Era el 4 de octubre de 1970. El cuerpo sin vida de Janis Joplin fue encontrado en la habitación 105 del Landmark Motor Hotel de Los Ángeles, donde se hospedaba mientras trabajaba en la grabación del que sería su cuarto álbum, Pearl. La cantante tenía 27 años de edad. El disco se publicó en enero de 1971, tres meses después de su muerte, transformándose así en la obra póstuma de Joplin. Alcanzó el número uno en las listas.
Se dio la circunstancia que, tres días antes, se había celebrado en Seattle el funeral por el fallecimiento de Jimi Hendrix. El mítico guitarrista también había sido encontrado muerto por sobredosis en un hotel, de Londres, también a la edad de 27 años. Aunque Hendrix falleció el 18 de septiembre de 1970, su funeral tuvo lugar en su ciudad natal, Seattle, el 1 de octubre de 1970. Cosas del azaroso destino.
Dos artistas que en poco menos de cuatro años se convirtieron en referentes del blues y del rock de los años 60. Dos jóvenes de 27 años que se enfrentaron a la vida arrollándola. Dos leyendas que accedieron meteóricamente al olimpo de la música comiéndose la vida a bocaos de cualquier sobredosis. Dos mitos que nacieron a punto de morir el sueño hippie.
Los dos forman parte del llamado Club de los 27, de artistas y deportistas fallecidos a los 27 años, Entre los músicos el guitarrista de blues Robert Johnson, 16 de agosto de 1938, está considerado como el primer miembro del Club. A él le siguen Brian Jones, 3 de julio de 1969, y Hendrix y Joplin. Completan esta lista Jim Morrison, 3 de julio de 1971, Kurt Cobain, 5 de abril de 1994 y Amy Winehouse, 23 de julio de 2011.
Texana de nacimiento, la infancia y la adolescencia de Joplin estuvieron marcadas por la dureza y la crueldad de una sociedad cerrada e intolerante en la que todo tipo de discriminación era algo cotidiano e incluso bien visto y en la que nunca se sintió aceptada ni, mucho menos, querida. Sufrió bullying en la escuela y en la universidad. Y en respuesta al desarraigo afectivo que la martirizó durante años, finalmente adopto una actitud rebelde y transgresora y se atrevió a ser diferente de todo lo que la rodeaba. Se abrazó a la tabla de salvación de la lectura, la pintura y del blues y el rock para enfrentarse a la intolerancia y para salir a flote. Una chica blanca hija de la racial y conservadora Texas, abrazada al blues y al rock. No podía acabar bien.
Y decidió marchar, huir, a California, la tierra prometida. Eran principios de los años 60 y algunos de los últimos beatnicks que aún quedaban en condiciones en Frisco se estaban alistando en las filas hippies para preparar la revolución psicodélica. Era el San Francisco de Scott McKenzie. El de una nueva y amable generación en marcha con flores en el pelo con nuevas ideas para su futuro.
In the streets of San Francisco / Gentle people with flowers in their hair /... / Such a strange vibration / People in motion / There's a whole generation / With a new explanation
La cantante se encontró en un lugar lleno de gente como ella y la vida le cambió por completo. Estaba en el paraíso de la contracultura codeándose con todos aquellos que la hacían posible y, por primera vez en su vida, se sentía aceptada, comprendida, admirada y parte integrante de algo que se presentaba infinito y a la vez asequible. Pero aquel giro de 180 grados que le dio a su antigua vida de represión, desafección e intolerancia familiar y social, también conllevó una convivencia cada vez más estrecha y habitual con excesos de toda clase. Preocupados por el cariz que estaba tomando su ritmo de vida en la costa oeste, sus amigos californianos la mandaron de vuelta a su casa familiar de Texas. De poco sirvieron los cambios de aires. De nuevo fue desairada y rechazada por la familia y las antiguas “amistades”.
En 1966 regresa a San Francisco. Se une a la banda Big Brother And The Holding Company, con la que, en 1967 graba un primer trabajo de rhythm’n’blues homónimo en el que, aunque no todavía como solista estelar, su voz ya empieza a hacerse oír en algunos temas. El grupo se convierte en una de las formaciones de blues y rock más brillantes de la costa oeste y el prestigio de Janis Joplin va en aumento. Su participación en el Monterey International Pop Festival, 1967, (el verano del Music, Love and Flowers –y demás adicciones– en el más amplio sentido de la palabra), y la salida del segundo disco de la banda, Cheap Thrills, en 1968, les supondría alcanzar el estrellato.
Y, como suele ocurrir cuando se atrapa la cima y el éxito se atraganta, discrepancias varias con el resto de los miembros provocaron que la cantante abandonara la banda y creara un nuevo grupo. En 1969 nacía la Kozmic Blues Band, con la que grabó un nuevo álbum: I Got Dem Ol’kozmic Blues Again, Mama! y participó en el Festival de Woodstock. Su última formación seria la Full Till Boogie Band con la que, en el momento de su muerte estaba grabando el álbum de estudio póstumo que había bautizado con el nombre de Pearl, apodo por el que era conocida la cantante. El álbum se convierte en su mayor éxito y el sencilloMe and Bobby McGee se convierte en número 1. Había nacido un mito y se empezaba a construir una leyenda. La de la reina, la mejor voz blanca del blues psicodélico.
Los temas más exitosos y escuchados del álbum Pearl fueron Me and Bobby McGee, de Kris Kristofferson y Fred Foster, y Cry Baby, de Jerry Ragovoy y Bert Berns. Pero, como homenaje, también se incluyó en el disco un tema llamado Mercedes Benz firmado por Joplin, Neuwirth y Mc Clure, que el 1 de octubre de 1970, tres días antes de su muerte, la propia Joplin grabó a capella en el estudio para mostrarlo a los músicos del grupo. Mercedes Benz que no iba a ser incluida en Pearl, se grabó sin ningún tipo de instrumentación y con el paso de los años se ha ido convirtiendo en una de las canciones más características y conocidas de Janis Joplin. En un himno que expresa el crudo lamento de la mejor cantante blanca de blues.
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