Este viernes 20 de octubre la sala Bikini de Barcelona ha recibido a la banda neoyorquina The Pains of Being Pure at Heart en la recta final de su gira por varias ciudades españolas, para presentar su nuevo disco The echo of pleasure (Painbow Music Ltd, 2017). Durante la gira han ido acompañados de los granadinos Apartamentos Acapulco.
Los teloneros, con la simpática personalidad del Ismael Cámara, el líder del grupo, su estilo psicodélico con tintes de pop alternativo, así como dos voces constantes y amónicas, consiguieron rápido la atención de quienes iban llegando. Su creatividad y talento se hicieron notables incluso con canciones con una sola línea de letra repetida durante cuatro minutos seguidos como Scarlett.
Llegó el turno de los Pains, que tuvieron que hacer un soundcheck rápido y tímido en el intermedio. El concierto empezó con tranquilidad por ambas partes, parece que tanto el grupo como la audiencia necesitaban su tiempo para acomodarse los unos a los otros. Pero no duró mucho. Ya se apreciaba cabezas asintiendo al ritmo de Anymore, para When I dance with you a nadie le importaba ya quién los veía bailando, ni cómo, y cuando llegó Young adult fiction, se notó la felicidad de los fans más antiguos. La primera parte del concierto cerró con Belong, de su segundo disco. Pero Kip Berman, el único integrante de la formación original, volvió al escenario después de pocos minutos para deleitarnos con una canción en acústico, y reuniéndose luego con el resto nos dio un final emotivo con canciones míticas.
El grupo, sin demasiada interacción y esa escueta prueba de sonido, consiguió emocionar a una audiencia que al comenzar parecía que sólo venía a presenciar la música más que a disfrutarla, con una notable preferencia por las canciones más antiguas. Y esa preferencia no es de extrañar. Nacieron en 2007 y se popularizaron sobre 2009.
Entonces, los niños de los noventa empezaban a mojar los pies en su futuro adulto, a experimentar amoríos, desamoríos y tendencias sexuales, y a formar su gusto por un indie que tomaba fuerza. Puedo imaginar que sus clásicos están asociados para más de uno a cosas como “cuando María me rompió el corazón” o “cuando no conseguí entrar en la facultad de arquitectura”. No, no es de extrañar que con la llegada de The Pains la sala también haya tenido que abrir las puertas a esta generación.
Autores de este artículo
Nadia Dubikin
Aitor Rodero
Antes era actor, me subía a un escenario, actuaba y, de vez en cuando, me hacían fotos. Un día decidí bajarme, coger una cámara, girar 180º y convertirme en la persona que fotografiaba a los que estaban encima del escenario.