historia que cada uno puede hacer suya”. Todas ellas las grabará con un piano vertical y el efecto del pañuelo-sordina. Los títulos que formarán parte de este EP serán Contigo, Anoche, Noche, Vuelvo y Lágrimas Negras. “El título general creo que será Conmigo, porque son piezas que han salido de mí, delante del piano, olvidando y dejando fluir”.
El año pasado estuvo grabando bastante en el estudio de Bruno Sanfilippo, pianista y compositor argentino afincado en Barcelona. “Él tiene un piano de cola precioso con un sonido que me gusta mucho, pero ese tipo de piano me daba una grandeza que no buscaba para una pieza como Contigo; necesitaba algo más intimista”.
En Aclam Records tienen un piano vertical –un Stengway– que según Marta es la combinación perfecta para contar con el cuerpo de un piano pero, a su vez, con un sonido más íntimo, más dulce. Sus últimas piezas las grabó allí, “y las próximas también”.
Además, Marta también valora el trabajo de quién se encarga de mezclar sus piezas. La mezcla es uno de los elementos más importantes y suele marcar la diferencia en el resultado final de una canción. En ella se tienen en cuenta el volumen, el panorama y la ecualización. “Tengo la suerte de contar con Juan Rodríguez Berbín, batería de Seward, como mezclador. Empezamos a trabajar juntos el año pasado para mí álbum debut Light-House. Con él siento que todo está en buenas manos. Supo encontrar una sonoridad más añeja, con un filtro que suena un poco a vinilo, para dar calidez. Su papel es muy importante. El piano ya suena, pero acabar de encontrar el sonido definitivo es super relevante”.
Cuando pensamos en Marta Cascales, en nuestra mente aparece todo un imaginario sonoro, claro está, pero también estético. “La verdad es que me gusta pensar en todo lo que rodea la música. Mi hermana, Carla Cascales (escultora que desde aquí os recomendamos), aparte de compartir conmigo un proyecto en el que unimos escultura y música, también me ayuda con todo el ámbito de la imagen, las portadas de mis discos, el feed de Instagram…”. Marta sabe que a día de hoy la imagen es un agente indiscutible para el artista y las redes sociales se convierten en sala de exposición; además siente mucho interés por otras disciplinas artísticas como el arte plástico, la danza y la moda. “Podría tocar la misma música, pero si usara una imagen diferente transmitiría algo completamente distinto. Intento crear un todo”.
Hasta ahora ella lidera su proyecto por sí sola, aunque sí que se plantea formar parte –en un futuro próximo– de alguna agencia de management para poder, como dice ella, dar el salto.
Sin ir más lejos, ahora mismo acaba de volver del Piano City Milano, un festival que abría su queridísimo Ólafur Arnalds y que le ha dejado muy buen sabor de boca. Cuando le pregunto por sus referentes los tiene muy claros: el ya mencionado Arnalds, Nils Frahm, Max Richter y Caroline Shaw (que ya mencionamos en uno de nuestros anteriores BTS, Cuando escucho a Lola Kirke, pienso en Mozart). Cuando menciona a Shaw no puedo evitar preguntarle por referentes femeninos. “Claro, hay referentes mujeres, pero muchas menos. Cuando descubrí a Caroline Shaw me encantó porque, claro, cuesta mucho encontrar referentes de compositoras a lo largo de la historia. O sea, sí que ha habido pero no las estudiábamos en clase, no estaban presentes. Y en la actualidad sí que hay mujeres compositoras –aunque siguen siendo pocas–. Por mi parte siempre he tenido como referente una mujer compositora que, de hecho, ha sido mi profesora: Raquel García-Tomás. Recuerdo que cuando la tuve en clase, de repente me sentí mucho más identificada. Creo que eso es importante”.
Sus próximas canciones saldrán a la luz bajo el paraguas de la discográfica de Nueva York Sonder House. La publicación de Conmigo será inminente, después de verano ya podremos disfrutarlo.
Si Marta pudiera pedir tres deseos –los típicos del genio de la lámpara, vaya– serían estos:
Deseo nº1: Tocar en el Funkhaus de Berlín. Una sala de conciertos circular. “Allí tiene su estudio Nils Frahm”.
Deseo nº2: Componer música para el ballet de Londres. “Ya que hablamos de deseos, apunto alto”.
Deseo nº3: Tocar en un festival de música que hacen en el Harpa de Reikiavik (Islandia).
Antes de que sus sueños se cumplan y sea exponencialmente más difícil verla actuar en directo, podéis disfrutar de su música en estas fechas:
- El 13 de junio en el Auditorio del CC Urgell (Barcelona). A las 19:30h y de entrada gratis. Eso sí, ¡reservando entrada!
- El 19 de junio en el estreno de su obra Albura inspirada en un cuento de Cortázar, que combina música y danza, en Corella Dance Academy (Barcelona). A las 19h.
- El 29 de junio en el Viu Panoramic. A las 20h.
#Behind the Song es una sección en la que explicamos mediante reflexiones e ilustraciones qué hay detrás de una canción. Hoy hablamos de Contigo, de Marta Cascales. En otras ocasiones hemos hablado de Lauren Nine, Mavica, Ljubliana & The Seawolf, PAVVLA, Haley Heynderickx, Lola Kirke, Anna Calvi y Courtney Barnett.
Autoras de este artículo
Carla Gimeno
Comunicadora y cantante. Me gusta pensar que mi hábitat natural son los conciertos y los festivales. Es bastante probable que me encuentres entre el público de algún bolo de Barcelona, aunque a veces también me subo al escenario con The Crab Apples.
Alsina Mandarina
Creativa y dibujante. Guitarrista en The Crab Apples y Penny Necklace. Crecí dibujando, siendo este mi espacio de diversión y evasión del mundo. Ahora es mi forma de acercarme a mi entorno y reflexionar sobre nuestra vida y nuestra sociedad.
