A veces lo mejor es pararse en seco y escuchar. Por eso de vez en cuando pedimos a lxs músicxs que se expresen y que cuenten su historia por ellxs mismxs. Sin guión, sin preguntas. Simplemente les damos espacio y ellxs hablan. Hoy le toca a él, al Sr. Chen, cantante y productor de referencia en la nueva escena de trap de Catalunya, que nos habla de su trayectoria vital hasta llegar al mundo de la música y nos presenta su tercer álbum en solitario ‘Como no hacer un trío’.
Mi camino en la música se me pierde ya un poco, no te sé decir en que momento justo hubo un click, pero lo que está claro es que fue un movimiento de revelación contra la inercia que llevaba en mi vida. Toda mi vida fue dirigida hacia el mundo de las artes, interesándome mucho por el teatro, pero sobre todo por la ilustración y el cómic. Tengo claro que en algún universo paralelo no he tocado un micrófono, pero sí que llevo una carrera como ilustrador.
Con 15 años eso cambio, deje de encontrarme tanto en el papel y a verme más en las canciones. Toda mi energía y atención migraron de un lugar al otro y en menos de un año ya estaba interesándome por grabar canciones, juntar sonidos y escribir letras. En realidad esto último siempre ha sido lo que más me ha costado. Uso mis letras como una excusa para crear melodías bonitas, creo que se transmite más con eso que no con una frase bien pensada, alíenos en el terreno musical claro esta.
Uso mis letras como una excusa para crear melodías bonitas, creo que se transmite más con eso que no con una frase bien pensada
En la carrera musical ha sido siempre un camino contra el miedo y en pro de confiar en mí mismo y en valor como individuo. Hasta mis 26 tuve una vida un poco “prefabricada” donde siempre me sentía víctima que no tenia las riendas de su historia. Debido a la perdida de un buen amigo, hubo un cambio radical en mi manera de percibirme a mí y al mundo y decidí no tomarme mi existencia tan en serio y empezar a usar mi instinto como brújula. Esto puede sonar muy bonito, pero realmente fue (y es) un camino que haces siempre cagado. Con la sensación de estar fallándole a todo el mundo y con el constante nudo en pecho. Aun así, no lo cambio por nada.
Siempre he sentido admiración por los músicos que se han movido por la tangente de su género. Que han sido poco cómodos de escuchar y qué han hecho que la cultura avance. Entre mis máximos referentes están Andre 3000 (Outkast), Missy Elliot o Childish Gambino entre otros. En lo que a música se refiere, claramente he bebido de la influencia de los “superproductores” del 2000. Donde Timbaland, Pharrell y Kanye supieron tomar visibilidad y hacer ver al público que el productor es la columna vertebral de la música. Aparte de estos, no puedo dejarme a mis dos grandes referentes locales que han sido mis padres en lo que a formas se refiere. Hablo por supuesto de Griffi, quien me inspiro a ser siempre radical con mi sonido y no fijarme mucho en el resto. Y en Lalo Lopez , que me ha enseñado como uno tiene que comportarse sobre un escenario y tratar al público.
Sobre mi música, siempre acostumbra a ser la historia de esas emociones que no muestro normalmente. Me gusta que mis temas tengan “poso” y se sientan gastados o ya usados
Mi modo de trabajo es muy errático, tengo todo el material que necesito siempre cerca. Aunque curro mejor en situaciones donde el equipo es limitado. Esto hace que tenga muchos recortes de cosas. Que mis canciones vayan pasando varias revisiones y que curre mejor con ideas cortas y concisas. No sé si tengo algún trastorno de atención (probablemente), pero me es imposible dedicarle a una canción más de 2 horas sin cansarme o saltar a otra. Cuando curro con otra gente es distinto, me sé focalizar más, pero cuando se trata de mi música soy más errático e impredecible.
He pasado por muchos cambios a la hora de producir y crear mis temas. Desde coleccionar sintetizadores, hasta venderlo todo y quedarme con un portátil y un micrófono. Hasta ahora que estoy interesándome por la grabación de instrumentos y de campo. Cuando digo de campo me refiero a salir a grabar mis sonidos fuera y trabajar luego con ellos en el estudio. Es una manera de conseguir resultados orgánicos que me conectan mucho con el espacio donde me encuentro.
Sobre mi música, siempre acostumbra a ser la historia de esas emociones que no muestro normalmente. Mi cabeza de tendencia lógica no me deja muchas veces darle el espacio necesario a las emociones “feas” que pasan por mi cuerpo (digo feas porque son socialmente feas, todas mis emociones son preciosas y validad por el simple hecho de transitar mi cuerpo). Y en la música encuentro un espacio seguro de volcar mis tristezas, frustraciones o deseos. Normalmente en mis letras encontrarás a alguien que se siente perdido o confundido, Todo teñido de la relación que tenemos con el amor y con un pico muy pronunciado en el sexo y el deseo. Casi todos mis temas acaban hablando de follar o de llorar, esos son un poco mis dos moods. Musicalmente me gusta mucho apretar el género, no soy muy fan de moverme en la tendencia porque me aburre y prefiero experimentar con otras ramas menos usadas. Tengo tendencia a ensuciar mis producciones, me gusta que mis temas tengan “poso” y se sientan gastados o ya usados, no me gusta mucho la música que suena “pristina” o superlimpia, me desconecta de la emoción.
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