Posiblemente el formato acústico-solitario pueda parecer aburrido a muchos, pero es una vara de medir que descubre al farsante y destaca al virtuoso valorando su aptitud real. La intérprete y activista mexicana (aunque nacida en Estados Unidos) Julieta Venegas, sobreponiéndose a una aguda afonía (quizá producida por la sobrecarga de polen inhalada por los barceloneses esta primavera), demostró, en un Luz de Gas abarrotado, que los verdaderos artistas no necesitan parafernalias vacuas para triunfar, les basta con el corazón y la pericia. Venegas no posee una voz excepcional y aparenta fragilidad, pero resulta engañoso, la pujanza de su verso, su donaire, y una calidad interpretativa notable te desborda desde la nota preliminar.
Al aparecer las desafinaciones, antes de entonar Ilusión, quiso sincerarse. Pidió perdón por no estar en perfectas condiciones vocales debido a esa afección en la garganta antes citada, gesto que le honró. Sin embargo, los lógicos deslices no fueron impedimento para conectar con un público entregado ni para disminuir en demasía la calidad del íntimo concierto.
Aunque locuaz, se mostró temerosa, era la primera ocasión en la que se presentaba en Barcelona sola, únicamente con su piano, dos guitarras y su inseparable acordeón. El compromiso era considerable, pero a los dos segundos se sacudió esa desconfianza; la experiencia mata al miedo.
Si alguien pensaba que la desnudez iba a quitar virtudes a sus éxitos, andaba errado, todo lo contrario. Tanto sus propias canciones como las versiones de otros compositores escogidas para esta gira bautizada En acústico, son piezas de una categoría imponente que incluso ganan al despojarlas de arreglos a menudo fútiles. No se me ocurre mejor manera de interpretar a Juan Gabriel o José Alfredo Jiménez, palabras que manan solas, sin refuerzo. Una bella voz, un instrumento y el sentimiento, lo demás sobra o es prescindible. Desgarradora en Se me olvidó otra vez (nos recordó que no es de Maná sino de Juan Gabriel); animosa en Canta, canta, canta e hiriente en Paloma querida, dos inolvidables temas del ilustre cantor nacido en Ciudad de México, José Alfredo Jiménez Sandoval. Interpretaciones maravillosas, poseedoras de mayor autenticidad patria que las de los ridículos grupos de mariachis que se pasean dando trompetazos para goce de las plagas turísticas, a mil leguas del auténtico sonido mexicano.
Estuvo fantástica en la lectura country de Debajo de mi lengua, también en esa adorable evocación de la niñez titulada Ese camino (utilizando el acordeón con delicadeza suprema) y, firme al piano, exhibiendo su educación clásica en Déjenla dormir.
Un recital de estas características debía tener su momento mágico que se llamó Sola. En ella, Julieta quiso previamente leer los versos de la poetisa uruguaya Idea Vilariño para no enmascarar con música la belleza de las palabras, al terminar la remató musicalizándola. Uno de los instantes más sobrecogedores de la noche, la felicidad y la tristeza unidas, quien diga que en la felicidad no existe la tristeza sabe poco de la vida.
Por supuesto asistieron a la cita Esta vez (una de sus composiciones primigenias), Lento, Me voy, Limón y sal y Despedida, acertado y lógico epílogo.
Al finalizar la actuación, con la sala casi vacía, todavía se escuchaban cánticos de alguna sobrecogida fan entonando alguna de sus canciones favoritas, tal fue el éxtasis logrado por la cantautora.
Laureles aparte, Julieta Venegas es una estrella de verdad, se merece el éxito obtenido. Artista sincera, expresiva, capaz de hacer reír, de hacer llorar, de emocionar. Incluso a medio gas (dichoso polen) gana partidas, todo un logro.
Es tan bueno despedirnos, como habernos conocido. Es tan bueno aceptar la derrota como fue luchar por lo que tuvimos tú y yo. Y se acabó. Por eso brindemos hoy. Por eso brindemos hoy
(Despedida, Julieta Venegas, 2010)
Autores de este artículo
Barracuda
Víctor Parreño
Me levanto, bebo café, trabajo haciendo fotos (en eventos corporativos, de producto... depende del día), me echo una siesta, trabajo haciendo fotos (en conciertos, en festivales... depende de la noche), duermo. Repeat. Me gustan los loops.
3 comentarios en «Julieta Venegas: Desafinando con excelencia»
Texto sublime, fotos atrapadoras e íntimas… reportaje mágico.
Muchas gracias en nombre de Qualsevol Nit 🙂
Muchísimas gracias Karmela. Trabajamos para vuestro disfrute.