Adiós abril. Un mes que o te ha pasado volando o se te ha hecho lento, aburrido e insípido… muy insípido. Pero parece que ya vamos viendo la luz a todo esto, así que dejemos atrás este extraño mes y quedémonos con bueno que nos ha traído: los mejores discos de abril.
Ahora que ya podemos salir a pasear y a hacer ejercicio, os traemos una lista de discos de lo más completa para que acompañéis vuestras dosis diarias de libertad con las últimas novedades musicales. Local, nacional, internacional. Artistas que ya conocíais y artistas que os abrirán la puerta a un universo musical único. Discos para limpiar la casa moviendo el body o discos para relajarse y reflexionar. 16 trabajos discográficos para devorar de principio a fin en vuestras horas libres, que ya sabemos que son muchas.
Y si esta lista se os queda corta, podéis repasar los discos y reseñas de enero, febrero y marzo, o de años anteriores. ¡A descubrir y redescubrir!

FIONA APPLE – Fetch the Bolt Cutters (EPIC RECORDS, 2020)
Ah, fuck, shit
Hay poco espacio y mucho que decir sobre Fetch the Bolt Cutters, el quinto álbum de Fiona Apple. Tras ocho años desde el lanzamiento de su último disco, la cantautora norteamericana sorprende con un proyecto muy personal, que algunos ya han calificado de obra maestra. Un disco en el que tras cada canción, incluso tras cada frase, hay una historia –que nos cuenta en la revista Vulture– y con el que lanza un mensaje alto y claro: “no hay que dejar que los hombres nos enfrenten entre nosotras o nos mantengan separadas para que puedan controlar el mensaje”. Los ladridos de perros y un “Ah, fuck, shit” que se le escapa al equivocarse son parte del sonido del álbum, que se encuentra a medio camino entre el jazz y el pop experimental con toques estridentes que, en ocasiones, pueden resultar un poco desagradables. Con este canto a la libertad y hecho desde la libertad, Fiona advierte de que, aunque la pongan bajo la mesa, no la callarán. Lo mejor: Shameika y Ladies.
Por Celia Sales Valdés.

THE STROKES – The New Abnormal (RCA, 2020)
No vuelven para salvar de nuevo el rock, ni falta que hace.
Seamos sinceros, algunos ya no esperaban mucho de los Strokes. Y razón lo les faltaba, a la vista de su peculiar (dejémoslo ahí) trayectoria de los últimos años: cambio de registro en Angles (2011) y primeros desencuentros entre miembros de la banda; escasa promoción y ninguna gira en 2013 con Comedown Machine; amagos de regreso con conciertos puntuales en los que tocaban y se iban sin siquiera mirar al público… Sin saber muy bien cómo, aquellos nombrados “salvadores del rock” que editaron tres discazos con veintipocos, vuelven pasada la cuarentena en una evolucionada pero muy buena versión de ellos mismos. Aunque con ese título y el cuadro de Basquiat en la portada del disco parecen querer decirnos que no esperemos escuchar una vuelta a los orígenes, lo cierto es que sí hay algo de los 2000 en las composiciones. Hacen valer fórmulas ya conocidas, pero con otra vuelta que las hace aún más efectivas. Es el caso de los acordes y melodía de The Adults Are Talking, que recuerdan a One Way Trigger (a su vez prima-hermana de Take On Me de los A-Ha). Bad Decisions podría ser la que cumple el cupo de contentar a los nostálgicos, como All The Time en el anterior trabajo, pero tiene otra autenticidad que la hace uno de los mejores singles que han publicado en los últimos años. Encontramos más indie-rock y sintes que guitarreo en muchos de los cortes, acompañados de teclados 80eros y un riff memorable en Brooklyn Bridge To Chorus.
The New Abnormal denota la química necesaria para que un grupo de este calibre siga dándonos buena música, pero desconocemos si, tras la pandemia, volverán a los escenarios con más empuje que nunca o simplemente cumplirán el trámite de pasearse por algunos festis para volver a meterse en la cueva. Pase lo que pase, tener nueva música de estos chicos ya es suficiente razón para que muchos nos alegremos.
Por Mikel Agirre.

YVES TUMOR – Heaven to a tortured mind (Warp Records, 2020)
Pintando el ruido
El tercer trabajo de Yves Tumor confirma lo que los dos anteriores anunciaban: pocos artistas investigan, actualmente, las posibilidades de la música electrónica como punto de encuentro entre géneros; Heaven to a tortured mind es la armoniosa hibridación de su estética lo-fi con el empuje de su herencia soul y su vocación distorsionadora. El tema que abre el disco, Gospel for a new century, anuncia bien claras las intenciones de este camaleónico artista, que no son otras que reformular lenguajes antiguos para ajustarlos a tendencias contemporáneas y fundir códigos con el objetivo de inventar un sonido nuevo, que pulse la emoción desde lugares insólitos. Así, en cortes de la grandeza de Romanticist, Asteroid blues o A greater love, Tumor se alza en busca de una atmósfera poblada de misticismo, mientras trabaja las transiciones sacudiéndose en la pista de baile
Por Adrián Viéitez.

