Era la segunda vez que Lola Índigo pisaba el Palau Sant Jordi, aunque nada tuvieron que ver ambos escenarios. La primera vez que subió a cantar fue con todos sus compañeros de Operación Triunfo 2017, pero Mimi sabía que no iban precisamente a verla a ella, que al público “ni siquiera le importaba lo que yo tenía que cantar”, contaba en La niña, su documental de Amazon Prime Video. Sin embargo, logró reconciliarse con el Palau en esta segunda oportunidad, gracias a un público que se vistió de gala para presenciar la graduación de Lola Índigo. Una pop star de verdad.
Literalmente, miles de personas se vistieron para la ocasión. Dress code: Pink. Todo muy cursi, muy infantil, muy La Niña. Nada infringía esa norma. Los globos, las serpentinas que inundaban las primeras graderías de vez en cuando, las luces, los decorados, los outfits, hasta los birretes que la madrina colocó a sus bailarines una vez acabó el show fueron rosas.
Lola a lo grande
Lola tenía muchas expectativas que cumplir, es a lo que te enfrentas cuando anuncias un espectáculo único, algo que no se repetirá más en la vida. Por eso empezó fuerte y a lo grande. Abrió el show encima de una enorme plataforma de tres pisos, cantando un nuevo remix de La Niña de la Escuela, su canción número uno hasta la fecha. Obviamente, no podía estar sola, la acompañaron sus Lolas. Menos Mónica que, aún coja, no dudó en acompañar desde la grada a sus compañeras. Y como todo tenía que ser XXL, más tarde llegaron las nuevas incorporaciones del cuerpo de baile, los juegos de luces y las ráfagas de humo que lo hacían todo mucho más fantasioso.
Siguió con CULO y Toy Story para calentar el ambiente. Pero la cosa se puso fuerte con KILLA (ring ring). No sé si estaba más caliente el fuego que iba apareciendo en el escenario o los bailarines que nos mostraron algunas de las poses más conocidas del Kamasutra. Eso sí, adaptándolas a todo tipo de relaciones. De ahí que una vez fuera se escucharan cosas cómo “tú te habrás tapado los ojos en casi todas las canciones, por qué eso no era pa’ ti” a una niña de unos diez años. Creo que no nos imaginábamos presenciar un espectáculo que lo tenía todo, digno de la MTV.
Hit, tras hit, tras hit…
Hacer una selección de entre todos los temazos de su segundo y primer disco tuvo que ser duro. De hecho, no pudo hacerlo. Cantó a capela el estribillo de Inocente porque sabía que, aunque no era de las más escuchadas, su público más fiel necesitaba oírla. Y, aunque le cuesta cantarla, en el último momento decidió añadir La Llorera, también por ellos. Puso al Palau entero a sus pies.
Aunque daba igual, escogiese lo que escogiese iba a ser ovacionada. Porque todo lo que hace Lola Índigo son hits. Todos perreaban Lola Bunny, TRENDY o Romeo y Julieta. Padres e hijos. La artista solo pasó a un segundo plano durante el momento KISS CAM. Autoestima amenizó los besos entre desconocidos del público que se vivieron con tremenda euforia. La verdad es que todos queríamos aparecer en esa pantalla.
5 ases bajo la manga
Esperábamos algo más, no nos valía con un decorado más espectacular, ni con el aumento de bailarines, ni con la pirotecnia. Ya que estábamos puestos, queríamos duetos. La Mala Rodríguez no sorprendió mucho, todos la esperábamos. Mujer Bruja o se canta bien, o no se canta. Se movió por el escenario como Pedro por su casa. Eso sí, una vez cantado su rap, imaginaros la escena: Mala en la tarima bailando al clásico estilo Babi en Tres metros sobre el cielo, mientras los de abajo lo daban todo con un reggaetón perfectamente coordinado.
El cariño que recibió Belén Aguilera con La Tirita fue especial. No era una colaboración, eran dos amigas disfrutando y emocionándose por cantar juntas. La gasolina de sus fans. “Algún día, Belén estará aquí viviendo esto”, auguraba Lola. También le dedicó estas palabras a Luna Ki, quién no podía estar más agradecida de que la hubiese invitado a cantar Piketaison nada más y nada menos que en el Palau Sant Jordi y con Lola Índigo. Luna es su mayor fan, no tengo ninguna duda. Y como prueba, la Hello Kitty que le regaló en medio del escenario.
Pero llegó el momento más esperado con la aparición de Belinda ¡Por favor, qué estamos hablando de Belindapop! La Niña de la Escuela sonó por segunda vez, pero lo que emocionó e hizo estallar al público más millennial fue escuchar Lo siento. Lo siento yo por los que no pudieron presenciar ese eclipse total porque solo pasa una vez en la vida. Avisados estábamos.
La sorpresa final vino con una cuenta atrás. Una vez llegado al cero, Lola nos dejó claro que lo mejor aún estaba por llegar con la presentación de AN1MAL, el primer sencillo de su próximo disco. Muy tecno para lo que nos tiene acostumbrados, pero muy bien recibido por el público. Ahí, sí que se cayó la grada. Un final inmejorable, para un espectáculo sin peros. “Me quiero quedar a vivir en este momento para siempre”, todos, Lola, todos lo queríamos.
Autores de este artículo
Clàudia Jiménez
Víctor Parreño
Me levanto, bebo café, trabajo haciendo fotos (en eventos corporativos, de producto... depende del día), me echo una siesta, trabajo haciendo fotos (en conciertos, en festivales... depende de la noche), duermo. Repeat. Me gustan los loops.