Finales de febrero de 2020. Viva Belgrado presentaban llenos de ilusión los nuevos temas que componían su inminente publicación Bellavista (Aloud Music), la primera en cuatro años, en un concierto semi-secreto en la sala VOL de Barcelona. La pandemia truncó sus planes de gira, pero no les impidió sacar a la luz un trabajo brillante musicalmente y desgarrador en sus letras, que con todo merecimiento copo las listas de los tops nacionales de ese maldito año. Pasados trece meses y tras un intento fallido por enfermedad en el AMFest, vuelven al punto de partida desde Fabra i Coats, dento del festival Cara-B XTRA, para sacar todo lo guardado este tiempo. Hablamos con Cándido Gálvez –guitarra y voz– sobre el estado actual del grupo, la situación de la escena en pandemia, el futuro y, por supuesto, su celebrado último trabajo.

“Cuatro años para esto” –como decís al final de Bellavista– y pandemia mundial. ¿Cómo habéis llevado el hecho de preparar algo durante tanto tiempo y ver que de un día para otro se queda en nada?
Bueno, lo hemos llevado como hemos podido. Tampoco hemos hecho un drama de esto. Es lo que toca y por suerte no hemos tenido ningún familiar o amigo que haya tenido problemas graves con el virus. También es verdad que hemos tenido mala suerte porque, justo cuando parecía que íbamos a empezar a tocar de nuevo, me puse malo y se ha retrasado todo más de la cuenta. Tenemos el gafe este de llegar tarde siempre [risas], pero bueno, bien.
Ahora que veníais de remontar ese bache tras la salida de Álvaro Moreno en 2017, ¿tuvisteis el temor de que esta situación os fuera a afectar más?
No, creo que no hemos tenido ese pensamiento. Lo hemos dicho otras veces, al final en una banda como la nuestra parece que vives en una crisis permanente. Siempre tienes que estar peleando y luchando por salir, grabar, tocar… Lo tenemos tan integrado que al final no nos ha hecho replantearnos mucho… La banda va a seguir y lo llevamos como podemos.
No tener giras, esa seguridad, sobre todo para un directo como el nuestro que es muy potente, da como pena y frustra un poco
Hace poco más de un año tocabais en la VOL de Barcelona justo antes de sacar Bellavista, ¿cómo recordáis esas semanas previas y posteriores al estallido de la pandemia?
Ese concierto no fue un concierto secreto, pero sí que fue una cosa muy pequeñita para tocar las canciones del disco antes de que saliera. Recuerdo la semana con mucha ilusión, cuando estábamos preparando los vídeos, las salidas… Nosotros nunca nos habíamos preocupado mucho por planificar todo el rollo de la promoción, pero con este disco sí que nos lo hemos tomado un poco más en serio. Fueron las semanas de estar pensando como lo hacíamos, mandando el vinilo a fábrica, etc. De hecho, cuando vimos la repercusión que iba a tener el virus, decidimos seguir adelante con todo, porque habíamos invertido muchas ganas e ilusión.
Habéis podido dar algunos conciertos sueltos, aunque muy pocos para la cantidad a la que estáis acostumbrados. ¿Os influye la pandemia en los directos? ¿Notáis que os cuesta coger el rodaje al tener muy espaciados los bolos o que tenéis problemas para ensayar?
Nos afecta, porque creo que siempre hemos tenido un poco de complejo con el tema del directo y siempre intentamos preparárnoslo guay, porque nos sentimos un poco más seguros. Y es verdad que estábamos acostumbrados a hacer giras largas, de dos, tres, cuatro semanas, y al final casi que vas tocando con el piloto automático y la banda coge un rodaje que no se coge ensayando en el local tres o cuatro veces, ¿sabes?
No tener eso, esa seguridad, sobre todo para un directo como el nuestro que es muy potente, da como pena y frustra un poco. Al margen de eso, seguimos ensayando asiduamente; ahora hemos tenido que parar un poco con el tema de mi operación, y aunque Pedro ahora vive en Madrid, más o menos seguimos ensayando igual.
¿Recuperado?
Sí, sí. Eran piedras en el riñón, que tiene fácil solución y no era nada grave, pero se complicó un poco y al final me han tenido que operar cuatro veces. Han sido tres meses y medio de estar un poco postrado con el catéter, pero me lo quitaron la semana pasada y ya estoy bien.
¿Qué tal los nuevos temas en directo? ¿Se ha notado el haber tenido que estar parados en la transmisión de las canciones al público?
Tampoco lo hemos podido comprobar, porque solo hemos podido dar dos conciertos. Nosotros nos hemos sentido fríos, en general, tanto por haber tocado poco las canciones nuevas, como por el público sentado. Tengo ganas de ver que pasa ahora en estos cuatro conciertos que van a ser seguidos; ya hay dos sold-outs, parece que va a estar guay.
Dependerá de cómo avance la situación, pero queremos tocar lo máximo posible en verano.

Hablando de directos, ¿de dónde viene vuestra puesta en escena, con los guitarristas de lado y vuestro bajista Ángel de espaldas al público todo el tiempo? Supongo que es un poco como ensayáis.