RINA SAWAYAMA – Sawayama (Dirty Hit, 2020)
A medio gas
Entrados de lleno en una nueva década, parece que ya está permitido mirar con nostalgia a los 2000 y proceder a los inevitables reboots, remakes y revivals de lo mejor (y peor) de esa época. Siguiendo esta tendencia, el debut de Rina Sawayama revitaliza el pop comercial de aquella época y, al menos durante su primera mitad, lo hace con gran éxito. Las primeras cinco canciones son apabullantes, un ejemplo de ‘hiper-pop’ acelerado y extravagante, saturado y maximalista, fruto de la colaboración entre Sawayama y su productor Clarence Clarity, alguien que en temas como XS o STFU! puede mezclarte sin rubor alguno a Britney Spears y Faith No More y salir bien parado. El resto del disco, sin embargo, no sale tan bien parado. Junto a canciones de calidad como la vulnerable y dolida Bad Friend tenemos otras como Chosen Family que llegan a rozar el sentimentalismo facilón y hortera. El resultado es un disco desequilibrado, decepcionante en algunos tramos y excitante y novedoso en otros.
Por Miguel Lomana.

EMPRESS OF – I’m Your Empress Of (Terrible Records, 2020)
Dedicado a sus raíces
Lorey Rodríguez, más conocida como Empress Of, ha sacado su tercer álbum. Escrito y producido por ella misma, I’m Your Empress Of es una atrevida propuesta conceptual de 12 canciones a ritmo de pop y electrónica. U give it up, Bit of rain o What’s the point son algunos de los hitazos que, en mi opinión, puedes encontrar en el disco, cuya temática principal es la ruptura amorosa. Aunque la artista de Los Ángeles esconde algo más: una dedicatoria sonora a sus raíces latinas que incluye la recurrente voz en off de su madre desde la primera pieza, I’m your Empress of.
“I only have one girl. But the only girl is like having thousands of girls. Because look at how many times she reproduce herself in each bunch of you. So, this is Empress of mom.”
Por Anna Martín.

THUNDERCAT – It is what it is (Brainfeeder, 2020)
Todos los sonidos del futuro
Stephen Lee Bruner empezó fabricando el sonido de los demás, se hizo inmensamente popular al ayudar a dar forma al To pimp a butterfly de Kendrick Lamar y ahora, con su cuarto álbum en solitario bajo el nombre de Thundercat, parece haber consolidado un sonido propio que lo absorbe todo: una clarísima herencia del soul setentero de la Motown, la huella del rap de la costa oeste y las piruetas sonoras de la música electrónica de vanguardia. El resultado: un álbum que se despliega en todos los colores posibles y que se inventa a sí mismo para disfrutarse y bailar. Un ejemplo claro de esto es Black qualls, cuarta canción del disco, en la que Bruner colabora con artistas de la talla de Steve Lacy o Childish Gambino para revolver ingredientes y sacar a la luz un producto insólito, vivo, resplandeciente. It is what it is: un disco importante en la historia del rhythm & blues.
Por Adrián Viéitez.

YAEJI – What We Drew 우리가 그려왔던 (XL Recordings, 2020)
Neblina embriagadora
La mixtape debut (no álbum, ojo) de la productora coreana-americana Yaeji es una escucha sin duda atrayente y con un cierto halo misterioso, un microclima con una atmósfera propia y extraña que por momentos suena alienígena. What We Drew se aleja de sus anteriores trabajos, explorando texturas y ambientes nuevos. Yaeji juega sobre una base asentada en el house con ritmos sintéticos, frecuencias bajas y efectos ‘glitcheados’, poniendo el énfasis, eso sí, en su voz como instrumento principal y unificador. Las actuaciones vocales mutan de manera constante, Yaeji pasa de cantar en inglés a su coreano natal a probar con fraseos de rap, experimentar con filtros vocales y harmonías digitalizadas o ceder el protagonismo a unos ‘features’ cuidadosamente elegidos con una suavidad pasmosa y que se mantiene constante a lo largo de un disco siempre interesante, que se disfruta mejor como una experiencia unificada que como una colección de temas.
Por Miguel Lomana.

PURITY RING – WOMB (4AD, 2020)
Estruendo resplandeciente
WOMB, útero, puede llenar el vacío existencial que causa el aislamiento. Los ecos electrónicos acompañados de profunda lírica provocan contemplarse a uno por dentro. Su trabajo no es una gominola con efecto gratificante, sino un ejercicio continuo de respiración y exhalación. Y eso duele, pero también alivia, como las contracciones que se llevan a cabo a través de los hipopresivos. Megan James y Corin Roddick vuelven un lustro después de Another Eternity (4AD, 2015). Durante el último año, se han encerraron en diversos espacios multifuncionales de L.A. para producir un álbum que tiene más que sentido en estos tiempos.
Por Irene Picallo.

ANNA ANDREU – Els mals costums (Hidden Track Records, 2020)
El color d’un diumenge a la tarda i altres relats
Després de dos discs de ‘motherfolker’ amb el projecte Cálido Home i dos anys de silenci musical, Anna Andreu presenta el seu primer treball en solitari. Es tracta d’Els mals costums, un disc breu i concís però cuidat al detall –senya d’identitat del segell Hidden Track Records–, començant per l’estètica i la imatge a càrrec de Sílvia Poch, i seguint per la producció i mescla exquisides de Jordi Matas (El Petit de Cal Eril, Ferran Palau). Les vuit cançons que el conformen es caracteritzen per unes lletres costumistes, que parlen sobre l’angoixa, el pas del temps, el part o l’avorriment d’un diumenge a la tarda, amb una enorme càrrega poètica. No hi ha cap tema que sobri. En aquesta aventura, Anna Andreu decideix expressar-se en català, fet que és un gran encert. També s’ha sabut acompanyar de grans talents, des de la presència de la violinista Marina Arrufat a la bateria i al piano, i la masterització de Víctor García. Amb tot, un disc de petites coses i de grans encerts.
Per Mariona Rodríguez.

HAMILTON LEITHAUSER – The Loves Of Your Life (Glassnote, 2020)
El arte de echar de menos
The Loves Of Your Life, el tercer disco en solitario de Hamilton Leithauser, otrora líder de The Walkmen, abre con un murmullo reverberado de vientos y cuerdas que suenan como si hubieran sido rescatadas de un antiguo vinilo de pop orquestal. Es un comienzo que en pocos segundos resume toda la nostalgia de un álbum que mira con una sonrisa melancólica al pasado. Cada una de las canciones aquí reunidas están dedicadas a conocidos de Leithauser, antiguos amigos, amores o encontronazos, canciones escritas a veces con tristeza, a veces con rabia o admiración, pero siempre desde el cariño. La instrumentación bebe tanto del pop tradicional como de los primeros Arcade Fire o del Modern Vampires of The City de Vampire Weekend. Lamentablemente, el sabor de boca que The Loves of Your Life nos deja al final es algo insatisfactorio. No hay grandes canciones que se queden grabadas en la memoria ni momentos de brillantez como los que tienen sus influencias, haciendo que el disco entre en una cierta monotonía de la que le cuesta recuperarse. Pese a todo, la emoción que pone Leithauser en cada tema es suficiente como para engancharnos hasta The Old King, el sentido y agridulce adiós del disco.
Por Miguel Lomana.

LAURA MARLING – Song For Our Daughter (Chrysalis Records, 2020)
Un canto a la mirada femenina
Laura Marling sabe qué clase de canciones le gustaría escribir a una hipotética hija futura. Baladas sentimentales con bases rítmicas, sonidos acústicos y coros femeninos que recuerdan a la música de Michael Kiwanuka, al indie folk de Whitney y al estilo de Florence and The Machine. Así son las canciones que incluye el séptimo álbum de estudio de la cantante británica, posiblemente una de las mejores compositoras e intérpretes de su generación. En este nuevo trabajo, Marling muestra su punto de vista como escritora demostrando su talento no solo a través de su maravillosa voz, sino a través de los mensajes de sororidad que esconden las letras de sus canciones. Habla de las mujeres del pasado y escribe para las del futuro. En este elegante y sensible álbum, Laura Marling le canta a la mirada femenina y refuerza su madurez como creadora.
Por Sara Ferco.

PETER OREN – The Greener Pasture (Western Vinyl, 2020)
Buscando la suavidad en las asperezas de América
The Greener Pasture, de Peter Oren, es un disco que solo podemos escuchar desde un relativo extrañamiento: su indie-folk puntea a Blaze Foley o Willie Nelson y su oscuro timbre de voz nos coloca en tesituras similares a las del trabajo en solitario de Eddie Vedder; la sencillez acústica de su producción lo instala en una pureza que no parece interpelar en absoluto al contexto musical contemporáneo. Oren reproduce fórmulas del pasado y las aplica con cuidado doméstico a un presente en el que el medio oeste americano continúa reproduciendo muchas de las dinámicas que acentuaron la aparición de la canción protesta. The Greener Pasture busca, en medio de esta convulsión, abrir un espacio de paz, encontrar un cauce limpio para el amor, para que la guitarra se escurra e invente territorios más verdes.
Por Adrián Viéitez.