Sí, básicamente es eso. También es una cosa que, nosotros que venimos muy del circuito punk-DIY (Do It Yourself), habíamos visto ya en otras bandas y nos molaba ese rollo más íntimo. También lo vinculo un poco a lo que comentaba antes de la inseguridad que tenemos en directo; eso de mirarnos los unos a los otros, como creando nuestro pequeño territorio dentro del escenario, nos parecía cómodo y también nos gustaba como se veía desde fuera.
Es muy del rollo este de cuando tocas en casas okupas o espacios pequeños, que tocas en el suelo con el público a tu mismo nivel. Acabas haciendo eso porque si no es como que te desbordan y te pisan los pedales [risas]. Al final se acabó quedando, y es curioso porque realmente creo que no somos, para nada, la única banda que lo hace, pero se acabó quedando como una seña de identidad de Viva Belgrado.
Ahora que tenéis varios conciertos seguidos, ¿hay perspectivas de poder girar con cierta normalidad?
Esa es la intención, tenemos estos cuatro y otros tantos el mes siguiente. También tenemos unos cuantos más cerrados que aún no hemos anunciado. Dependerá de cómo avance la situación, pero queremos tocar lo máximo posible en verano. Confío en que podamos girar bastante.
Sobre la vuelta a la normalidad en las giras de las bandas, ¿crees que experimentos como el próximo concierto de Love Of Lesbian en el Sant Jordi pueden tener recorrido para acercarnos a lo que teníamos antes?
Hombre, como factible, lo veo. Desde luego prefiero que se haga eso a que no se hagan conciertos. Lo que me preocupa más es que al final hay un tipo de promotor que puede permitirse hacer eso (tests, mascarillas, seguridad…), pero hay muchos otros que son los sitios pequeños y las salas autogestionadas que no tienen acceso a estos recursos. Me interesaría si se estandariza –por supuesto, espero que mejore la situación antes de tener que hacer eso– y si se dieran subvenciones a estas salas para que puedan abordar esos gastos.
¿Qué recibís de vuestro entorno cercano: salas amigas, promotores, gente que trabaja con vosotros?
Cada uno lo gestiona como puede. Sabemos que en Arrebato de Zaragoza o en La Residencia de Valencia han pedido colaboración de sus simpatizantes y gracias a eso han podido, por lo menos, sufragar los gastos. Estos son sitios autogestionados sin ánimo de lucro. Luego están las salas un poco más comerciales que hacen lo que pueden, la VOL por ejemplo sacó camisetas; la sala donde tocamos en Córdoba se ha convertido en una especie de cafetería con comida a domicilio y todo. Es súper raro tío, pero, ¿qué van a hacer si no?
¿Ahora mismo os dan las cuentas para no perder dinero con la música?
Sorprendentemente y afortunadamente, sí. No lo veíamos nada claro, pero hemos aprovechado para sacar algunas ediciones físicas, como el EP El Invierno, que se han vendido súper bien, y eso nos ha mantenido a flote. Estamos preparando también alguna más, la verdad que bastante contentos en ese sentido.
Creo que en Bellavista hay más a nivel lírico que instrumental, un salto, sobre todo en la primera mitad del disco.
Es lo que se percibe en vuestras redes, la gente os pide que reeditéis este álbum o el otro, compran vuestra música… Parece que los discos perduran en el tiempo y que la gente los sigue recordando a pesar de los años, lo cual debe ser un orgullo para la banda.
Sí, sí, es brutal. Nosotros estábamos acostumbrados a vender casi siempre en conciertos y hemos flipado porque la primera edición de Bellavista fueron 800 copias y se agotó en los primeros tres meses. Ya vamos por la segunda, que también va bastante guay; en Aloud están contentos. Luego está la última edición de Flores, Carne, que voló. También es raro, porque ya era la quinta edición de un disco que salió hace seis años. De El Invierno, sin llegar a los números de Flores, Carne, queda solo un 30% de las copias.
Hablemos de Bellavista. Hay gente que ha dicho que “habéis dejado de gritar”, pero para otros muchos es la consolidación que reúne todo lo mejor de vuestro material anterior y le da el empaque perfecto. ¿Cómo lo veis vosotros con la perspectiva que os da este año?
Somos muy malos planificando. Siempre lo intentamos, pero nunca nos sale bien, y hacemos un poco lo que nos va saliendo. Yo sí creo que hay más a nivel lírico que instrumental, un salto, sobre todo en la primera mitad del disco. Creo que ese es el cambio más palpable. A nivel instrumental, aparte de Shinji, creo que son temas que no habrían desentonado mucho en los discos anteriores. Sí que se nota un salto en Bellavista, respecto a Flores, Carne y Ulises, en el sentido de que eran ejercicios de estilo más evidentes dentro del género que hacemos, el screamo europeo o post-rock, y Bellavista es un rollo más híbrido, por así decirlo. Creo que ya bebemos de muchas más partes y podría ubicarse como un disco de indie español, por ejemplo.

Te preguntas en Vicios sobre “quién se permite la sinceridad sin un motivo”. A ti, ¿qué es lo que te lleva abrirte en canal de esta forma? Hay que tener ganas, necesidad o algún motivo para expresarse de forma tan cruda y directa como lo haces en este trabajo.
Es algo sobre lo que he reflexionado bastante, pero no encuentro un respuesta fija y evidente. Sí que es verdad que, por un lado, está el rollo de no sentirme un impostor, de la autenticidad. Como que si canto algo que no siento como mío me siento como un impostor cuando me toca interpretarlo sobre un escenario; creo que por eso acabo soltando estas cosas que son tan personales. Por otro lado, es verdad que también está el morbo, lo digo en la misma canción: “exhibicionismo emocional como carrera”. Tiene como un punto que te engancha, el jugar a decir, esconder, dejar entrever cosas, el qué pensarán algunas personas cuando escuchen según qué cosa… Quizás es un juego un poco perverso, ¿no? [risas]. Pero me gusta, y creo que de lo que más disfruto es de la composición de las canciones.
¿Nadie te dijo que te cortases un poco?
[Risas] Pues la verdad es que no. Sí que algunas personas se dan por aludidas, creo que nunca he llegado a decir nada hiriente, pero bueno, las personas sobre las que tratan algunas letras saben que son ellas.
¿Qué tiene Japón que sigue inspirando tantas letras disco tras disco?
Tengo una relación de amor con ese país. Fui por primera vez en 2012, desde entonces he ido cinco veces y siempre haciendo intercambio de trabajo, durante unos meses. Aprovecho para crear muchos vínculos, conocer Tokio, ver muchas bandas… Es una parte importante de mi vida y muchas de las cosas que han pasado ahí han acabado aflorando. Podría haber sido Berlín o Copenhague, pero fue Tokio.
En algunos comentarios y entrevistas os han dicho que a nivel sonoro Bellavista es el disco más parecido a Berri Txarrak, una de vuestras mayores influencias. Personalmente, me llama mucho más la atención la comparativa a nivel temático, con ese rollo de que en la música no es oro todo lo que reluce flotando todo el rato, como en Jainko Ateoa de los navarros. ¿Está ahí la inspiración, o simplemente coincidís en las sensaciones?
Creo que no la cogí directamente, pero indirectamente, seguramente que sí. Las letras de Gorka son, si no las que más me han influenciado, de las que más, seguro. Las tengo muy integradas y creo que por ahí acaban aflorando.
Pero sí, creo que es un tema recurrente, sobre todo en la primera mitad del disco, como de desengaño con la música y de todo el humo que hay alrededor de la fuerza que te da el tener un micrófono. Tampoco hago una reflexión súper concisa, pero sí me gusta señalar algunas cosas y decir: “ojo, esto está pasando; no sé si es bueno o malo, pero aquí estoy sintiendo esto”.
Siguiendo con eso, habéis contado en otras ocasiones que habéis tenido que adecuar vuestras ambiciones y expectativas. ¿Creéis que aun podéis dar ese salto que buscabais en su día para llegar a vivir de la música?
Yo creo que lo seguiremos intentando, no sería honesto si no lo dijera. Al final es nuestro sueño y a mí es lo que me gustaría. No lo voy a hacer a toda costa, no lo vamos a hacer haciendo cosas con las que no nos sintamos cómodos, pero sí. De hecho, sin haberlo podido constatar del todo con lo que está pasando, sí que se ha notado una subida bastante importante, tanto en la atención mediática que ha habido alrededor de la banda, como en las ventas. No diría que es como para que cuatro personas vivamos de esto, pero se ha notado que hay un camino que puede hacerse y seguiremos intentándolo.
Entonces, ¿la gente os ha echado de menos en estos años de descanso?
Creo que sembramos muchísimo con Ulises, pero tardamos cuatro años en sacar un disco; y todo lo que sembramos, tocamos y ese silencio ahora ha dado sus frutos. Se ha notado, la verdad, intentaremos no ser tan lentos la próxima vez [risas].
Para ir terminando, hace unos meses estuvisteis en el estudio Bonberenea (Tolosa, Gipuzkoa) a los mandos de Karlos Osinaga ‘Txap’, capitán también de otro grupo referente para vosotros como es Lisabö. ¿Qué nos puedes contar?
Es un tío muy guay con el que trabajar, crea un ambiente muy chulo en el estudio y nos reímos un montón. Fue una grabación súper divertida, nos quedamos hasta las tantas probando cosillas… Todavía no sabemos qué pasará con esos temas, porque no hemos terminado la mezcla ni el máster, está en proceso. La experiencia fue genial, Bonberenea es un sitio que nos gusta mogollón y se está súper a gusto; encima en verano allí, que para nosotros que somos de Córdoba, es muy diferente [risas].
¿Por último, nos recomiendas bandas que os gusten últimamente?
Un par de grupos post-punk de Valencia: Mausoleo y Margarita Quebrada. Un rapero de Madrid que se llama Claudio Montana. También Dreyma, colegas de Málaga. Y sin estar metido nada en el viking-metal, hay un grupo finlandés que se llama Havukruunu, que cuando lo escuhcé me explotó la cabeza.
Imagen de portada © Rubén J. Montesinos
Autor de este artículo