ANA BURCH – If You’re Dreaming (Heavently Recordings, 2020)
Por si no puedes dormir
Anna Burch debutó hace dos años con Quite the curse, un álbum en el que se instalaba en la línea creativa de otras artistas como Aldous Harding, Julia Jacklin o Faye Webster, practicando un pop-rock casi cercano al bedroom y haciendo alusión a las temáticas fundamentales de la contemporaneidad: la extraña relación con los cuerpos en un mundo digital, la agilidad del tiempo durante la juventud, la interacción entre el deseo y las imposiciones sociales… Dos años más tarde, con un sonido algo más refinado –más próximo al estudio y más alejado de lo homemade–, Burch regresa con If You’re Dreaming, un disco menos terrenal en el que su objetivo parece ser asentarse en una plaza cómoda, seguir expandiendo su universo personal e incidir en sus temas predilectos: sus dos primeros cortes, Can’t sleep y Party’s over, prologan una colección de canciones que se recrean en la lentitud, en una ralentización de los procesos, en suavizar la respiración hasta, finalmente, poder conciliar el sueño.
Por Adrián Viéitez.

RON SEXSMITH – Hermitage (Cooking Vinyl Limited, 2020)
Idílico
La primavera se ha atrasado hasta el 17 de abril. Lo nuevo de Ron Sexsmith, Hermitage es el gorgoteo de los pájaros del primer tema del álbum, el romanticismo y la boa rosa de la portada. Nada más alejado de la excentricidad que pueda connotar la palabra ‘ermita’. Es una oda a la vida tranquila, rodeada de naturaleza. A su particular paraíso alejado del gran bullicio de la gran ciudad (Toronto). Influenciado, además, por el soft rock de los setenta, de los Beatles, de McCartney y, como no, Elton John. Una armonía presente y pensada en los 13 temas que conforman el LP, cuya complejidad a nivel composicional contrasta con lo que evoca el álbum al completo cuando lo escuchas: sencillez. Romanticismo, pero del optimista, en clave primavera. Me quedo con la balada Glow in the dark stars y Morning town.
Por María del Río.

MARCOS Y MOLDURAS – Te espero en casa (Discos de Kirlian, 2020)
Las cosas que hacen que nuestra casa sea nuestra
Hace tiempo que el rastro de Marcos y molduras –dúo conformado por Marcos y Marta– venía evidenciándose por la escena indie-pop madrileña. Ahora, al fin, sus huellas en forma de singles se han materializado en forma de un LP que incluye tres temas ya adelantados –Te puedes morir, La de Parks y Un nuevo año–, además de cinco canciones inéditas. En todas ellas se reproduce, a medio camino entre el noise pop y el bedroom, la particular forma en que ambos observan su mundo doméstico, encontrando en lo cotidiano y la rutina en pareja toda la materia poética necesaria para levantar un mundo concreto, de sensibilidad sincera y acogedora. Ahora que nuestra casa se relaciona inevitablemente con el encierro, Marcos y molduras le devuelven ese rostro amable, el del espacio que sigue siendo nuestro hogar –si lo compartimos con las personas que queremos–.
Por Adrián Viéitez.

VIVA BELGRADO – Bellavista (Aloud Music, 2020)
Maravillosa tormenta
Qué bueno es cuando un disco te sacude de arriba abajo. Viva Belgrado ya eran expertos en crear temazos sorprendentes cuales bofetadas, pero en este su tercer trabajo, lo han bordado. Los distintos sentimientos no dejan de aflorar a medida que van pasando los segundos de unas canciones que entran hasta dentro, y es que están escritas abriendo el alma en canal, dejándose la voz y los dedos en cada acorde. Qué decir de las letras: introspectivas, sin tapujos y a veces hasta deprimentes. El coctel es explosivo y absolutamente desgarrador, maravillosamente desgarrador. Imposible quedarse con un único tema, pero escogeremos el relámpago Vicios por comprimir en menos de dos minutos gran parte de la esencia de Bellavista y recorrernos de los pies a la cabeza como un escalofrío. Tampoco pasaremos por alto los versos que cierran este brillante álbum, y que en la situación actual toman un significado especial: “Que no nos falten los conciertos, que vengan pocos desencuentros, y que no pasen cuatro años”.
Por Mikel Agirre.
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